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JUAN CARLOS VALLDECABRES
Berna
Martes, 23 de octubre 2018, 23:13
El Young Boys recibe al Valencia CF en la tercera jornada de Champions League, a las 18:55 horas en el Stade de Suisse.
Once de Marcelino García Toral: Neto, Piccini, Paulista, Diakhaby, Gayà, Soler, Kondogbia, Parejo, Ferran Torres, Batshuayi y Rodrigo.
Once del técnico del Young, Gerardo Seoane: Wolfi, Mbabu, Lauper, Von Bergen, Benito, Sow, Sanogo, Sulejmani, Fassnacht, Assalé y Hoarau.
Sigue el partido en directo en lasprovincias.es.
Ha querido el destino que el calendario se le haya adelantado de una manera muy peculiar y en cuanto a exigencias al Valencia, y más en concreto a Marcelino. Sería una temeridad pensar que a estas alturas el técnico asturiano se está jugando el puesto en un estadio con césped sintético y ante un rival europeo de tercera fila y que en la Liga española posiblemente sólo aspiraría a no bajar a Segunda; pero la realidad es la que es y aunque en el Valencia nadie habla abiertamente de crisis o de amenaza de ella, esta tercera cita de Champions adquiere mucha más trascendencia de la esperada. Esta tarde no sólo hay 2,7 millones de euros de premio -botín para el ganador-, también está en juego la única forma viable para llegar a los octavos (el Valencia necesita los tres puntos porque aquí ganó el United 0-3), aunque quizás lo que más importa hoy es el convencimiento propio de que se está en el camino correcto y de que no se va a entrar en vías de depresión.
Al Valencia, además de decidir hoy qué senda va a tomar en Europa, le corresponde el reto de borrar de su historial todas las dudas que ha generado en diez de los once precedentes disputados hasta la fecha. La expedición se presentó ayer en el escenario suizo consciente de la responsabilidad y gravedad del asunto pero cuando un equipo sólo ha sido capaz de ganar un partido, hay que ir más allá de las palabras típicas que se suelen decir en las comparecencias de prensa después o antes de los partidos. Si Marcelino y sus jugadores no regresan con los tres puntos, el reloj se habrá puesto en marcha. Si no se gana al Young Boys -líder de la liga suiza pero que se estrena este año en la Champions- es difícil luego plantearse retos más domésticos pero de cierto calado, como el del sábado que viene en San Mamés.
Hace tres años (20 de octubre de 2015) que el Valencia ganó al Gent (2-1) en lo que fue su último zarpazo en la élite europea. Tres le metió la Juve a los suizos en la primera jornada del grupo y otros tres le endosó el United de Mourinho en este mismo escenario. Con uno de diferencia se conforma Marcelino, que se ha visto forzado a repuntear su once preferido por las bajas forzadas por lesión (Guedes, Mina y Cheryshev) y por la tregua casi obligada a Garay. Es lógico además que la alineación de esta tarde-noche tenga algunos nombres inhabituales pero que deben reforzar con su juego la planificación hecha este verano por el entrenador.
Habrá que ver quiénes son los elegidos finalmente para las bandas, siendo incluso Rodrigo uno de los candidatos a ocupar la parte izquierda (Ferran, Soler y Wass son las otras variables). Gayà, que viene cargado de minutos, incluso podría salir con el grupo de suplentes. Marcelino no quiso soltar ayer prenda sobre sus ideas de cara al once apuntando incluso que esperaría a después de la sesión de trabajo para despejar algunas dudas.
Del Young Boys se espera una oposición de fuerza y empuje, más que de calidad futbolística. El arranque suizo va a ser lo que más va a tener que vigilar la formación valencianista. El United lo pasó mal en los primeros minutos pero conforme fue pasando el tiempo, la lógica acabó por imponerse y los goles acabaron por recolocar las cosas en su sitio. El problema para el Valencia es que a la cuestión anotadora, también se aprecia en algunas fases la escasez de ideas.
La
Tristemente, este es el Valencia de hoy en día, un equipo que cuando la tiene de cara parece que mira para otro lado, y cuando todo le viene en contra es incapaz de rebuscar en su interior para tirar de orgullo y casta. Tiene razón Marcelino cuando dice que su equipo tira más a portería que el año pasado y que es -o era- cuestión de puntería. Ahora ya no. Si ayer no perdió en este escenario más propio de torneos veraniegos que otra cosa, fue porque el destino ha decidido mantener una
El Valencia no encuentra su rumbo. Sería injusto decir que no lo busca, pero no hay más que rascar. Ahí se acaba todo. Con todo a favor para haberle puesto el candado al partido tras el gol de Batshuayi,
Fueron los suizos, además, los que apostaron por dejarle el control del balón al Valencia. No les hacía falta tampoco, conscientes de que en ese tú a tú llevaban teóricamente las de perder. Si uno contabiliza al final las acciones combinativas que acabaron en el área con cierto peligro, el Young Boys se lleva la palma. A
Por eso el descanso le vino de cine al equipo suizo. Salieron envalentonados, recuperando su fe, arrimando el partido hacia algo tan intangible como el empuje. Mientras unos crecían, los blancos empezaban a extinguirse de manera un tanto incomprensible. Fue entonces, después de un par de avisos, cuando llegó la
Young Boys
Wolfli, Mbabu, Lauper, Von Bergen, Benito, Sanogo, Sow, Fassnacht (Bertone, m.85), Sulejmani (Ngamaleu, m.74), Hoarau (Nsame, m.80) y Assalé
1
-
1
Valencia CF
Neto, Piccini, Paulista, Diakhaby, Gayá, Kondogbia (Coquelin, m.70), Parejo, Soler, Ferran Torres (Gameiro, m.67), Batshuayi y Rodrigo
GOLES: 0-1, m.26: Batshuayi. 1-1, m.55: Hoarau, de penalti
ÁRBITRO: Andris Treimanis (Letonia). Mostró tarjeta amarilla a Mbabu del Young Boys y Paulista y Soler del Valencia
incidencias: Partido de la tercera jornada del Grupo H de la Liga de Campeones disputado en el Stade de Suisse
Después de doce partidos no se puede seguir sosteniendo el devenir únicamente en cuestiones mentales. Es verdad que un 0-3 como hizo el Manchester aquí inyectaría la alegría que les hace falta a los jugadores, pero cuando no se llega a ese estado de éxtasis durante tantas semanas hay que ponerle remedio sí o sí. Ahora es cuando a Marcelino se le debe exigir que exprima su manual de entrenador y que demuestre su repertorio de soluciones ante una crisis que parece patente. Un gol y un punto en una fase de grupos de Champions es sinónimo de pobreza.
Y lo peor es que si cuando se jugaba contra los grandes se entendía una supervivencia bajo mínimos, cuando se tiene delante a rivales de un rango infinitamente inferior, las constantes vitales son las mismas. La defensa se sostiene, el centro del campo navega muchas veces en la mediocridad y delante casi ni se existe. Con estos argumentos, difícil se puede llegar a ser cuartos en Liga.
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