
Ver fotos
Secciones
Servicios
Destacamos
Ver fotos
El Valencia de Bordalás, por su actitud y su propuesta, consigue convencer incluso en la derrota. Y anoche, ante el Real Madrid, ocurrió. El conjunto blanquinegro vio cómo se le escapó la victoria en los últimos cuatro minutos, pero Mestalla despidió al equipo con aplausos. Con orgullo. El equipo, envuelto de un ambiente que evocaba al de las grandes ocasiones, dijo adiós a una oportunidad de oro para adueñarse del liderato. No pudo ser. En cualquier caso, la maquinaria funciona.
Bordalás no pudo mantener el bloque que tan bien ha funcionado durante el inicio de Liga. Y es que la banda izquierda se derrumbó. Sin Cheryshev y Gayà, el entrenador alicantino tenía la papeleta de reconstruir por completo un flanco del equipo. Atendiendo al escaso fondo de armario, el técnico apostó por ubicar a Foulquier a pierna cambiada en el lateral. Y Hugo Duro, un delantero polivalente, se situó por delante del francés.
El Valencia entró en el partido con las ideas clarísimas. Juego directo por la banda y presión asfixiante. Esa era la receta para prolongar la racha que ha devuelto la ilusión a Mestalla. Pronto se abrió el encuentro. Ritmo vertiginoso y alternativas. A la altura de las expectativas.
Los de Bordalás se movían con verticalidad, aunque fue el Madrid el equipo que lanzó el primer aviso. Mamardashvili, la gran revelación de este equipo, estuvo atento para atajar un centro potente y envenenado de Fede Valverde. Otro fichaje que ha caído de pie, Alderete, cortaba con sobriedad una escapada del escurridizo Vinicius.
Si la banda izquierda del Valencia era experimental, ahora se iba a desmoronar la derecha. Antes de los diez minutos, Soler, al tratar de zafarse de Casemiro, notó molestias en la espalda. Sin embargo, el hombre de moda del fútbol español realizó un gesto al banquillo para transmitir que estaba en condiciones de continuar.
Cinco minutos después, no obstante, el físico de Carlos Soler dijo basta y Yunus Musah tomó el relevo. El valenciano, quien ha arrancado la temporada luciéndose tanto en el conjunto blanquinegro como en la selección, se llevaba las manos a la cabeza en el banquillo. Una cita como la de anoche estaba subrayada en rojo en el calendario.
El Valencia continuaba bien plantado, con Guillamón y Wass dando consistencia. Volcaba su fútbol por la banda derecha. Y Thierry Correia se iba quedar fuera de combate. El luso, un hombre nuevo merced a su crecimiento a nivel táctico y físico, se lesionó en una arrancada cerca del área madridista. Se llevó la mano a la ingle. Como solución, Lato entró para ocupar el lateral izquierdo y Foulquier de colocó en un posición natural.
La polémica iba a estallar en Mestalla antes de la media hora. Maxi Gómez recibió un pase en profundidad para encarar a Courtois, pero se fue al suelo al borde del área. Los jugadores reclamaron falta de Alaba, que habría representado una tarjeta roja. González Fuertes dejó seguir el juego y el VAR ratificó la decisión.
Pese a los contratiempos, el Valencia seguía amenazando. Hugo Duro tuvo el gol en sus botas tras un centro de Maxi Gómez, pero unos milímetros le separaron del balón. Casemiro replicaba con un disparo de larga distancia. Y antes del descanso, Paulista gozó de la ocasión más clara hasta el momento, pero su testarazo fue demasiado centrado. Los de Bordalás, aguerridos y bien ordenado, hacían disfrutar a la grada. Y Guedes se fajaba con todos los defensas blancos.
Las buenas sensaciones iban a dar paso a una tempestad blanquiengra en el inicio del segundo acto. El Valencia iba a convertirse en un vendaval. Intensidad máxima, mordiendo y ahogando al Madrid cerca de Courtois. 15 segundos tardó el equipo en rozar el gol. Hugo Duro se plantó sólo ante Courtois, pero disparó al cuerpo del belga.
El Valencia estaba conectado. Y Yunus y Guedes pusieron contra las cuerdas al Madrid con sus diabluras. El estadounidense protagonizó un eslalon y cedió el balón al portugués, quien se encontraba en una posición propicia para marcar pero disparó por encima del travesaño.
Guillamón, a un nivel excepcional, daba equilibrio. Yunus y Guedes, dos estiletes, fabricaron una nueva oportunidad. Hugo Duro no acertó en la definición. En menos de diez minutos, los blanquinegros habían acariciado el gol tres veces. El Madrid reaccionó para tratar de cambiar el guión, pero el Valencia no tardó en hallar el premio. El joven delantero de Getafe, una apuesta personal de Bordalás, aprovechó un mal despeje de Lucas Vázquez para fusilar a Courtois.
Noticia Relacionada
A partir de ahí, el Valencia dio un paso atrás. Tocaba defender con raza y Alderete derrochaba contundencia. Con el equipo cada vez más encerrado, Bordalás optó por mover el banquillo en busca de frescura. Y Hélder Costa disfrutó de su debut.
Sin embargo, los cambios no dieron sus frutos. El Valencia, desgastado, empezó a sufrir con los envíos al áreas. En el minuto 86, Vinicius, en estado de gracia, disparó y el esférico golpeó en Foulquier para descolocar a Mamardashvili, quien no pudo hacer nada para evitar el gol.
Dos minutos después, el portero georgiano sí falló. Salió en falso y Benzema culminó la remontada con un remate poco ortodoxo. Una remontada dolorosa. Pero Mestalla ha recuperado la sintonía con los suyos
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Santander, capital de tejedoras
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.