El Valencia se apaga en Murcia

Ayer no había secretos en los banquillos. Bordalás y Juan Ignacio Martínez son primos hermanos y se criaron juntos. El técnico del Zaragoza, quien hace nueve años condujo al Levante a Europa, se marchó de Pinatar Arena con una sonrisa de oreja a oreja. Se adjudicó un duelo íntimo. El conjunto maño, que la pasada temporada luchó por la permanencia en Segunda, manejó los tiempos.

Hubo dos nombres propios en el Valencia. José Luis Gayà y Maxi Gómez disfrutaron de sus primeros minutos de pretemporada. Ambos se mostraron discretos. Y el lateral zurdo sufrió, ya que el Zaragoza insistió por su banda. Por ese flanco se fraguaron los dos goles del Zaragoza.

Gayà, una pieza clave para Bordalás, no iba a tener un retorno plácido. Al cuarto de hora, el Zaragoza, que estaba haciendo méritos y asentándose en territorio blanquinegro, acarició el primer gol en un córner. Cristian Rivero dio una lección de reflejos para evitar el tanto tras un testarazo de Iván y el posterior remate de Jair.

El portero gandiense volvió a situarse bajo los palos debido a las molestias que arrastran Cillessen y Jaume. El de Almenara, quien pelea para convencer a Bordalás, está a punto de reaparecer.

El dominio del Zaragoza iba a tener consecuencias. En el minuto 20, los de JIM abrieron la lata. Bermejo profundizó por la banda y buscó la llegada desde atrás de Narváez. El delantero colombiano, libre de marca dentro del área, fabricó un disparo cruzado para batir a Rivero.

El centro del campo del Valencia es un desierto. Soler y Kang In están en Tokio, Wass se reincorporará el sábado tras la Eurocopa y Racic, Yunus y Esquerdo se encuentran lesionados. Ante tal situación, Bordalás reiteró su apuesta por Guillamón como pivote. Formó pareja con Javi Guerra.

El Valencia se sentía incómodo, aunque se fue despojando de la presión del rival paulatinamente. Fue acercándose a la portería rival, tratando de hacer daño a base de jugadas individuales. Guedes, con un buena acción individual, y Jason lo intentaron con disparos de larga distancia. Pero esta tímida reacción quedó aplacada por una nueva diana del Zaragoza al borde del descanso. Narvárez dejó completamente sentado a Paulista y asistió a Fran Gámez.

El Valencia se encomendaba a una nueva remontada en la segunda parte. Entraron Alderete y Correia, mientras que Diakhaby pasó a ejercer como socio de Guillamón en el doble pivote. El encuentro acabó con Alessandro Burlamaqui, mediocentro peruano llegado este verano al filial blanquinegro, ocupando la medular. Movimientos que evidencia las actuales carencias del equipo.

Los de Bordalás tenían la posesión del balón, pero sin ideas. Sin lucidez. Sin mordiente. Mientras tanto, el Zaragoza se mostraba contundente en los contragolpes. Rivero, providencial, salvaba al Valencia del tercero. El arquero gandiense puso la nota más positiva.