Inaceptable Paulista

Ni él ni nadie, pero el técnico es quien podrá poner coto a estas gracietas. Con nueve finalizó el choque el Valencia en un encuentro que ya hemos visto esta temporada, que ya ha sufrido el valencianismo. Porque este conjunto pocas alegrías concede. Sufrir y sufrir. El problema es que siempre le sobran minutos. Es incapaz de aguantar hasta el final. Unas veces porque se queda seco y otras porque hay futbolistas que se borran. Y de nuevo un centro lateral que acaba en gol. Ocurrió en dos ocasiones en Girona (en ambas ganándole Stuani la espalda a Mosquera) y pasó anoche con un cabezazo de Borja Mayoral con el marcaje del central valenciansita a casi un metro. Vamos, más solo que la una. Fácil. Ni Mamardashvili, un gigante que evitó una marcador más contundente, pudo evitar la tragedia. Pero hay más situaciones calcadas a choque previos. Ni un solo tiro a puerta. Cero. Lo mismo que ante el Celta en Mestalla y en Arosa, al menos, hubo dos acciones que acabaron entre los tres palos, una de ellas el gol de Yaremchuk. Así es imposible. No vale jugar para no perder. El Valencia debe salir a por la victoria siempre.

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Lourdes Martí

Bordalás durmió anoche a pierna suelta. Se plasmó sobre el terreno de juego todo lo que planeó el técnico del Getafe. Su partido perfecto. Una presión irrespirable cada vez que el Valencia tomaba el balón que propiciaba robos continuos. Los de Baraja eran incapaces de dar tres pases seguidos. Con despejar el balón le valía. Estas situaciones dejaban imágenes poco edificantes, como hasta seis o siete cabezazos seguidos en la misma jugada porque eran incapaces de bajar la pelota y darle sentido al juego. A la media hora de choque nadie se había acercado a la otra portería. Todo era competir por ver quién era más fuerte en el centro del campo. Pero al Valencia se le notaba muy incómodo. Pepelu mantenía la posición pero empieza a lucir soledad cada partido. Javi Guerra se ha ido diluyendo conforme pasa el tiempo. Su nivel de influencia en el juego es nulo. Ni crea ocasiones ni las acaba. Esa facilidad para acercarse al área y anotar se quedó en la pasada campaña. Es el momento de analizar qué le pasa. Y el futbolista remata la faena con una expulsión inadmisible.

Un partido gélido (cuatro grados en Getafe) que se achicharró al momento. Manotazo de Gabriel Paulista. Expulsado. El que también se calentó fue Baraja. Con su jugador, por supuesto. Lo demostró con sus gestos en la banda y al acabar en rueda de prensa. Si la ocupación de resguardase atrás era la opción elegida, ahora era obligada. Salió Diakhaby por Fran Pérez. Hugo Duro se quedaba solo arriba. A pelear. Afajarse. A lo suyo. El Getafe, mientras, se lanzó al ataque. Especialmente activo estuvo el británico Greenwood. Enlazaba acciones mientra Yarek se refugiaba como podía. En una de ellas el extremo chutaba a portería, sacaba el balón Mamardashvili y el rechace le caía a Latasa que casi anotaba. Luego llegaba un disparo de Milla e instantes después oficiaba de salvador el guardameta valencianista al sacar el balón al joven Martín cuando se plantó solo ante la portería valencianista. Todo esto pasaba en tres minutos. Era casi un asedio. El Valencia, que no gana fuera de casa desde la primera jornada con aquella victoria ante el Sevilla, salía de su zona en escasas ocasiones. Lo intentó Pepelu de falta y luego con un disparo desde fuera del área. Ninguno tomaba portería. Llegábamos al minuto 80 y el Valencia había sido incapaz de molestar a David Soria. Tampoco lo haría después, la verdad. La estadística marcaba cinco remates a puerta del Getafe por ninguno del Valencia. Pero al menos aguantaba, resistía, sacaba el orgullo. Pero si en Girona se quedó seco a falta de diez minutos, aquí se marchitó cuando restaban tres para el final con otro centro lateral, en este caso de Juan Iglesias, para que Borja Mayoral cabeceara en uno de sus remates más cómodos de la portería, ya que nadie le marcaba. Con el bajón del tanto encajado se pasó al desánimo total por la expulsión de Javi Guerra. Si había alguna esperanza de igualar el choque se alejaba. Otra derrota. Un punto de los últimos doce disputados. Peligro.