Gattuso ya manda en Mestalla

A Luis Rubiales le volvieron a pitar este domingo los oídos mientras se disputaba un partido del Valencia. La relación entre la Federación y el valencianismo es irreconducible por todo lo que ha ocurrido en las últimas temporadas. El Gattuso entrenador al que le gusta el fútbol de toque no olvida al Gennaro jugador que mordía sobre el césped. El calabrés se mimetizó en el ambiente -sin sumarse al repetido cántico de 'corrupción en la Federación'- demostrando que ya manda en Mestalla. Nada ocurre en el entorno de un partido sin que él lo controle. La afición ya se ha entregado a su entrenador, como ocurrió la pasada temporada con Bordalás, como tabla de salvación de un proyecto deportivo que sigue involucionando. Mientras no se revierta esa situación (la era Lim ha enlazado tres temporadas por debajo de los ocho primeros de la Liga algo que no ocurría desde la década de los 80) el carisma del entrenador vuelve a ser el faro que guía todo un proyecto. Con lo bueno y lo malo que eso representa.

Gattuso exprimió ese ambiente de tensión al límite. Incluso tras la expulsión de Comert en el arranque de la segunda parte por roja directa tras una entrada por detrás a Taty Castellanos. La negligente actuación del suizo, una más, volvió a dejar en evidencia la urgencia de fichar un central en la recta final del mercado. «Toca trabajar fuera del campo», enfatizó Gattuso cuando se le preguntó si necesita que le fichen un central y «que le fichen 2-3 jugadores y no haya ninguna salida». Es más, confirmó que el club sigue intentando renovar a Soler y Gayà. La expulsión de Comert llegó tras la revisión de Figueroa Vázquez de la pantalla que le habilita el VAR. Cambió el amarillo por el rojo elevando, a su vez, una curiosa estadística puesto que acumula cinco partidos seguidos expulsando a un jugador del Valencia; Comert se une en esa lista a Correia, Diakhaby, Moriba y Gayà. Gatusso, después de liderar una bronca a Comert que siguió Soler, se jugó la expulsión tras un gesto a la grada 'a lo Simeone' pidiendo más presión. Ahí, volvió a emerger el Gennaro futbolista comiéndose al Gattuso técnico que quiere un fútbol de salón en su Valencia. Se jugó la roja pidiendo a Figueroa Vázquez que no le perdonara la segunda amarilla a Samu Sáiz.

Como en la mítica película de la marmota, el estreno con victoria tuvo muchos paralelismos con la de hace un año contra el Getafe; con gol de penalti de Carlos Soler y un jugador menos sobre el césped. Hasta ahí debe quedarse la comparación, puesto que la temporada en la Liga acabó siendo un fiasco para el Valencia de Bordalás. Mestalla demostró que quiere volver a ilusionarse, con un Soler que no se marche y con el hambre de jugadores como Lino o Nico González, que ayer debutó con su nueva camiseta. Su salida bajó un poco más la edad del equipo, con el equipo titular por debajo de los 23 minutos de media.

La victoria -siempre es una buena señal comenzar un curso sumando tres puntos- no esconde una realidad que, por mucho que duela leerlo, vuelve a retratar al proyecto de Meriton en la recta final del mercado, que es la de esperar a las rebajas de las últimas semanas para completar la plantilla. En la puja de los traspasos de los primeros cuarenta días, el actual Valencia no tiene nada que hacer. Para monitorizar todo lo que ocurra antes del 1 de septiembre ha regresado Layhoon Chan, que asistió al partido en el palco. Las dos operaciones que siguen abiertas, por mucho que Gattuso jugara con una de ellas al despiste hace unos días, son las que intentan las cesiones de Bryan Gil y Arthur Melo. El de Barbate no fue convocado, de nuevo, por el Tottenham en el partido ante el Chelsea y si a los Spurs no le llega una oferta de compra en los próximos días, el extremo tiene muchos números de conseguir su objetivo que es el de volver a jugar en Mestalla. El brasileño también se quedó fuera de la lista de la Juventus y Allegri reconoció que además de las molestias del jugador «hay rumores en el mercado». Esos cantos de sirena son los del técnico calabrés que lo quiere en Mestalla. El pulso que hay que pulir es el económico, puesto que el club italiano quiere que el Valencia se haga cargo del 50% de la ficha (7 millones brutos) para aceptar la cesión hacia España.

Gattuso terminó el partido contra el Girona como lo comenzó, pidiendo intensidad a la grada y a sus jugadores un último esfuerzo para aguantar con uno menos y un calor sofocante los últimos arreones del rival. Con el pitido final, el italiano se fundió en un abrazo con su cuerpo técnico y los suplentes. Fue tan prolongado ese momento de catarsis colectiva que Míchel tuvo que esperar unos segundos para saludarle. Esa fue la historia del primer día de trabajo oficial de Gattuso en el viejo Mestalla. Todo apunta a que el calabrés va a maridar con el estadio que lleva más temporadas en Primera (88) de todo el fútbol español. El coliseo de la Avenida de Suecia le gana la mano a San Mamés (82), el Bernabéu (75) y el Camp Nou (66). El deseo de todo el valencianismo es que el décimo entrenador de la era Meriton en el club (la cifra es tremenda teniendo en cuenta que son 61 los que ha tenido la entidad en Primera en sus 103 años de historia). El deseo de Gattuso, así lo expresó esta semana, es emular en Valencia a Claudio Ranieri. Ahí es nada.

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