Los doce deberes de Valencia para el Mundial 2030

La capacidad mínima de un campo que quiera albergar un partido del Mundial es de 40.000 espectadores de aforo neto (las entradas a la venta). Una cifra que sube a 60.000 para poder optar a una semifinal y 80.000 para el partido inaugural y la final. A ese nivel de espectadores hay que sumarle un 15% para completar el aforo bruto, sumando los compromisos y las zonas que tengan que utilizarse para servicios. Valencia quiere optar a una semifinal, con lo que el nuevo Mestalla tendrá que tener una capacidad de 70.000 espectadores para ello.

Las ciudades candidatas deben contar con infraestructuras para entrenar que incluyan, al menos, dos campos de césped natural anexos, con un mínimo de cuatro subsedes para la concentración de los equipos y entrenamientos a una distancia máxima de 40 km del estadio. La ciudad deportiva de Paterna, la de Buñol y la futura en Nazaret cumplen esos requisitos.

La sede deberá garantizar el uso de edificios cercanos al estadio para la logística de la organización. En la reunión del miércoles, el Ayuntamiento ofreció el futuro polideportivo de Benicalap para poder utilizarlo. Por tanto, garantizar su construcción también deberá adjuntarse en la documentación que deberá remitirse, como plazo máximo en octubre, a la candidatura. También deberá asegurarse una capacidad hospitalaria y de centros de salud. Cerca del nuevo Mestalla están el Hospital Arnau de Vilanova y el centro privado IMED.

La organización exige un mínimo de 5.000 plazas para aparcar en zonas cercanas. Hay que recordar que es uno de los puntos de fricción en el nuevo estadio puesto que el Valencia eliminó las 3.500 que estaban recogidas en los requisitos de la ATE.

Es de los aspectos que, a día de hoy, cumple Valencia sin fisuras. El Ayuntamiento y la Generalitat forman parte de los grupos de trabajo con los técnicos y apoyan la candidatura.

La FIFA exige tener hoteles de cuatro estrellas a menos de 20 minutos en coche y entre 3 y 5 de cinco estrellas a menos de 40 kilómetros. Valencia cumple con los requisitos de capacidad hotelera para el evento, con más de 18.000 plazas.

Los estadios que necesiten una remodelación o, directamente, ser construidos deben tener asegurada la financiación. Ese es uno de los temas pendientes del nuevo Mestalla. A los 80 millones aportados por CVC, hay que avalar los 45 restantes según la cifra que Layhoon Chan estimó para terminar la obra de 125 millones.

Las candidaturas deben adjuntar, sobre plano, donde estarán destinadas las zonas de trabajo para albergar un partido de un Mundial. Entre otros aspectos, las destinadas a los periodistas. También los accesos, planes de evacuación y dispositivos de seguridad para partidos de alto riesgo. Dentro de los espacios para los medios de comunicación (zonas de trabajo, sala de prensa, zona mixta...) deberán adjuntarse la delimitación de las televisiones que operen con derechos.

En la documentación deberá reflejarse un primer borrador sobre las zonas delimitadas para las aficiones, con una Fan Zone específica para cada sede. En el caso de Valencia, con el nuevo Mestalla, será clave el desarrollo de la zona terciaria del estadio. Una dotación para la que el club ya tiene una propuesta de la empresa Atitlan cercana a los 40 millones para desarrollar esa infraestructura de ocio.

Los estadios que deseen albergar partidos en el Mundial deberán tener una clasificación mínima de cuatro estrellas para la fase de grupos. En la ronda a la que Valencia quiere aspirar, una de las semifinales, el requisito que debe cumplir es el de estadio de cinco estrellas. Una catalogación que, dentro del campo estipulado en la extinta ATE, tiene el nuevo Mestalla para la UEFA y la FIFA.

Los estadios deben estar libres de eventos en su programación desde el mes previo al inicio del Mundial. Una exclusividad que no debe ser un problema en un recinto como el valenciano que aún no se ha estrenado. En el caso de que se termine el estadio, el inquilino preferente será el Valencia. Para otro tipo de eventos, como conciertos, la ciudad contará con la baza del Roig Arena para poder desviar la programación cultural que pueda tener en las fechas de disputa de la competición el estadio.

Las sedes tendrán que tener un acceso por carretera por vías rápidas con el resto de ciudades importantes de su entorno, algo que Valencia cumple con las salidas cercanas desde el nuevo estadio tanto a Madrid como a Barcelona, un aeropuerto de pasajeros con actividad ordinaria internacional a menos de 40 kilómetros del estadio, algo que se cumple con Manises, y una conexión ferroviaria, donde disponer de servicios de alta velocidad es un plus (la estación de Joaquín Sorolla).