Si por mucho madrugar no amanece más temprano, por meter más zagueros en el campo no siempre se defiende mejor. Baraja intuía que sus jugadores podrían diluirse al final («somos muy conscientes de la situación que tenemos», reseñaba el vallisoletano al acabar el partido) y ... convirtió su once en una fortaleza. Pero entre que el equipo se quedó seco a falta de diez minutos para acabar, que ante cualquier golpe la caída es segura, que los cambios pocas veces mejoran lo que hay sobre el césped y que los errores defensivos llegaron en el momento más inoportuno, el desastre se consumó. El Girona, que ya apareció con un once bien arregladito, lo mejoró porque posee fondo de armario.
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Girona FC
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Valencia CF
Sí, el Girona. Un club que se plantó en la élite hace sólo seis años y que toca moqueta al nivel del Real Madrid y el Barcelona. Tras este encuentro, los catalanes doblan en puntos a los valencianistas. Pero aquí seguimos con la misma historia. Corona justificándolo todo. Que tienen una buena plantilla, que están preparados para cuando se pueda a nivel financiero, que no tienen miedo de que algún club venga a por los jóvenes emergentes y más zarandajas. Chau chau. Y Baraja ya es la segunda semana consecutiva que insiste en las «herramientas de las que dispone». El técnico blanquinegro se mantiene contenido, hasta que deje de estarlo. Gattuso también parecía un gatito al inicio y cuando le negaron mejorar el equipo en el mercado de invierno, intuyendo hacia donde se encaminaba –no se equivocó–, decidió pegar el portazo.Así lo quiere Lim y así lo transmite el inefable Corona.
Tras el tanto valencianista, Míchel miró al banquillo. Y sonrió. Stuani y Couto. Al campo. Entre los dos descosieron a un Valencia fatigoso. En esos momentos afloran las debilidades. Las de Foulquier, que pasó de la banda derecha a la izquierda para fortalecerla y justo por ahí llegaron las dos jugadas de los goles del Girona con centros de Couto; las de Yarek, que por momentos le iba viniendo grande la categoría; y las de Mosquera, desnudado por Stuani en los dos remates de gol. La habilidad que te da la veteranía. Estar en el sitio justo mientras el central valencianista llegaba tarde a reaccionar. Y si a eso le sumas que a Gabriel Paulista le pasa el balón por delante y no sabe despejar, pues muerte.
Pese a todo esto, que es mucho, fue una pena porque el Valencia hizo un partido correcto. Defensivamente preciso hasta que se derrumbó. Baraja entendió que no era el día para dominar el balón (ha sido el partido de la temporada con la menor posesión), que había que guarecerse atrás y buscar alguna salida triunfal. Y así ocurrió. Tal cual. Tras una primera parte con escasísimas ocasiones –en el Valencia sólo dos remates de Fran Pérez y Diego López–, en la segunda se cumplió el guión. Antes del tanto de Hugo Duro lo intentó Javi Guerra, que quiso colocar el balón ya dentro del área pero golpeó en un rival, mientras el Girona también daba algún zarpazo con sendos disparos de Aleix García. Con el equipo metido atrás llegó el error grosero de David López que dejó el balón en los pies de Hugo Duro y sólo con Gazzaniga por delante. El valencianista corrió y corrió, con el balón cosido al pie, y cuando se adentró en el área lo picó con su pierna izquierda. Tanto de jugón. Pero el madrileño es la herramienta perfecta para Baraja. Siempre pelea, es insistente, pesado, pica piedra hasta agotarse, pero suele estar donde el equipo lo necesita. Y en ese libreto de esperar atrás y dar algún arañazo cuando se pueda, Hugo Duro es ideal.
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En ese momento, a falta de media hora para el final, llega el momento del entrenador. La ocasión de tomar decisiones. Las correctas, si puede ser. Baraja optó por levantar más el muro. Situó a Diakhaby en el mediocentro junto a Pepelu y tiró a Foulquier a la banda izquierda (partió de inicio como interior derecho) para ocultar los descuidos de Yarek, que sufría y sufría con las acometidas de Savio, que se cambió de banda para aprovecharse del carril. Por cierto, antes de que llegara el desastre Foulquier pudo convertirse en héroe. El más inesperado posible. Tiene de todo menos calidad. En circunstancias normales tendría dificultades para ser titular en la Liga Hypermotion. Pues tuvo un remate a colocar a pase de Javi Guerra que sacó Gazzaniga y luego, más solo que la uno, no acertó a rematar un balón a boca de gol. Quiso rematar con la derecha y finalmente le dio con la izquierda. Un sinsentido. Y llegó el desastre. Míchel ya había situado a Couto en la derecha y a Stuani en punta. El uruguayo tuvo un cabezazo que sacó Mamardashvili sólo dos minutos antes de que un centro de Couto le valiera para anotar el primero. Situado tras Mosquera, se valió de la inacción del valencianista. Todo lo conseguido se licuaba. Vendaval del Girona. Velocidad, pases con sentido y remate. La perfección. El segundo gol fue calcado al primero. Otra vez Couto aprovecha que la banda izquierda valencianista era un flan para centrar, Paulista no despeja, Mosquera se queda mirando y Stuani acierta. Aún pudo ampliarse el marcador pero el tercer tanto de los catalanes se anuló minutos después tras comprobar el VAR que había fuera de juego. Baraja sacó a Jesús Vázquez tras su problema neuromotor pero el mal ya estaba hecho. A seguir remando, que diría Emery.
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