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Jugadores y cuerpo técnico del Valencia celebran la victoria. EFE

El Valencia vuelve a la vida

Un golazo de Ferran Torres activa una remontada heroica en Balaídos

Sábado, 19 de enero 2019

El RC Celta de Vigo recibe al Valencia CF en el partido correspondiente a la jornada 20 de LaLiga, a las 20:45 horas en Balaídos.

Con 23 puntos y una leve mejora en el juego que los ha llevado a cuartos de Copa llega el conjunto blanquinegro a casa del Celta. El equipo necesita victorias como el aire, acercarse a Europa y alejarse del descenso.

Once de Marcelino García Toral: Neto, Piccini, Garay, Paulista, Gayà, Carlos Soler, Coquelin, Parejo, Cheryshev, Rodrigo y Santi Mina.

Once del técnico local, Miguel Cardoso: Rubén, Hugo Mallo, Roncaglia, Araujo, Juncà, Lobotka, Jozabed, Boufal, Brais Méndez, Sisto y Maxi Gómez.

Sigue minuto a minuto el partido de Liga en lasprovincias.es.

LA PREVIA de Toni Calero

El Valencia resopló de alivio en la segunda mitad contra el Sporting de Gijón. Por fin el equipo liberado de sus temores y la confianza necesaria para atacar sin descanso al rival hasta hallar la fórmula de los goles. Se reivindicó Santi Mina, con un doblete marca de la casa, pero también un equipo muy necesitado de alegrías y fluidez en el juego. Esa versión arrolladora del Valencia, con los jovencísimos Ferran Torres y Kang In Lee brillando en los costados, se produjo contra un Segunda repleto de suplentes, así que esta noche en el frío Balaídos tiene la obligación el conjunto blanquinegro de demostrar que la mejoría no es un flor de un día y ese punto de inflexión tan cacareado por Marcelino tiene una base sólida sobre la que sustentarse.

El campo del Celta no parece mal sitio para recortar diferencias con Europa. El conjunto vigués no tiene a Iago Aspas, su líder, y la llegada del portugués Miguel Cardoso al banquillo no ha surgido el efecto esperado. Si el Valencia está en problemas (23 puntos), la situación del Celta también se define como crítica. Sin Aspas le cuesta horrores ganar a los gallegos, muy frágiles en defensa -tercer peor equipo de la competición- pese a la dinamita que acumula arriba con Maxi Gómez, Brais Méndez o Boufal, entre otros.

«Llegamos como a cualquier otro partido, con la ilusión de ganar. Venimos de dos buenos partidos consecutivos y dos buenos segundos tiempos, algo que era muy importante para nosotros», arrancó Marcelino, que no se esforzó por esconder los puntos débiles del Celta: «Jugamos contra un equipo que tiene mucha efectividad en ataque pero también mucha dificultad en línea defensiva. Debemos atacar para que sus defensas actúen el mayor número de veces posible. Si somos capaces de generar las ocasiones que solemos hacer fuera de casa, tendremos muchas opciones. Afrontamos el partido con total seguridad de tener argumentos para ganarlo».

El Valencia viene de la pírrica victoria contra el Huesca en Mestalla y el tropiezo -inmerecido- frente al Valladolid. Un resultado que no empaña, según Marcelino, «el compromiso alto del equipo y el nivel de trabajo y confianza progresivo». Continúan de baja dos futbolistas de primer orden como Gonçalo Guedes y Geoffrey Kondogbia, pero recupera Marcelino a Cristiano Piccini, que ha superado unas molestias físicas y viajó ayer a Vigo con el resto de sus compañeros. En Valencia se quedó Michy Batshuayi, pendiente de que su futuro se resuelva pronto, y un Ruben Vezo ausente de la lista por decisión del entrenador.

Paciencia con los jóvenes

En los períodos de crisis emergen, casi siempre, talentos jóvenes, y en estas semanas de lesiones y calendario comprimido se ha asentado la figura de Kang In Lee, de nuevo en la convocatoria del primer equipo. Ayer, Marcelino aprovechó una pregunta sobre Ferran Torres para pedir calma con los chavales de la plantilla. «Ferran necesita, como Kang In, dar pasos cortos y seguros. Sería un atrevimiento descargar mucha responsabilidad sobre los jóvenes. Debemos ayudarles entre todos para que crezcan».

