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La intrascendencia, bien sobrellevada, genera una oportunidad. La ocasión de adelantar el futuro, aprovechar el tiempo extra de entreguerras para planificar. Quedar entre el 10 y el 13, más allá del pellizco económico, es un objetivo raquítico para un club como el Valencia. Ganar en Cornellà, pues, no habría maquillado una temporada anodina, donde se hizo un all in a la final de Copa. Lo de Cornellà y lo de la semana que viene en Mestalla no puede considerarse partido, pero al menos el de este sábado tampoco se convirtió en una pachanga. Con ambos equipos deseando que acabe la temporada y sumidos en la incertidumbre generada por el capricho de sus máximos accionistas, lo que pudo servir como banco de pruebas se convirtió en un producto de difícil definición. Sólo los más futboleros quizás lo aprovecharon para pasar el rato, si es que no cayeron en la cuenta que a la misma hora se estaba jugando la final de la FA Cup.
Wembley fue La Cartuja del Chelsea, otro club golpeado por temas accionariales, en este caso con el conflicto bélico en Ucrania como telón de fondo. Quien fue a la guerra en Cornellà fue Maxi Gómez. El uruguayo fue sin duda el que más lo intentó. Marcos André, otro que necesita maquillar una mala temporada, fue su compañero de baile en el ataque. El brasileño empezó muy bien, activo y siempre en línea de remate, pero acabó diluyéndose. La mayor inversión del pasado verano de momento es un fiasco. Imposible, salvo sorpresa, sacarle una rentabilidad que sí se buscará con el ex delantero del Celta. Por mucho que siga necesitando demasiado para encontrar portería y, si lo logra, lo haga en semifallo, que fue como batió a Diego López.
Bordalás mantuvo el dibujo que ha repetido casi toda la temporada. Con tres centrales y carrileros hay futbolistas que son felices, como Gayà y Thierry, que se marcó un partidazo. El portugués dio la asistencia del tanto y pudo marcar ya en la segunda parte, en un error garrafal de la defensa del Espanyol. Eso sucedió muchos minutos después de un primer acto desenfadado, por momentos hasta divertido. Comert dio el susto con un golpe tan alarmante como fortuito con Diego López. Casi en el intermedio causó estupor con un error grosero que permitió a De Tomás marcar el 1-1 que al final sería definitivo. Si bien la inversión fue casi anecdótica, no hay que ser adivino para concluir que, de momento, el central es del grupo que no alcanza el 'nivel Valencia' al que alude Bordalás.
Comert sabe que debe ganarse un sitio, aquí o donde sea. Apretó los dientes y aguantó el dolor, pero al final tuvo que pedir el cambio echándose mano al hombro. Bordalás lo sustituyó por Yunus y cambió a defensa de cuatro. Después sacó a Guedes, a Cheryshev y a Bryan Gil. Futbolistas en diferente situación contractual, pero todos ellos con un futuro lejos de Mestalla. Sólo al final el alicantino dio minutos al canterano Mario Domínguez.
En sala de prensa el entrenador lanzó otro dardo cuando se le preguntó por Alderete. «Decidirá el club» fue una secuela del «yo no sabía nada» con motivo del fichaje de Hugo Duro. Si se quiere hilar fino, chavales como Santiago, Mosquera o Koba, necesitados de minutos, fueron a Cornellà de paseo. Quizás con su futuro más definido, Bordalás habría querido verles en acción por delante de futbolistas que sabe que no van a seguir.
Pero este es el Valencia a mediados de mayo de 2022: otra primavera sin entrenador o con uno cabreado. A estas alturas cualquier indicativo invita a concluir que si la relación se alarga, será de conveniencia. Y esas situaciones no suelen acabar como una luna de miel. Tampoco se celebrará ninguna fiesta el próximo fin de semana en Mestalla, durante el partido contra el Celta.
¿Pero hay partido? ¿O es pachanga? El gen Bordalás impidió que el Valencia propusiera lo segundo tras el descanso. Con el Espanyol cansado, De Tomás pensando en el futuro y Puado ya sustituido, los blanquinegros dominaron pero sin demasiadas ocasiones claras. La mejor, la de Thierry y por un fallo grosero de la zaga rival. David López también tuvo una para los locales que sirvió para que, quizás sobreactuando, se luciera Cillessen.
Definitivamente, cuando antes acabe la temporada, mejor para este Valencia. Casi al final, el chaval Mario, que entró por Maxi, se disfrazó del uruguayo y tras un leve contacto buscó el penalti. A estas alturas tampoco se puede esperar ningún regalo desde el VAR. Queda una semana para las vacaciones. Y para empezar a tomar decisiones.
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