El Valencia CF recibe en Mestalla al Sporting de Gijón en el partido correspondiente a la vuelta de octavos de Copa del Rey. Será a las 21:30 horas.
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Los de Marcelino García Toral llegan al choque de vuelta bajo presión. Están obligados a ganar para aliviar la inquietud en afición y club y para ello tendrán la complicada labor de remontar el 2-1 con el que se fueron de El Molinón.
Once del Valencia: Jaume Doménech, Wass, Rubén Vezo, Diakhaby, Toni Lato, Ferran Torres, Parejo, Coquelin, Kang In, Gameiro y Rodrigo.
Once del técnico del Sporting, José Alberto: Dani, Molinero, Noblejas, J. Rodríguez, Cofie, Babin, Blackman, Méndez, Lod, P. Pérez y Cordero.
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En una temporada insólita desde la perspectiva menos optimista, nada en el Valencia tiene por qué ya sorprender: desde fallar remates como el de Santi Mina ante el Valladolid, cuando sólo tenía que empujarla, o penaltis como el de Rodrigo... pero que venga el único equipo de Segunda que sobrevive en los octavos de final de la Copa y que no sólo te gane en la ida -porque accidentes pueden pasar- sino que además te meta toda la presión del mundo por las dudas propias supone alcanzar casi el límite de lo rocambolesco. Al Valencia le pasa este año de todo y justo en pleno centenario, cuando más ilusión por la Copa puede haber entre la afición por aquello de que es un título 'muy de centenario' y con el camino más directo, entre unos y otros están a punto de echarlo todo al traste. Para evitarlo, sobre el papel, lo tiene bastante fácil el Valencia. Teniendo en cuenta el 2-1 que terminó el duelo de El Molinón, sólo con ganar este martes por un raquítico 1-0 al Sporting le sobra.
Pero las complicaciones vienen cuando, repasando las estadísticas, se ve que el Valencia en Mestalla sólo ha ganado esta temporada 5 encuentros, y en sólo dos de ellos mantuvo su portería a cero: 1-0 al Ebro y 3-0 al Rayo. El 3-1 que se logró ante el Young Boys le daría también el pase a los cuartos, pero el 2-1 del Manchester y del Huesca dejarían la resolución para la prórroga. Los valencianistas necesitaron de los penaltis el año pasado para apartar al Alavés, pero luego llegó el Barça en semifinales y ya nada se pudo hacer.
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Lo importante, lógicamente, será hoy evitar que el Sporting sea capaz de batir a Jaume. En seis partidos se han quedado los asturianos este año sin marcar algún (los valencianistas, para los que buscan la comparativa, lo han hecho en nueve).
Sería desde luego una debacle que la noche se le torciera al Valencia. Con Marcelino en boca de todos y con Peter Lim dándole vueltas al asunto del entrenador en Singapur, no sacar adelante la eliminatoria supondría el mayor de los revolcones y un golpe casi inasumible para el proyecto, por mucho que desde el punto de vista financiero lo que de verdad importa son los ingresos que vienen de la Champions.
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Es evidente que el Valencia no se puede permitir hoy ninguna concesión. En Gijón todo empezó a torcerse desde el mismo momento que al minuto y medio de partido, la indolencia de Batshuayi ante el meta sportinguista puso en evidencia que nada estaba de cara. Allí no sólo falló el delantero belga sino también una defensa con Vezo y Diakhaby como protagonistas. Por eso existe la duda de saber hasta dónde será capaz hoy Marcelino de exprimir las rotaciones.
Será esta mañana cuando se conozca la convocatoria valencianista, una medida inusual del entrenador. El argumento del golpe en la rodilla izquierda de Piccini le sirve al técnico para esperar a última hora y estudiar mejor aún las alternativas del once que tiene. En el lateral, por ejemplo, puede jugar desde el mismo Piccini, hasta Wass o Vezo. En el resto también hay varias incógnitas, porque puede repetir con Kang In y Ferran en los extremos como hizo en Gijón, o combinar la apuesta con uno de los 'habituales'. Igual que arriba, porque Mina y Gameiro llegan menos saturados en cuanto a minutos que Rodrigo.
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Lo que nadie duda es que el comportamiento de Mestalla será ejemplar. El sábado fue una muestra de ello y éste es un día para salvar como sea una eliminatoria que era la más fácil de todas y que ha pasado a ser una angustia para Marcelino.
Señor Mina, está usted suspendido de empleo y sueldo. ¿Qué significa eso de contradecir al jefe? No queríamos la Copa y usted nos obliga a seguir en ella. Mateo Alemany, con su habitual barba de tres días y nudo de la corbata relajado, miraba con ese punto canalla a su futbolista. El chaval, con ojos afilados, no sabía diferenciar si le hablaba en serio o de broma. Pues el director general lo dijo bien alto en una rueda de prensa, aunque con la boca pequeña deseaba lo que sucedió ayer en Mestalla. Por fin un día relajado en la oficina. Por fin una victoria clara. Por fin goles. Tres, nada más y nada menos. Por fin Marcelino se iba a la cama y dormía a pierna suelta. Por fin la afición aplaudía a rabiar. Por fin.
El delantero gallego salió en el descanso y ofició de agitador. Carecerá de un fútbol excelso pero anima al tío más aburrido del mundo. Y, además, arrastra a sus colegas. Fue tocar el primer balón y todos a bailar. Encontró en Ferran a su compañero de correría. Se lo pasaron en grande. El gallego marcó dos goles en sendos centros llegados desde la banda derecha y el de Foios remató la noche con el tercer tanto. Había quien al acabar el encuentro se plantó ante el marcador porque no se lo creía. Tres goles. Tres. Era el final a una de las rachas sin gol más duras de la historia de Mestalla. El Valencia abraza la Copa del Rey con los brazos gigantes de Santi Mina y deja a su jefe con un discurso derruido. Ahora habrá que ver si se animan a competir en esta y en el resto de competiciones. Jugadores tienen, técnico hay, actitud existe, los goles llegan y la afición nunca abandona. Ecuación perfecta.