Personalizando en la figura de Ferran, que hizo una segunda mitad brillante ante el Sporting gol incluido, Marcelino dijo: «Hizo 45 minutos extraordinarios y para él va a suponer un aumento de la autoestima. Para el club y el cuerpo técnico es una satisfacción, todos disfrutamos cuando un futbolista juega así. Tenemos que ser conscientes de la situación y no querer generar una estrella por un partido porque seguro le perjudicaría más de lo que le ayudaría. Ferran tiene grandes condiciones y dando pasos firmes, le podemos ayudar a que se convierta en un futbolista importante en el Valencia, algo que no es fácil».

En principio, el extremo de Foios partirá hoy desde el banquillo porque Denis Cheryshev apunta al once en una banda izquierda que compartirá con Gayà. El resto del equipo está claro y la única duda es si Marcelino apostará por darle el carril derecho a Piccini o bien apuesta por Wass, que vuelve a la que fue su casa hasta el pasado verano. Con todo, el Valencia necesita sí o sí el triunfo porque arranca la jornada tan sólo cuatro puntos por encima de la zona de descenso.

El Celta, por su parte, acumula cuatro jornadas sin ganar (un empate, tres derrotas) y Balaídos reclama desde hace tiempo mucho más de su equipo. Cardoso, que quiere para su equipo «la misma actitud de los pescadores de Vigo» padece las bajas de Aspas y Okay Yokuslu.

Qué prefieres, el fútbol del Celta de Mostovoi o los títulos del Dépor? La discusión, real, con un bocata en una mano y un quinto de cerveza en la otra, discurrió acalorada entre dos seguidores celtiñas antes de entrar a Balaídos. Tras varias dentelladas furiosas a la vianda, el 'romántico' claudicó. El drama esta temporada del Valencia es que ni juega como aquel equipo de Silva y Villa ni tiene la pegada del de Albelda y Baraja. El deporte moderno no deja prisioneros. Quema la hierba. El que no despierta está muerto. Los de Marcelino lo estaban en Vigo en los 70 primeros minutos... hasta que Ferran hizo saltar la llama. La chispa de la vida. La magia que quema a todos los fantasmas. En tierra de queimadas y de meigas no existe mejor símbolo. El giro de la bota del de Foios, para marcar con el exterior, despertó al Valencia del letargo. Del colapso. De esa magia nació, doce minutos después, una de esas jugadas que marcan un punto de inflexión. Parejo se puso, al fin, el disfraz de Parejo, habilitó a Gameiro y el francés asistió a Rodrigo para que el 19, al fin, rompiera la red. Grito de rabia, desgarrador, del delantero y éxtasis en el banquillo visitante. Acabaron todos fundidos en una piña. Así de sencillo, y de complicado, es el fútbol. Una chispa para fundir el hielo.

En una Liga enloquecida, el Valencia pasó en unos minutos de mirar con angustia a la zona de descenso a dormir en la séptima plaza y a siete puntos de la Champions . Volver a la vida después de burlar a la muerte. Con un hilo de esperanza y haciendo bueno el despertar ganador ante el Sporting en Copa. Eso sí, hará bien el Valencia en no olvidar lo ocurrido en Balaídos antes del golazo de Ferran, por mucho que los jugadores besaran el césped buscando la santidad tras acabar el partido. Quién sabe si Balaídos es para Marcelino el Montjuic de Benítez o el Anoeta de Ranieri. Eso sólo se sabrá con el paso de las semanas.

Un gol de Araujo en el minuto 40 simbolizó el golpe en el mentón en la primera parte. No es ninguna excusa. Al revés, es un agravante. La versión liguera del Valencia ha pasado de ser frágil a, sencillamente, ser de cristal. Como los huesos del villano que interpreta Samuel L. Jackson en Glass, la última maravilla de Shyamalan. El espejo de los valencianista saltó en añicos tras no aprovechar las contadas ocasiones previas al gol del Celta. En la segunda parte los cristales parecían descompuestos, sin que nadie encontrara el pegamento para arreglar el destrozo, hasta que Marcelino dio entrada a Ferran Torres y Gameiro por Carlos Soler y Cherishev en el minuto 55 y el cuento comenzó a cambiar. Los cristales volvieron al marco. Impolutos tras dos golazos. Así es el fútbol.

