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Cavani dedica a la afición su segundo gol. EFE/ Juan Carlos Cárdenas

Valencia CF 2 - Elche CF 2

De la euforia a la desesperación

El Valencia arrolla en el primer tiempo pero casi pierde tras un tanto que no sube al marcador al no darse la ley de la ventaja

Valencia

Sábado, 15 de octubre 2022, 22:46

Después de conseguir una victoria a domicilio siete meses después, el Valencia vuelve a Mestalla para enfrentarse a un Elche que reestrena entrenador y que busca sumar puntos como sea, ya que sólo cuenta con dos en su casillero siendo colista de la Primera División.

No le den más vueltas porque hay días que no responden a la lógica. Hay veces incluso que es mejor no buscar explicaciones, aunque también conviene dejar las cosas claras. Que un colista con un entrenador que acaba de aterrizar te meta dos goles en Mestalla, te saque un punto y que, encima, te haga un tercer gol que sólo por la incompetencia del árbitro no te hunda en la miseria, siempre duele. Y mucho. Todo el mundo sabe que este Valencia tan imberbe necesita de impulsos positivos para creer de verdad en sí mismo. Incentivos como el del 'Matador' -siempre con permiso de Kempes-, que no sólo hizo uno sino dos.

Mestalla se puso del revés. Por fin marcó su estrella. Venía Cavani de estrellarse en Pamplona con aquel penalti que escupió el larguero y esta vez puso la solución a todos los males, los suyos y los de su equipo. Primero engañando a Badía con el penalti y después con ese cabezazo tras el milimétrico envío de Almeida. Felicidad para todos. El Valencia no suele dar tregua en casa a nadie y aunque tuvo que esperar a los minutos de descuento en la primera mitad para poner en su sitio al Elche, casi todos creyeron que ya estaba casi todo solventado.

Nadie habría podido imaginar con todo lo que pasó en ese primer tiempo, que el final de la historia iba a tener ese epílogo. ¿Por qué? Pues sencillamente, porque hubo una transformación palpable, de un Valencia arrollador, asfixiante y hasta abusón a un grupo superado por las circunstancias. Lo bueno fue lo del primer acto. Por la derecha, por la izquierda, con triangulaciones, con pases a los espacios, con centros y hasta con remates. Duros atrás, intensos en el centro del campo y con la mente despejada arriba. Así es fácil quedarse con los puntos. Aunque te marquen primero. A Gattuso le convence tanto el balón como el brío y cuando se suman ambas cosas es más fácil apostar por la lógica.

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Eso sí, a veces pasan cosas inesperadas. Como en ese primer balón que metió el Elche al área -minuto 25' y por una falta lateral- y que terminó con Mamardashvili arrancando de cuajo la cabeza de Bigas. La salida del georgiano, tan valiente como arriesgada y tardía, terminó con el puño del meta impactando en la cabeza del ilicitano, al que dejó totalmente fuera de combate. Penalti y primera sorpresa inexplicable de la tarde. Pere Milla adelanta a un Elche que no había hecho completamente nada, más allá de defender y perder el balón en su propio campo.

El Valencia las había tenido de todos los colores. Un lanzamiento de Almeida, un remate fallido de Cavani anulado después por fuera de juego de Yunus, una combinación entre Yunus y Kluivert que vuelve a finalizar Cavani salvando en el último momento Roco, un remate de Gayà con la derecha... Tantas facilidades daba el colista que sólo era cuestión de esperar sin desesperarse. Por eso, en la enésima entrada de Gayà dentro del área, a Josan no se le ocurrió otra cosa que meterle una patada a la vista de todos. Otro penalti. Balón para Cavani. Mestalla guarda silencio. La grada tiene ganas de entregarse a su ídolo. Le pega con la derecha, no muy escorado y a una altura poco recomendable para el lanzador, pero justo al lado contrario donde se tira el guardameta. Con eso basta.

Las cosas volvieron a su sitio. Más aún cuando casi a punto de pitar el árbitro el descanso, el envío largo de Almeida desde la izquierda hace que Cavani vuele para hacer justo para lo que se le fichó: rematar como el 9 que es. El cabezazo es inapelable. El estadio, con esa magia tan especial que tiene este viejo recinto y que ya veremos si la tiene algún día el nuevo, se viene abajo. El Valencia le ha dado con todo merecimiento la vuelta a un marcador que era injusto y traicionero.

Luego se esperaba, teóricamente, lo mejor. Con el marcador a su favor y con el rival asfixiado y necesitado, el Valencia sólo tenía que mantener la concentración y frialdad para acabar la tarde a lo grande. Pero no, qué ingenuos. El Elche se creció tanto que ofreció una imagen totalmente diferente a la del primer tiempo. Ver para creer. Uno se empequeñecía en la misma proporción que el otro creía. El Valencia empezaba a hacer aguas, a alejarse de sus principios a no encontrar ningún remedio, ni sobre el césped ni tampoco desde el banquillo. Ni veteranos que pusieran calma y sentido común ni jóvenes que pusieran piernas. Por eso no cogió muy de sorpresa que ese centro del exlevantinista Clerc lo cabeceara Pere Milla aprovechando el desajuste entre Paulista, Comert y Gayà. Y como todavía quedaba media hora, a ver qué pasa.

Nadie contaba, eso sí, con la aparición en escena de Pulido. Con 39 años, el canario dirigió ayer su quinto partido en Primera. Como siga así, su paso por la élite será efímero. Se suelta el Elche por la izquierda, confiado en que el rival es cada vez menos fiero. Pere Milla busca la diagonal sabiendo que todo le sale bien este sábado, Yunus lo agarra y lo tira al césped en una clara falta, pero mientras esto sucede el balón acaba en el área valencianista y Nico Fernández la remata para adentro. El tercero. Ver para creer. Al Elche no le da tiempo ni para festejarlo. El árbitro había pitado la falta anterior pasándose por el forro la ley de la ventaja. Entre todos han hecho que la lógica brille por su ausencia este sábado.