Todo lo bonito llegó en la segunda fase, pero en la primera el Valencia vivió en el filo de la navaja. Diakhaby y Rubén Vezo son como esos amigotes que sabes que te la pueden liar en cualquier momento y en cualquier sitio. No hacen una buena. Ni defienden con contundencia ni aportan creatividad en ataque. El Sporting jugará en Segunda División pero no son unos primos y los explotaron. Cada centro al área subía la tensión al aficionado. No habían pasado ni tres minutos de partido y los asturianos ya disfrutaron de un primer córner a favor. Peligro. Instantes después, un centro lateral casi daba el primer tanto a los rojiblancos. El balón pasaba como Pedro por su casa por el área valencianista. Demasiados malos augurios. Nervios. El balón quemaba. Sólo Parejo la buscaba, pero al fútbol no se puede jugar solo. Hubo que esperar hasta el minuto seis para que el Valencia se estirara. Gameiro centraba desde la banda derecha y un defensa del Sporting casi hacía la faena que los delanteros blanquinegros no saben. Marcelino se echaba las manos a la cabeza. El Sporting se hacía más grande. Hasta que Coquelin se unió al grupo de Parejo. Al francés se le nota fuera de forma, llega tarde a muchos balones, pero tiene oficio. Sabe estar donde debe estar.
El Valencia se hizo con el balón. Con más artificio que efectividad, pero al menos si tienes el esférico el rival sólo puede defender. Ferran Torres la tuvo a pase de Coquelin en el minuto 23. Ahí se acabó todo para los locales. Y comenzó el show de Rubén Vezo y Diakhaby. Por momentos acompañados de Lato. Marcelino ya no se llevaba las manos a la cabeza, directamente se estiraba de los pelos. En una de las acciones de ataque del Sporting de Gijón llegó un centro al área y los defensas del Valencia parecían muñecos de goma, cada uno por un lado, mientras que el rojiblanco Lod remataba de cabeza más solo que la una. El balón rozó el palo. Falló porque se sorprendió de no tener marca. Un desastre. Tanto Vezo como Diakhaby necesitan un Garay o un Gabriel Paulista a su lado. Pero al Valencia se llega aprendido. Para hacer méritos hay otros equipos. Aquí la exigencia es máxima. Y un dato demoledor: cuatro remates a puerta del Sporting y cero del Valencia. Para llorar.
Pero el vestuario resucitó al equipo. El entrenador, con una decisión. Sentó a Rodrigo y dio entrada a Mina. Se llevó los ochenta millones de la Primitiva como el suertudo de Tavernes Blanques. A los dos minutos ya había rematado un centro de cabeza a pase de Ferran que Cordero sacó de la misma línea. «La madre del Cordero», gritaba el gallego. Kang In, que se apunta a todas, levantaba de sus asientos no sólo a los aficionados coreanos de la grada. A todos. Pero Mina seguía a lo suyo, rematando todo lo que llegaba al área. En el minuto 54 lo hacía otra vez y dos minutos después era Ferran Torres. Tenía que llegar el gol. El Valencia pudo tener una opción si el árbitro hubiera señalado unas manos dentro del área, pero para que esto ocurra tienes que ser Florentino y llamar al presidente de la Federación. Qué pesado. Pero ayer daba igual. Era el día. Y llegó el minuto 65 y la primera vez que Santi Mina subía al podio a marcarse un bailecito. Centro de Wass y remate cruzado inapelable. Alegría. Éxtasis.
Pero el partido contra el Valladolid estaba todavía en la retina de los aficionados y nadie quiso confiarse. Ni el público ni los jugadores. El delantero gallego tenía otra de cabeza. ¿Cuántas iban ya? Necesito tres manos para contarlas. Y Kang In, insolente, levantaba al pueblo de su butaca. Proyecto de figurón. De crack. Diez minutos después del primer golpe llegó el segundo del mismo futbolista. Mina superstar. Mateo Alemany iba preparando el expediente sancionador. Pero faltaba el remate final. Ferran, discreto al inicio y arrollador al final, anotaba el tercero. No era un sueño. No era como el final de 'Los Serrano'. Era real. Victoria clara, sin nervios, sin dudas. El Valencia pasa de ronda en la Copa pese a sus dirigentes. Ahora lo que deben hacer es reforzar el equipo y demostrar que este es un conjunto top. Aquí se lucha por todo. Lo otro es de los mediocres. El Valencia no lo es.
Valencia CF
Jaume Doménech, Wass, Vezo, Diakhaby, Lato, Ferran, Parejo, Coquelin (Carlos Soler, m.63), Kang In (Cheryshev, m.87), Gameiro y Rodrigo (Santi Mina, 46)
3
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0
Sporting de Gijón
Dani Martín, Molinero, Juan Rodríguez, Babin, Cordero, Noblejas (Pedro, m.75), Pablo Pérez (Traver, m.44), Isaac Cofie, Nacho Méndez, Lod y Blackman (Djurdjevic, m. 67)
GOLEs: 1-0, m.65: Santi Mina. 2-0, m.75: Santi Mina. 3-0, m.89: Ferran
ÁRBITRO: Estrada Fernández (comité catalán). Amonestó por el Valencia a Wass, Diakhaby y Coquelin y por el Sporting a Blackman, Noblejas y Djurdjevic
INCIDENCIAS: Partido de vuelta de los octavos de final de la Copa del Rey disputado en Mestalla ante 33.000 espectadores
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