La noche había comenzado con pulcritud en el traje. La presión alta de Santi Mina y Rodrigo en los dos primeros minutos certificaron los deberes que Marcelino García Toral expresó en la previa del partido, intentar buscar las cosquillas a la defensa del Celta. El problema para el Valencia, una vez más, es que se quedó en la clase teórica y en un intento de práctica. El remate arriba de Rodrigo tras un pase atrás de Cheryshev y otro más de Rodrigo, en el 23, que se estrelló en la espalda de un defensa tras una buena conducción de Mina, fueron los avisos de que la primera parte iba a llevar a los valencianistas, lamentablemente, a lugares comunes. Demasiado.

Con el Celta despertando del letargo, los visitantes necesitaban como el comer un gol que hiciera saltar por los aires todos los complejos. Nada, otro cabezazo contra la pared. Rodrigo asistió por la derecha a Carlos Soler, que le pegó con el alma. El balón, que se fue abriendo, impactó de forma violenta en los puños de Rubén Blanco. Tres minutos después, Sisto probó los guantes de Neto. El brasileño volvió a exhibirse menos de 200 segundos después para despejar un trallazo de Boufal, tras caída de Coquelin, que Balaídos ya cantaba como gol. Daba igual, se olía en el ambiente que iba a volver a suceder. Y sucedió. En el córner posterior Araujo se adelantó a Paulista para marcar el primer en la gélida noche de Vigo. Más frío se quedó el Valencia, helado hasta el descanso. En el gafe sin fin, Santi Mina estrelló contra Blanco un remate a bocajarro en el último segundo. Sí, fue fuera de juego... pero en el caso de haber sido válida la jugada el disparo al muñeco hubiera sido el mismo. Lugares comunes, otra vez.

Esa zozobra, la de no marcar pese a tener ocasiones, siguió martirizando la cabeza de los jugadores de Marcelino en el arranque del segundo tiempo. Las sensaciones sobre el césped no eran las mejores, con las pérdidas de balón que impidieron a los de Mestalla no tener continuidad en el centro del campo. Llegó en ese momento la clave del partido, en paralelo a la entrada de los refrescos que cambiaron la mentalidad de los visitantes. El Celta no mató al rival herido. Especuló y lo acabó pagando caro. Antes del primer zarpazo de Ferran, los gallegos tan sólo lo intentaron con un disparo de Brais. En la grada celtiña también se vaticinaba lo peor, puesto que los cuatro partidos sin ganar del conjunto de Vigo llegaron por no saber matar a los rivales cuando tenían la mano de la partida sobre la mesa. De nuevo los fantasmas, esta vez cambiando la camiseta. Cuando quiso despertar ya era tarde... los cristales del Valencia ya no eran añicos en la hierba. Relucían de nuevo.

Merece la pena volver al instante final. Muy pocas veces se ve una catarsis colectiva de un equipo grande, el Valencia lo es pese a que está sufriendo más de la cuenta la temporada en la que cumple cien años, celebrar una de esas victorias que simbolizan un giro de guión. Desde anoche, la cuerda de Meriton que sostiene a Marcelino aprieta un poco menos. Gracias a la magia de Ferran.

RC Celta de Vigo

Rubén Blanco; Hugo Mallo, Roncaglia, Araujo, Juncá; Jozabed, Lobotka; Pione Sisto (Hjulsager, m.81), Brais Méndez, Boufal (Emre Mor, m.70); y Maxi Gómez

1

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2

Valencia CF

Neto; Piccini, Garay, Gabriel Paulista, Gayá; Carlos Soler (Ferrán, m.61), Parejo, Coquelin (Wass, m.78), Cheryshev (Gameiro, m.61); Santi Mina y Rodrigo

  • GOLES: 1-0, m.40: Araujo; 1-1, m.71: Ferrán; 1-2, m.84: Rodrigo

  • ÁRBITRO: González González (colegio castellano-leonés). Amonestó a Jozabed, Brais Méndez y Hugo Mallo, por parte del Celta de Vigo, y a Carlos Soler y Gabriel Paulista por parte del Valencia

  • INCIDENCIAS: Encuentro correspondiente a la vigésima jornada de LaLiga Santander disputado en el estadio municipal de Balaídos ante 15.688 espectadores. Antes del choque se guardó un minuto de silencio en memoria de Manuel de Castro García y Luciano Miranda «Marcial»

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