Valencia CF: gigantesco Mamardashvili ante el Athletic

Cuando se junta el hambre y las ganas de comer sale el partido de San Mamés. Pelea, vigor, encontronazos, piques, faltas y poco juego.

El georgiano mató el debate con Cillessen. El neerlandés ya puede ir buscándose equipo. Mamardashvili tapó todo, hasta las carencias de este Valencia con muchos jugadores «sin nivel Valencia», como así los definió Bordalás. Por cierto, el que acierte una alineación del alicantino tiene premio. Mantuvo el esquema de cinco defensas, pero situó a un lateral como Foulquier junto a Paulista y Alderete, y envió a un central como Diakhaby para suplir a Guillamón como mediocentro. Al francés lo rodeó con Ilaix, Soler y Yunus, con Maxi solo arriba. Maneras de entrenador. Le valió para aguantar el resultado y conseguir un empate que no le vale para nada. Para subsistir una semana más. Nos quedan tres jornadas de aguantarnos, ha venido a decir el entrenador en la previa de este choque. La primera vez que Bordalás ya no se ha podido reprimir. Con estos futbolistas puedes optar a empatar en San Mamés y a pulular por la zona templada de la clasificación. También llegar a una final de Copa del Rey y poder ganarla. Se le debió olvidar.

Pese a la lectura táctica del choque, todo pudo variar si el árbitro se hubiera atrevido a sacar una roja a Yeray en el minuto ocho cuando Maxi encaraba a Unai Simón. Debió advertir que había demasiada gente alrededor. Quién sabe. La falta la sacó Carlos Soler en el único tiro a puerta de toda la primera parte. A partir de ahí el juego se embarulló, empezaron las faltas y el partido casi ni se disputó. En los momentos que sí corrió el balón, Williams tuvo una que tocó con la puntera ante la duda en la salida de Mamardashvili. Justo un momento antes el georgiano también había titubeado en un balón a media altura. Tras estas acciones nadie aventuraba lo que salvaría en la segunda mitad. Ya casi de camino al vestuario se lesionó Gabriel Paulista. Salió Guillamón y Bordalás devolvió a Diakhaby al centro de la defensa.

En los minutos de descanso no hubo ninguna genialidad de entrenador. Todo siguió en la misma normalidad. Pelea por cada balón, por cada espacio. Un encuentro intenso. Hasta que un compañero lanzó un balón al espacia a Iñaki Williams para que encarara a Mamardashvili, que sacó el balón por abajo. Bordalás veía el panorama y buscó dar un vuelco con la salida de Guedes. También de Racic. Y la gran ocasión del Valencia (la única) no fue del portugués, sí del serbio, en un cabezazo que salió rozando el palo. Guedes hizo una de la suyas, un disparo fuerte desde fuera del área a ver si había suerte.

El Athletic, que se jugaba más que el Valencia en busca de una opción europea, fue ganando espacio. Metro a metro fue acercándose al área y las ocasiones aparecían. Las mejores las dispuso en los minutos de prolongación. Otra vez Iñaki Williams. En este caso en un cabezazo espectacular que recibió la mejor respuesta de Mamardashvili. Paradón. Y ya en el minuto 95 era Villalibre el que evitaba al portero georgiano, pero el balón golpeaba en el larguero. Así se contó la historia de un partido que ya hemos visto en numerosas ocasiones esta temporada. Demasiadas. Escasez de fútbol. Pocas ocasiones y ningún gol. Un juego poco agradable que, además, tampoco ha dado los frutos deseados. Porque este Valencia ha sido fiel a la zona Meriton, que es deambular en tierra de nadie. Lo siguiente será el quehacer soterrado para ver qué equipo aparece en el futuro. Si con jugadores «nivel Valencia», si con Bordalás en el banquillo o si con otro terremoto provocado desde Singapur. Imprevisible.

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