juan carlos valldecabres
Viernes, 28 de agosto 2020
Mira por donde un Valencia atacado por las bajas y salpicado de chavales casi imberbes ha sido capaz de voltearle al Villarreal europeo de Emery no sólo el marcador sino también el partido. Dos de dos suma Javi Gracia que, sí, es verdad, esto no son puntos en la clasificación y dentro de unos meses nadie se acordará de lo que pasó en el Pinatar de Murcia, pero vaya por delante que la presión de hacer las cosas bien en un periodo tan convulso para el valencianismo como éste, se lleva mejor si evitas la siempre incómoda derrota. Para ganar, no es que el Valencia hiciera un fútbol de escándalo, más bien todavía anda bastante deslabazado en su armazón, pero es significativo que supo reflexionar al descanso y echarle descaro para acabar casi asfixiando a los Parejo y compañía.
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Por supuesto, ir más allá de un esbozo general en lo que al Valencia se refiere es correr un serio riesgo. Entre unas cosas y otras, no es lo mismo jugar con gente como Soler, Kondogbia, Cheryshev y Gameiro que hacerlo con otra como Racic, Esquerdo, Yunus, Blanco... Y que conste que los chavales cumplieron, algunos un poco más que otros. Hasta Correia esbozó cosas interesantes en los pocos minutos que el técnico le dio. Pero hasta llegar a ese segundo tiempo donde el Valencia cambió de actitud y dio dos pasos adelante, lo cierto es que el inicio levantó demasiadas sospechas.
El morbo del partido, indudablemente, lo pusieron Coquelin y Parejo en las filas rivales. El centro del campo que conquistó la Copa del Rey ante el Barcelona es hoy por hoy la pareja que ha elegido Emery para que piloten al Villarreal. Parejo (aguantó los 90 minutos) llevó el 5 en su camiseta -ayer se supo también que Ferran había escogido el 21 de David Silva en el City- y Coquelin el dorsal 8. Nadie en el Valencia lleva aún el 10.
A Emery, dicho sea de paso, la prueba le dio algo de ardor. Tiró de titulares en el arranque (con Parejo y Coquelin para la medular) pero acabó dejándose amargar el ensayo con dos zarpazos de Maxi que provoca, con esos dos tantos, una situación un tanto comprometida. Si el uruguayo airea su olfato este verano, es inevitable pensar que su precio en el mercado se refuerza. Bueno para el Valencia si decide aceptar alguna propuesta, malo para Gracia porque no puede quedarse sin Rodrigo ni Maxi del tirón. El Valencia necesita que gente como Maxi y Guedes cojan responsabilidad, como también es vital que Paulista se multiplique para evitar las carencias de Mangala. El gol del Villarreal, casi sin tiempo para adaptarse, demostró las carencias de la defensa, que no pudo superar la alta presión y que dejó en evidencia entre otros a Mangala.
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El tanto reforzó al Villarreal, que en ese primer tiempo tuvo las ideas mucho más claras. En eso sí que tiene ventaja Emery respecto a Gracia. El Valencia aún no sabe muy bien a lo que debe de jugar. Fue tan efímera la presión que, sobre todo a Parejo, montar la estructura de juego de un equipo que va a pelar por Europa, le costó bastante poco.
Que la pretemporada está resultando totalmente atípica es evidente. No sólo para el Valencia, sino para todos los equipos. Por eso sólo se explica que el Valencia, con apenas 23 horas de descanso (porque se ha adelantado a las 19 horas), se enfrentará hoy al Levante en el mismo escenario. Nueva prueba para Gracia, con reparto de minutos.
Parecía el Valencia amedrentado por la situación, con Coquelin metiendo agresividad sin importarle si se trataba de un amistoso o uno de Europa League. Por eso la imagen invitaba a pensar en una noche difícil para los de Gracia. Gayà se las tenía tiesas con el siempre inquietante Chukwueze, Mangala bastante tenía con no perder la coordinación de balón y delantero; Racic y Esquerdo navegaban a la deriva; Jason apenas exprimía sus primeros minutos, y Guedes no tenía muy claro si presionar arriba, ayudar atrás o abrir gas en la diagonal. Aún así, y pese al dominio evidente del rival, un centro de Wass ya lo pudo transformar en gol Maxi con un remate cándido a las manos de Asenjo.
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Y menos mal que el Valencia espabiló. Ya lo hizo en los últimos instantes de ese primer tiempo pero fue mucho más palpable tras la reanudación. Y lo más curioso es que no fue por cambio de efectivos, sino por lectura de vestuario. Gracia mantuvo a los mismos once pero el equipo aumentó el pistón, se quitó algunos complejos de encima y empezó a buscarle las cosquillas al Villarreal. Así, como quien no quiere la cosa y sin hacer mucho ruido, Vallejo estuvo a punto de sacar partido de un largo centro de Gayà pero fue después cuando llegaron los golpes de verdad. Maxi de cabeza en un saque de esquina y de golpeo casi inocente y demasiado facilón para Asenjo volteaba finalmente el marcador.
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