Un ciclón deja en estado crítico al Valencia

Mil avisos no bastaron y cuando eso sucede es porque un equipo ha entrado en colapso físico y mental. Al Valencia le persiguen las lesiones y le atormentan sus incomprensibles errores. Todo en uno. En San Siro, que seguirá debiéndole más de una al conjunto blanquinegro, el Atalanta demostró un nivel superior de confianza y eso le alcanzó para completar su misión y dejar al Valencia en estado crítico antes de la vuelta. Los cuartos de final de la Champions se han convertido en un imposible. Y si hay algún atisbo de esperanza es únicamente por una cuestión de tiempo, esas tres semanas hasta la visita a Mestalla del Atalanta como asidero de la fe valencianista. Hoy por hoy, el equipo de Celades no puede hacer frente al inesperado protagonista de esta Liga de Campeones. No mientras continúe desatada la hemorragia defensiva. Es la realidad.

Salía con rabia el Valencia de Milán porque su clasificación para octavos fue brillante y de esos momentos en Londres o Ámsterdam apenas queda nada. En dos grandes escenarios y contra todo pronóstico sí se hizo contestatario el conjunto blanquinegro hasta apear al Ajax del torneo sobre la bocina. El pasaporte a la siguiente fase, un lujo ganado a pulso, está a centímetros de capitular. La defensa del Valencia en San Siro fue inadmisible y el ataque, una sucesión de oportunidades falladas que espolearon al Atalanta, agradecido de poder exprimir su innegable aptitud en lo ofensivo sin pagar las consecuencias de una defensa, por momentos, de mantequilla. Estaba previsto el ida y vuelta pero los italianos acertaron y el Valencia, no.

Con todo en la balanza, Gian Piero Gasperini es un dios entre los hombres para la gente de Bérgamo. Se anuncia el nombre por megafonía y revienta San Siro. Su Atalanta disfruta de buenos futbolistas sin grandes nombres, una fantástica fórmula para crecer, 'piano piano', en Italia y Europa. Gasperini trajo el gen competitivo a una plantilla que ahora mismo le seguiría hasta un precipicio si fuera necesario. El arranque lo demostró. Un concienzudo estudio sobre el Valencia, atosigando a Diakhaby en cuanto el francés tocaba el esférico y los centrales atrevidos para quebrar la línea: una vez superado Kondogbia, el mundo era más sencillo para Ilicic y compañía. Pasalic tuvo la primera oportunidad importante del encuentro, pero Jaume voló para arruinarle el gol.

A Celades, más comedido que Gasperini ante el micrófono y ligeramente picado en el orgullo por la sonrisa del Atalanta cuando el sorteo le deparó el Valencia, intentó contrarrestar el vendaval ofensivo de los italianos subiendo hasta el área rival la primera línea. En la virtud estaba la penitencia, porque el empuje de Maxi, Ferran, Guedes y Soler desprotegía el centro del campo. 'Papu' Gómez, 163 centímetros de talento y control, gobernó el juego desde el pitido inicial. Y fue por el argentino que el Valencia recibiría el golpe de Hateboer. Reculó la defensa blanquinegra (y eso que Celades admitió en la previa haber trabajado el asunto) y Papu se metió hasta la cocina para dar con la parsimonia de los centrales y el despiste de Gayà. El equipo de los 63 goles en el Calcio justificaba su fama escarbando en los problemas habituales del Valencia. En cualquier caso, si el partido era a 180 minutos, la situación pedía a gritos sangre fría y calma.

En ese tránsito Guedes las quiso todas aunque eligiera mal, esencialmente tras una brillante asistencia de Gayà que el portugués mandó fuera con la zurda. Kondogbia, que ya había dado un paso al frente contra el Atlético de Madrid, era en San Siro el colmillo y la competitividad del Valencia. El ancla. Parejo lleva un mes desaparecido y el francés se multiplicaba para que, al menos ante el Atalanta, se percibiera lo menos posible. Ferran Torres demostró que el equipo de Bérgamo no es ni mucho menos infalible en defensa con un latigazo que rechazó la madera. Ahí igualó fuerzas el Valencia, más seguro de sí mismo sobre un verde que tenía casi tanto de verde como de marrón. Y aún así, otro mazazo. El de Ilicic, azote de Gayà y Mangala y cuyo disparo al fondo de la red encontró una insuficiente resistencia por parte de Jaume. El segundo del Atalanta noqueó al Valencia. ¿Qué hacer? ¿Arriesgarse o frenar? Gasperini lo tuvo claro, Celades no.

'Papu' Gómez pudo marcar el tercero nada más empezar la segunda mitad y Carlos Soler, recortar diferencias. Sin descanso. A los italianos se les iba consumiendo la gasolina y los espacios crecían para uno y otro equipo. El mal para el Valencia es que recibir otro era una tragedia. Y sucedió por la enésima defensa reculando. Freuler provocando la estatua de Jaume antes de que Maxi Gómez fallara un tiro a bocajarro, a tan sólo dos metros de Gollini. Ni eso. La desesperación era absoluta y el VAR concedió además el cuarto del Atalanta (de nuevo Hateboer). El único que acertó con la portería contraria fue Cheryshev, que en tres minutos en el campo marcó uno y estuvo cerca de hacer otro. El marcador dijo un 4-1, pero pudo ser un 6-3, un 5-2... Así es imposible. La Champions se esfuma.