Mamardashvili no se vende

Fue imposible para el Rayo superar a un guardameta que le costó 850.000 euros al Valencia y que su agente lo ofreció a numerosos clubes antes de hacerlo a los de Mestalla y ninguno apostó por él. Los directores deportivos de esos equipos se han quedado calvos. Se han estirado los pelos, uno a uno, conforme contemplaban las actuaciones del portero del Valencia. El balón que repelió a remate de Sergio Camello con la pierna izquierda deberá quedar en los anales de las mejores acciones de un portero en toda la historia. «Me he quedado flipado», decía el delantero rayista. «Ante un portero así...», se lamentaba. Justo ocurría la exhibición cuando en la portería contraria estaba el que dicen que será su sustituto. Si lo es tendrá difícil superar actuaciones de este nivel. Aunque hay que ser justo y Dimitrievski también se lució en algunas ocasiones. Es un arquero de una seguridad extraordinaria. Ha sido el primer portero del Rayo Vallecano que completa un partido dejando la portería a cero en Mestalla. Pero Mamardashvili tiene magia. Es, sin duda, el mejor guardameta de Europa en la actualidad. «Es un portero que te gana puntos, no sabemos dónde está su techo», decía hace un tiempo Baraja. Y para que el Valencia progrese necesita futbolistas de este nivel. Pero los clubes todopoderosos, con arqueros ya entrados en edad, van subrayando el nombre de Mamardashvili cada vez con más rotuladores. La verdad es que tiene nivel para ir donde quiera, pero el Valencia, históricamente, también es un grande. Faltaría más. Aunque con Peter Lim se ha empequeñecido a todos los niveles. Qué pena. Tanto que el futuro de los futbolistas de mayor nivel acabarán fuera de Mestalla. La sostenibilidad, que cacarea Miguel Ángel Corona. La justificación perfecta para aceptar los designios del jefe. Y, por supuesto, el futbolista con mejor venta este verano será Mamardashvili. Baraja insistirá en que el club debe ir de la mano en cuanto a ambición. Necesita que sea así para asentar un proyecto que ha mejorado desde la nefasta temporada pasada, en la que se rozó el descenso a Segunda. Pero tiene difícil que le sigan en su deseo. Aunque él ya lo sabe.

La actuación de Mamardashvili deslumbró pero el mensaje final del partido es que Europa empieza a ser una quimera. El empate no le vale. El Villarreal le iguala en la clasificación y ya sólo quedan tres partidos. Muy poco para restañar que el Valencia acumula ya cuatro partidos sin ganar (tres derrotas y un empate). Justo en el momento decisivo al conjunto blanquinegro se le ha acabado la gasolina. Ya es difícil que aguante los noventa minutos a tope. El choque de ayer lo evidenció. Tuvo momentos de arreones y otros en los que estuvo a merced del conjunto madrileño. La primera media hora de partido se sostuvo porque estaba ahí Mamardashvili, aunque la acción más clara no la detuvo. Fue Álvaro el que con un zurdazo estuvo a punto de marcar. El balón rozó el palo. Y luego fue el remate de Camello que el portero georgiano sacó con una mano maravillosa. A la media hora llegó una acción que pudo ser decisiva, con un posible penalti de Lejeune a Hugo Duro, al que agarró en el área. Sigan, sigan. De ahí hasta el final el otro protagonista del Valencia fue Peter Federico. El extremo cedido por el Real Madrid disfrutó de las mejores opciones. Fueran acciones casi calcadas. Desde la línea de banda se incorpora hacia el centro y chuta, aunque sin acierto.

El Valencia se había hecho con el control del juego. Sin excesiva fluidez, pero al menos llegaba con peligro. Baraja empezó a mover el banquillo y dio entrada a Yaremchuk por un Canós que se agotó rápido. Y el ucraniano dispuso de la mejor opción para dar la victoria al Valencia. Es incomprensible que fallara ese remate. Centro de Thierry Correia y el tanque golpeaba la pelota con su pierna izquierda. El balón se iba fuera. Hugo Duro también podía anotar, pero el Rayo Vallecano se revolvía con fiereza. Pero, claro, ahí seguía Mamardashvili. Lo del minuto 70 también fue pregonar. Sacó primero un balón a Álvaro desde el suelo e instantes después se lo arrebataba a Camello. El delantero no podía ya con él. Y para ponérselo más difícil, aún tuvo que sacar una pelota que rechacó en Cenk. Lo tocó y dio en el palo. Lim, recuerda, Mamardashvili no se vende.