La condena de una primera parte horrorosa

Sin paños calientes. El Valencia de la primera parte es candidato al descenso a Segunda. Gracias Meriton. El Elche, que empezó a entrenarse hace cuatro días, novato en la categoría y con 14 jugadores nuevos, ridiculizó al conjunto de Mestalla. Le llamamos Valencia porque tiene el escudo que lo identifica y porque viste de naranja pero jamás una plantilla así podría conformar el Valencia. Unos minutos indignos. Más de cien años de historia arrastrados por un máximo accionista que no le dio la gana contentar a Javi Gracia. Hablan de que quieren desmantelar el club para marcharse. Lo van a dejar todo como un solar. Ni estadio nuevo ni reducción de deuda ni nada de nada. Y, sobre todo, ni equipo. Esto ya empieza a ser peligroso. No es un tropezón, o dos, es demasiado tiempo de un conjunto plano, condenado por una fase inicial en la que ni atacó ni defendió. Se mostró carente de talento para dar tres pases seguidos. Mejoró en la segunda fase, qué menos, pero no le valió para conseguir ni un punto. El Valencia acumula tres derrotas en cuatro desplazamientos. Caída libre.

Carlos Soler admitió que al inicio al equipo le faltó ganas. Esto es inadmisible. No presionaba y perdía todos los duelos. Sin intensidad. Los jugadores se piensan que esto es un juego. Lo peor es que no es la primera vez. Algo de culpa tendrá Javi Gracia. El técnico arregló el desastre en el descanso y con los cambios, pero no debe permitir que se salga al campo a pasearse. Porque si se te cae la calidad de las botas, te puedes permitir unos minutos tontos. Pero este conjunto es más que limitado y sin casta no se va a ningún lado. Bueno, sí, al pozo.

El Valencia encajó el quinto gol en siete jornadas antes del minuto 20. Así es imposible. Denota una falta de atención tremenda. Josan, carrilero derecho del Elche, vio cómo Lato y Gayà ejercían de todo menos de defensas y con toda comodidad lanzó un disparo cruzado al que no llegó Jaume. El entrenador del Valencia se ahuecaba el nudo de la corbata. Muy gráfico de lo que sucedía en el campo. El conjunto ilicitano dominaba, por momentos tocaba el balón como el Barça de Guardiola. No había rival, así cualquiera. Parecía Navidad, con regalos para todos. Fidel, que es agradecido, cogió el balón en la frontal del área y, como nadie le presionó, disparó para anotar el segundo en el minuto 37. El Valencia se desangraba y hubo que esperar tres minutos para ver la primera ocasión del conjunto de Mestalla. Una falta lanzada por Carlos Soler que se marchó alta fue la única ocasión en que el Valencia se acercó a la portería de Badía. Más pobre imposible.

En el descanso debió haber una 'gracianina'. El navarro sacó el carácter para sonrojar la cara de sus jugadores. Porque el tono de la segunda mitad fue diametralmente diferente. El cielo y la tierra. Al menos los jugadores corrieron, lucharon y honraron a la entidad. Pero es un Valencia tan limitado que no le llega para ganar a uno de los conjuntos candidato, a priori, a pelear por continuar en la categoría. A ver si van a ser los blanquinegros los que sufren. A este ritmo todo puede pasar. Porque brotes verdes en la segunda parte los hubo, pero sin colmillo es complicado. Se echó de menos a Maxi Gómez.

Al poco de salir del vestuario un centro de Yunus desde la banda derecha encontró un remate a bocajarro de Gayà, pero desvió el balón el portero. Cuando tomaba la pelota el Elche ahora sí se veía a dos o tres jugadores presionando. El conjunto de Jorge Almirón pasaba de ser el Barça de Guardiola a ese equipo novato en la categoría. Sufría mucho ante el empuje valencianista, que acumulaba un revés con la lesión de Diakhaby. Por fin Thierry Correia justificaba el dineral que costó. Una temporada después, pero más vale tarde que nunca. Convirtió su zona en una autopista, con centros al área con calidad. Y si se llegaba por las bandas, también por el centro. Gabriel Paulista lo probaba en un duro lanzamiento desde la frontal del área. Lo desbarataba el guardameta ilicitano. El lateral portugués, desatado por momentos, también se atrevió a probar suerte. Su disparo salió rozando el poste. En la siguiente acción sí se acertó. Lo hizo Lato, quizá el que menos se esperaba. El gol daba opciones al Valencia, que había mejorado mucho con la entrada en el campo de Kang In y de Manu Vallejo. Uno con calidad para mover el balón y el otro, ratonero él, para incordiar en el ataque. Tanto que en una acción del andaluz casi llegó el empate. Se lanzó al suelo para golpear el balón, que se marchaba hacia el interior de la portería, pero un defensa lo sacó casi en la misma línea. Era un asedio, que tuvo su última opción clara con una falta en la frontal del área lanzada por Kang In -pudo hacerlo porque Gayà ya había sido sustituido-, pero el balón se marchó alto. De ahí hasta el final fue un quiero y no puedo. Acciones deslabazadas. Al final, derrota en Elche, donde nadie esperaba a inicio de temporada. Pero con esta plantilla ya todo puede pasar y en cualquier sitio. Y ahora llega el Getafe y luego el Real Madrid. Peligro. Este Valencia asusta.