El equipo más previsible del mundo

El CD Leganés recibe al Valencia CF en el partido correspondiente a la jornada 25 de LaLiga, a las 12 horas en Butarque.

Once de Marcelino García Toral: Neto, Piccini, Gabriel Paulista, Roncaglia, Gayà, Carlos Soler, Coquelin, Kondogbia, Cheryshev, Rodrigo y Rubén Sobrino.

Once del técnico local, Mauricio Pellegrino: Cuéllar, Nyom, Bustinza, Omeruo, Siovas, Kravets, Vesga, R. Pérez, Óscar, En-Nesyri y Braithwaite.

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La Champions está viva. El Getafe, pico y pala, es el nuevo inquilino de la cuarta plaza pero son muchos los que pelean por esa posición. Entre ellos, el sorprendente Alavés, un Sevilla que ayer se rindió a Messi en el Pizjuán y el Valencia, que cometió casi todos los errores posibles al inicio de la temporada y sin embargo, tiene la opción hoy de ponerse a dos puntos del conjunto de Machín, a priori el gran rival por al acceso directo a la Liga de Campeones. Todavía con resaca de la eliminatoria ante el Celtic de Glasgow y a las puertas de la semifinal copera, los de Marcelino tienen la obligación de tomarse muy en serio el duelo de Butarque, un estadio de hierro que sólo ha visto caer a su Leganés una vez en toda la temporada. Al vestuario valencianista no se le escapa esta circunstancia, capital para afrontar el duelo, porque Pellegrino y sus jugadores fueron capaces de endosarle tres al Betis, ganar al Barça (2-1) o empatar a Atlético, Sevilla o Getafe. De los 29 puntos que los pepineros reúnen en Liga, 20 los consiguieron en casa.

Para asaltar el modesto pero vibrante estadio del Leganés cuenta Marcelino con tres refuerzos de lujo, de esos que dan «aire» a una rotación muy castigada por las estrecheces del calendario. Rodrigo Moreno, Gabriel Paulista y Cristiano Piccini están de vuelta. Y así, por ejemplo, duele menos la importantísima baja de Ezequiel Garay. «Pensamos que los tres están para noventa minutos. Los médicos nos dicen que están bien, han entrenado con normalidad en los últimos días y teniendo en cuenta que algunos futbolistas están muy cargados de partidos, nos dan aire y posibilidades de elección. Cualquiera de ellos puede ser titular contra el Leganés», dijo Marcelino respecto a Paulista (quince días de baja), Piccini (una semana) y Rodrigo, ausente en los últimos tres choques.

El regreso directo del trío obligó a Marcelino a realizar descartes en la convocatoria. Para empezar y por decisión estrictamente técnica, Toni Lato y Kang In Lee, dos jugadores que no logran disfrutar de continuidad. Por descanso se lo va a perder Santi Mina, según explicó el técnico del Valencia. «Es una mezcla de todo», afirmó Marcelino. «Santi viene de un proceso de lesión, una recuperación muy rápida y ha jugado mermado pero por su gran predisposición quiso estar. Sabemos que hasta el siguiente descanso tenemos tres partidos por semana y tomamos esta decisión que creemos es la más correcta», reflexionó el técnico asturiano.

Enfrente, un Leganés que no es del gusto de Quique Setién pero sí agrada a Marcelino. «Respeto mucho cualquier estilo de juego porque la variedad enriquece el fútbol, de otra forma sería muy aburrido. El Leganés es un muy buen equipo porque sabe a lo que juega y hay una importante labor del entrenador. En su idea me parece que hace las cosas muy bien», definió.

El planteamiento de Pellegrino es diáfano: trata de moverse en resultados cortos y siempre desde la fiabilidad defensiva. Así transita su Leganés en una zona relativamente cómoda (29 puntos) gracias, sustancialmente, a su poderío en casa. El conjunto madrileño se comporta como un ejército que ha encontrado en Braithwaite y En-Nesyri a dos artilleros de mucho nivel. Esa dupla lleva poco tiempo compartiendo equipo (el danés llegó en el mercado de invierno) pero se entiende a las mil maravillas y es el sustento ofensivo del Leganés.

Con catorce empates (diecisiete si se tienen en cuenta los dos de Champions y el de Copa contra el Betis) qué se puede esperar de un equipo? Pues eso: que empate. Van quince. Ya puede jugar como los ángeles (no es el caso, al menos ayer); o exprimir el patadón y a ver qué pasa (tampoco es el caso); o ponerse por delante en el marcador y resistir durante 88 minutos; o buscar la heroica derramando hasta el último gramo de esfuerzo... da igual. Al final siempre va a pasar lo que todo el mundo espera: reparto de puntos. Y si no te gusta, pues te callas porque en el último momento en lugar de llevarte la bofetada que le diste tú al principio al rival, casi te clava un puñal para dejarte sin vida. El Valencia sobrevive en medio de una incertidumbre de no saber si le da para llegar de milagro a la Champions, para meterse casi de refilón en la Europa League o para quedarse en zona de resignación. Y lo peor es que se va a pasar todo el año así, sin saber muy bien por qué los rivales, que se suponen que son inferiores, acaban saliendo airosos del intercambio de golpes.

