Y ahora, ¡aúpa Athletic!

La primera parte del Valencia fue mala. Muy mala. Algo ya habitual lejos de Mestalla. El Granada jugó a lo que quiso y sólo se salvaron los de Baraja porque los nazaríes tienen la puntería mal calibrada. Básicamente, si el rival hubiese sido otro que no está como está el Granada, el Valencia se hubiese ido al descanso con dos o tres en cajados. El primer aviso, al cuarto de hora, con un larguerazo de Gumbau, que sacó a relucir su gran disparo lejano de zurda con un trallazo a la cruceta. Poco después, en una transición, Uzuni acabó rematando cruzado raso, y el balón salió rozando el poste. Pero todo vino de una acción en la que Canós fue incapaz de parar a su hombre. No pudo cogerle y hacerle esa falta táctica en la que se asume una amarilla pero se corta la transición. Intentó cazarle con una patada voladora, que de haber impactado, posiblemente hubiese sido roja. Su nivel físico, tras volver de lesión, todavía muy mejorable.

Tuvieron que trabajar a fondo los centrales. Bien Cenk y Mosquera, especialmente el segundo, que estuvo providencial quitándole el balón a Pellistri cuando ya se había plantado cara a cara con un Mamardashvili que no tuvo mucho trabajo más allá de disparos lejanos que detuvo con facilidad para engordar sus ya amplias estadísticas de paradas e intervenciones de mérito. Hasta el minuto 42 tuvo que esperar el valencianismo para ver la primera ocasión ofensiva de su equipo, con una aparición de Thierry en área rival tras cruzarse todo el campo. Su centro, de rabona, un recurso ya habitual en el portugués, fue repelido por la defensa del Granada. Canós cazó el rechace, pero su intento de colocarla en la escuadra se marchó muy alto. No hubo ni tiempo añadido. Hernández Hernández no quería aguantar más esa primera mitad en la que ningún equipo fue capaz de generar un juego continuo y en la que las ocasiones brillaron por su ausencia. Hacían falta cambios.

Y tras la reanudación y unos primeros minutos iniciales del segundo tiempo intrascendentes, Baraja azotó el avispero. Dentro Vázquez y Almeida, fuera Foulquier y Canós. El equipo necesitaba más magia en el centro del campo y el Pipo apostó por dejar el 4-4-2 atrás y optar por un 4-3-3 para tener más presencia sobre el césped. Rápidamente se notó la diferencia. El Valencia empezaba a combinar pases y a poder hacerle cosquillas al Granada. Precisamente de un pase a línea de fondo del luso llegó la ocasión clara de Jesús Vázquez, cuyo remate acabó marchándose a Sierra Nevada por encima de la portería cuando sólo tenía que empujarla. Pero no importó. El Valencia seguía dando pasos al frente y Ricard concedió un córner estúpido cuando el balón salía manso a saque de puerta. Centró Pepelu, el balón fue rechazado por la defensa pero cayó en el área de Almeida. Control de pecho y una semivolea rasa ajustada abajo. Imposible para Batalla. Gol de los que marcan dinámicas. El portugués está de vuelta y vaya forma de hacerlo. Atrás queda su calvario de la lesión de espalda. Falta le hacía al equipo recuperar al luso. Va a tener un papel clave en el tramo final para poder volver a Europa.