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Imaginen esto sin Baraja. La vida sería una pesadilla continua. Miren la pasada temporada hasta que al Valencia le salvó una aparición mariana. El Gattuso ... valiente jugador mutó en Gattuso cobarde entrenador para huir a su país y tras la transición de Voro hubo que elegir entre varios candidatos. Vicente Moreno o Rubén Baraja. Al valenciano había que pagarle para traerlo y el mito blanquinegro llegaba gratis. Nadie sabrá nunca qué hubiera pasado con el de Massanassa en aquel momento trágico, pero la elección del vallisoletano fue, quizá, la única decisión acertada de Meriton en su desdichada estancia en el Valencia. Porque la sabiduría del técnico ha permitido que el conjunto blanquinegro haya soñado con regresar a Europa cuatro temporadas después a falta de dos partidos de competición. Ha extraído todo el jugo a una plantilla escasa en número y descompensada.
Real Sociedad
Remiro, Odriozola (Traoré, 75'), Le Normand, Pacheco, Tierney (Aramburu, 83'), Turrientes, Merino, Zakharyan (Brais, 60'), Barrenetxea (Becker, 60'), Kubo, André Silva (Oyarzabal, 75').
1
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Valencia CF
Mamardashvili, Thierry (Gayà, 60'), Mosquera, Cenk, Foulquier, Guillamón, Guerra (Canós, 60'), Almeida, Peter (H. González, 71'), Diego López (Amallah, 85') y Yaremchuk (A. Marí, 71').
Gol 1-0, André Silva (3').
Árbitro Soto Grado (Comité riojano). Amonestó a Guillamón y Canós.
Incidencias 25.067 espectadores en el Reale Arena de San Sebastián.
Se arregló a medias en el mercado de invierno con la llegada de un extremo pero se le negó un delantero más. Ha tenido que tirar por obligación de los jóvenes y a todos ellos ha sabido modelarlos para cumplir con dignidad. Pero la realidad siempre se impone. Y la temporada se les ha hecho larga, muy larga. Eterna. Los últimos cinco partidos han sido un víacrucis liguero: cuatro derrotas y un empate que le han enviado nuevamente a la zona media, al destino Meriton, donde se ha habitado la mayoría de campañas con el grupo singapurense. El equipo se marchitó y el tramo final ha sido un sinvivir. El cansancio ha podido con ellos y los imberbes han sufrido tantos meses al máximo nivel. «A los chavales no se les puede pedir más. Tenemos la sensación de que se nos ha escapado». Palabra de capitán. Con unos recursos necesarios, con un grupo lógico, con atender las opiniones de Baraja los que hubieran celebrado en el centro del campo no hubiera sido la Real Sociedad sino el Valencia. Pero sólo hay que mirar las plantillas del conjunto donostiarra (Baraja no ha parado de poner a este equipo como el modelo a seguir, mandando un mensaje a Lim, pero este ni siene ni padece), o del Betis, o del Villarreal, un torpedo desde que Marcelino regresó al banquillo y la familia Roig le dio todo lo que necesitó (Guedes, Traoré, Mosquera o Bailly). En el Valencia llegó Peter Federico y se fue Paulista. ¿Es para llorar o no? Pese a todo el orgullo de este grupo germinado a imagen y semejanza de su entrenador ha peleado hasta que se agotó. No le dio para más.
Con este palo en el Reale Arena el equipo ya suma más derrotas que victorias en el global de partidos. Y hay otro dato condenatorio: lleva 37 goles a favor, los mismos que el Granada y sólo dos más que el Almería, ambos descendidos a Segunda División. Y eso que Hugo Duro ha disfrutado de la mejor temporada de su vida. Tras él, un erial. Sí, todos han aportado, todos han trabajado, nadie se ha desenchufado, pero hace falta algo más para triunfar. Y los goleadores se pagan. Pero en el Valencia no se quiere abonar un duro por nadie. Carlos Vicente costaba 800.000 euros y a Lim le pareció caro. Hay ricos que son ricos porque no se gastan ni uno. No sé si el magnate singapurense será muy espléndido en su vida diaria, con el Valencia es tacaño hasta hartarse.
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El inicio del choque ante la Real Sociedad fue premonitorio. Yaremchuk marca y el árbitro anula el gol y sólo un minuto después (en el 3) André Silva cabeceaba a gol tras un pase de Take Kubo a centro de Barrenetxea. Tres toques de jugadores de la Real Sociedad mientras los defensas valencianistas observaban la jugada como si estuvieran en el cine. Mosquera alejado, Foulquier desconcertado. Cenk pensando en series turcas. La Real Sociedad ya tenía el partido como quería. Y se dedicó a sobar el balón. Hasta un 75 por ciento de posesión del conjunto donostiarra en los primeros quince minutos. Baraja se quejaba al final del choque de este tramo gafado del Valencia, definitivo en el resultado agotados los noventa minutos.
El único acercamiento del Valencia fue un chut de Javi Guerra desde la frontal del área. El balón salió rozando el poste de Remiro. El centrocampista es el ejemplo perfecto de que hay edades que deben trabajarse. Ante la ausencia de futbolistas para hacer rotaciones o contar con veteranos que sean referentes, los jóvenes han tenido que aguantar demasiado peso. Le ha pasado a Javi Guerra. Deslumbró la temporada pasada, fue clave para abordar la permanencia, pero en esta ocasión ha perdido toda influencia en el juego, tanto en ataque como en defensa. Intrascendente. Todo lo contrario que Mosquera, que ha crecido mucho.
En la segunda fase el Valencia pareció otro. Adelantó líneas, presionó más y buscó acciones por las bandas. Volvió Gayà, que fue la mejor noticia, y también salieron al campo Canós y Alberto Marí, que gozaron de la mejor ocasión del partido. Primero remató el extremo y luego el delantero y en ambas ocasiones repelió la pelota el portero donostiarra. Y se llegó al final. Campana y se acabó, que dirían las tacañonas del 'Un, dos, tres'. ¿Lim, estás ahí?
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