El Valencia solventa la noche con frialdad

«Sólo le pido a Bordalás que nos dejen marcar el primero. Eso para nosotros ya sería suficiente». El entrenador del Utrillas, Pitu Lerma, charlaba con su segundo y su delegado sentados en una de las mesas del abarrotado comedor de uno de los tres restaurantes de la localidad. Allí mismo, apenas un par de horas después, todos sus jugadores se reunían para tomar algo caliente que les aliviara del intenso frío que hacía en esta pequeña población de origen minero. No le hizo caso Bordalás. Mejor no tentar a la suerte no fuera que el Valencia hiciera el gran ridículo de esta primera jornada copera que para los blanquinegros todavía les trae magníficos recuerdos. El Valencia solventó el trámite de una forma escueta pero eficaz, sin la brillantez que podría arrojar la tremenda diferencia futbolística entre unos y otros. Si para Bordalás el envite debía servir teóricamente para engrasar el físico de jugadores a los que les falta rodaje, para su colega en el banquillo local la noche sólo le traía un disgusto: el de no poder hacer que participaran en el partido todos sus futbolistas, porque uno de ellos se tendría que quedar al final en el banquillo sin salir. Eran chavales, estudiantes y currantes todos, para los que el mayor trofeo de la noche era llevarse a casa la camiseta de recuerdo del Valencia. Esa es otra, porque lo de que el equipo luciera una vestimenta azul se admite de todas todas. Manda el marketing. Pero lo de no tener escudo en el pecho... es verdaderamente inaudito. Para una vez que el Valencia va a Utrillas y lo hace de esta sorprendente forma. Ver para creer.

De cualquier manera, decepciones teóricamente estéticas al margen, en clave valencianista llamó la atención por un lado la titularidad de Jaume -se estrenó esta temporada- y el debut con el primer equipo de César Tárrega, joven central de Picassent para quien este jueves también fue especial. No quiso abrir la mano Bordalás y la composición del once es verdad que estuvo llena de no titulares pero quizás más contenida de lo que podía haber sido. A Yunus, por ejemplo, la cita le vino bien. Intervino de manera muy decisiva en el primer gol e hizo el segundo por concentración. Le costó en cualquier caso al Valencia adaptarse a las circunstancias. El césped sintético se puso esta temporada nuevo pero marcó más las dimensiones del terreno de juego. Eso, unido a una buena disposición táctica defensivamente hablando de los chavales del Utrillas, hizo que el gol tardara algo más de la cuenta en llegar. Poco antes de la media hora fue cuando la aspiración de Pitu Lerma se desvaneció por completo. Jaume lo tuvo muy claro. Balonazo en largo para la carrera de Yunus, aguanta el cuerpo a cuerpo el extremo y progresa lo justo para meter el esférico al área. Deja pasar Maxi de manera inteligente y Marcos André la ajusta. Lo fácil a veces resulta lo más eficaz porque con apenas un puñado de toques, el Valencia apagó las pocas ilusiones que habían por parte de la parroquia local. Hasta ese momento, entre Koba y Racic se habían manejado con alguna que otra dificultad para hacer carburar al resto de compañeros. No hubo prácticamente ningún momento en el que el Valencia se manejó con soltura. Es verdad que nunca padeció y que Jaume fue el que peor lo pasó de todos. No porque le estuvieran atosigando sino porque con el termómetro rozando los cero grados, la inactividad en el césped suponía una verdadera tortura.

El Valencia no encontraba el hueco por donde colarse, pese a las intenciones de Foulquier y Jesús Vázquez por ambas bandas. Por eso las distracciones no fueron muchas durante buena parte del encuentro. Sólo las paradas de Lainez animaron a todos. El meta trabaja de comercial y en sus ratos libres se dedica a parar hasta penaltis. Como el que le detuvo a Cheryshev apenas dio comienzo la segunda mitad. Por manos, el colegiado señaló el castigo y el ruso se la quiso colar por la izquierda. Se quedó con las ganas. Menos mal que estaba Yunus ahí para arreglar el estropicio. Aún tuvo Lainez otro momento de gloria cuando rechazó un zambombazo de Racic y más tarde un intento de Vallejo, pero se limitó a ver cómo se colaba la falta de Koba. Fue posiblemente el otro gran detalle de la noche. Su golpeo fue sencillamente espectacular, nada que ver con el que intentó Maxi en el primer tiempo. Bordalás tomó buena nota y la consideración que hay sobre el centrocampista francés subió un poco más. Koba busca resquicios por donde pisar cada vez con más fuerza. Y le va ciertamente bien.

Opciones va a tener Koba y alguno de los que se creen intocables para seguir moldeando una temporada que tiene demasiados vaivenes a nivel general y con cuestiones futbolísticas que todavía no están del todo claras. Al menos se avanza en Copa, hasta donde se pueda.

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