

Secciones
Servicios
Destacamos
REDACCIÓN
Miércoles, 22 de enero 2020
La hora del campeón. Vuelve la Copa para el Valencia y lo hace con una serie de condicionantes que no hay que perder de vista. Es a partido único –Guadix, Novelda, Lleida...–; contra un viejo conocido como el Logroñés –segunda B–; con el Barça a la vuelta de la esquina –sábado–, y a apenas unos días de que se eche el cierre del mercado de fichajes. Justo el día en el que Rodrigo vuelve a entrenarse con el grupo en la ciudad deportiva de Paterna, desde Barcelona se apunta de nuevo el interés del equipo culé en el delantero. Y aunque ya hay nuevo director deportivo (César Sánchez) al que habrá que escuchar, de todos es sabido que es en Singapur donde se decide cuánto vale y cuándo sale Rodrigo del Valencia. En verano tuvo pie y tres cuartos en el Atlético de Madrid y el viernes de la semana que viene, cuando concluya esta ventana de fichajes, quedará despejado del todo cuál es la voluntad de Lim.
«Rodrigo se ha entrenado hoy con nosotros y avanza en su recuperación, esa es la realidad, lo demás son hipótesis», se limitó a decir ayer Celades, la única voz que por ahora se escucha del Valencia. El técnico no quiere pisar charcos y sólo admite que se intentará «mejorar al equipo pero hasta ahí podemos leer». La búsqueda de un lateral derecho es evidente. Otra cosa es en qué posición quedaría la plantilla –dirección técnica incluida– si al final se abriera la puerta de salida a Rodrigo y Celades se quedara sin un sustituto de sus características.
Y con esa hipótesis, el primer futbolista que se pone a tiro es Paco Alcácer. No es que el valenciano sea un futbolista con las mismas características que el hispano-brasileño –en realidad se parece bien poco– pero su vuelta sería un golpe de efecto importante. Eso sí, puestos a imaginar un regreso de Alcácer es evidente que crearía debate. Hay aficionados que no le perdonan su fichaje por el Barça pero también los hay que le acogerían con los brazos abiertos.
Pensar ahora que Alcácer va a volver a vestir la camiseta blanquinegra es un ejercicio difícil de imaginación por los condicionantes económicos que hay. Deportivamente, el Valencia ya ha mostrado su interés. Otra cosa es cómo arreglar lo del dinero. Si el Dortmund pagó en torno a 26 millones por él, el Valencia no podría hoy por hoy contemplar un pago de esas características. Otra cosa es una cesión y ya veríamos a qué precio y si hay o no cláusula de compra.
De estos vaivenes se suele hablar siempre por estas fechas. A los jugadores, mientras, no les queda otra que llevarlo lo mejor posible. Rodrigo, por ejemplo, ha hablado bastante poco sobre esa extraña situación que le tocó vivir en verano cuando de un día para otro se vio de rojiblanco y al día siguiente de nuevo de blanquinegro.
Celades, en vísperas de este partido contra el Logroñés, habló también de la incorporación de César al club. «Es una suerte por su pasado valencianista y por su capacidad actual. Sabe lo que es estar en este club, es una persona muy querida por el valencianismo y creo que es un acierto», dijo sin especificar las funciones que tendrá: «Lo tiene que decir el presidente. Tiene que explicar las funciones de César y sus quehaceres y lo hará mejor que yo».
El que ha dejado de tener funciones y de trabajar para el Valencia es Domingo Catoira, hasta ahora jefe de ojeadores de la entidad. La llegada de Miguel Ángel Corona para esta función ha provocado el despido de Catoira, un hombre que era de la confianza de Braulio y que reingresó en el club en 2017. Un nuevo 'cadáver' al que se puede incluso sumar alguno más.
Ya está el campeón en octavos. Ojo que esto no ha hecho más que comenzar y de aquí a nada le tocará volver a subir otro peldaño. Hasta las semifinales, que se disputan a doble partido, de momento el camino en Copa va a ser tan inquietante como el capítulo que se vivió anoche en Logroño. Cuando los futbolistas de Celades saltaron al césped de Las Gaunas ya sabían el mal trago que había tenido que pasar, por ejemplo, el Barça en Ibiza. Una seria advertencia la del club de Amadeo Salvo a la que los valencianistas ignoraron. Es lo que tiene esta clase de retos contra equipos que están dos escalones por debajo.
Es verdad que después del gol de Maxi,
La alineación, por ejemplo, es objeto de varias interpretaciones. Lo normal es que con los futbolistas que salieron al césped, el Valencia gane fácil a un Segunda B, por muy líder de su grupo que sea. Pero cuando uno empieza a analizar con cierto detalle lo que pasó sobre el terreno de juego, es cuando empieza a sospechar que en los octavos seguramente ya no volverán a jugar los mismos. Correia, por ejemplo, está para poco en este Valencia. Es increíble que esta promesa portuguesa que costó una docena de millones de euros fuera incapaz de imponerse a un futbolista de 32 años llamado Ñoño que se lo pasó en grande por esa banda mientras el físico le aguantó.
Lo más sorprendente de todo fue el cambio de dibujo de Celades.
El inicio no fue malo, más bien lo contrario. El Valencia iba suelto, engrasado y con ganas de resolver pronto el compromiso.
El tanto sirvió para descolocar al Logroñés en los mejores minutos del Valencia en Las Gaunas.
El problema fue que la reanudación arrancó de manera similar. Un remate en un córner que se marchó ligeramente alto y otra amenaza local provocó que la grada de Las Gaunas creyera que se podía dar la vuelta. El Valencia parecía estar más pendiente de evitar un desliz detrás que de renovar sus ánimos.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Santander, capital de tejedoras
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.