Al Sevilla, por ejemplo, se le viene viendo en las últimas semanas cada vez más apagado. En el Valencia se le toma como la principal referencia y no se dan cuenta en la casa blanquinegra que los andaluces, con todo la flojedad que demuestra en estos dos meses de competición, sigue inalcanzable. Son muchas las oportunidades que está dejando escapar el Valencia de subir los peldaños de tres en tres. Al contrario,

Ayer, por ejemplo, con todo a favor para darse un homenaje liguero e inyectarse toda la moral de cara al duelo de Copa del jueves contra el Betis, el Valencia confundió él solo la fórmula de la victoria. Es verdad que el Leganés apretó, por supuesto, pero con la calidad y el mejor banquillo que tienen los valencianistas, les daba de sobra para haber mantenido ese 0-1 del primer tiempo y hasta para haber buscado algún regalo más. En lugar de eso, el equipo prefirió refugiarse atrás de una manera un tanto infantil. Sólo así se entiende que a dos minutos del final de un partido te pueda sorprender el rival con una contra. Y gracias que a En Nesyri la figura de

Para ser justos con el Valencia, la verdad es que el equipo sí supo maniobrar en un alto porcentaje de tiempo de la primera parte. En esa fase del encuentro, el Leganés fue el que optó por replegar fuerzas y ver de qué forma podía nivelar un partido que se estaba poniendo de color visitante. Desde una óptima global, se podría decir que

Gayà, crecido con ese brazalete de capitán pese a estar

Por eso pasó lo que pasó en la segunda parte. Al Valencia le empezaron a pasar factura seguramente los minutos. Y Pellegrino, igual de inteligente que cuando estaba en Mestalla, le dio un vuelco a la situación. La salida del vestuario tras la reanudación del Leganés ya anticipó que el panorama iba a cambiar de color. Los madrileños adelantaron metros, presionaron arriba y se convirtieron en un 'martillo pilón'. Sin un fútbol de excelencia pero con la confianza de tener un entrenador que los tiene bien aleccionados, el Leganés empezó a cortar las vías de respiración de los valencianistas. Ahí empezó a notarse la ausencia de un tipo como Parejo, que cuando la montaña se empina se echa a la gente a la espalda y sigue escalando. El Valencia buscó refugio demasiado pronto detrás y aunque tuvo alguna bocanada de aire, como la que se inventó

Pasó el descanso y de vuelta a la actividad demostró otra vez osadía el Leganés, buscando generar peligro en los instantes iniciales de la segunda parte. Sin embargo fue algo efervescente y solo quedó como rastro un córner olímpico de Óscar Rodríguez que despejó el arquero.

Apagado el furor, emergieron de nuevo los visitantes con un Piccini desbocado. El italiano firmó primero una cabalgada individual digna de mención pese a que no tuvo consecuencias y acto seguido se vaporizó entre dos zagueros para asistir a Rodrigo, quien se encontró con el palo.

En busca de soluciones decidió Mauricio Pellegrino pasar del 5-3-2 al 4-2-4, retirando a Vesga y a Kravets para dar entrada a El Zhar y Carrillo. Se situó el marroquí en la derecha del ataque y el argentino acompañando a Braithwaite. Por su parte En-Nesyri fue desplazado a la izquierda. Todo o nada con los balones colgados al área como principal recurso.

La sucesión de centros desde los costados en busca de rematador dentro de un área poblada en exceso incomodó al Valencia, quien renunció al ataque y pasó a achicar a fin de no ahogarse con el chaparrón.

Hubo ocasiones, un testarazo de Carrillo que blocó Neto y un disparo de Juanfran tras rechace que impactó en un defensa cuando iba rumbo hacia la portería. Pese a ello daba la sensación de que podían resistir hasta que casi sobre la hora un pase de El Zhar lo conectó Braithwaite. Su primer intento tocó en un rival pero no el segundo, que acabó entrando con suspense.

Y gracias tuvieron que dar los de Marcelino pues En-Nesyri perdonó un mano a mano en el descuento que olía a gol. Hubiera sido la guinda a un enfrentamiento donde el Leganés volvió a demostrar que gran parte de sus opciones de salvación las tiene en su casa.