El Valencia se mide hoy a un nuevo equipo revelación: el Girona, colíder y sorprendente aspirante a la gloria en la actual temporada. En anteriores ejercicios, hubo otros rivales que protagonizaron un papel similar al del club catalán. El Sporting de Gijón, a finales de ... los setenta, o la UD Las Palmas, diez años antes, fueron líderes, lucharon por el título, y acabaron siendo subcampeones.
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Un club histórico, el RCD Espanyol, que nunca ha ganado el campeonato de Liga, rozó esa posibilidad en la temporada 72-73. Lo tuvo al alcance de su mano pero, finalmente, acabó tercero. En la jornada 27, a siete partidos para la conclusión del torneo, visitó Mestalla. La tarde del domingo 1 de abril, el feudo valencianista registró un lleno imponente. Centenares de seguidores 'periquitos' acompañaron a un equipo en el que figuraba Poli, un viejo conocido, y Daniel Solsona que, cinco años después, salió de Sarrià para recalar en Mestalla. El conjunto blanquiazul acudió a la cita como líder y en estado de gracia al sumar seis victorias en las siete jornadas anteriores, una de ellas en el Camp Nou. La expectación estaba más que justificada.
Por su parte, el equipo de Di Stéfano, en una campaña irregular, buscaba el triunfo con el propósito de entrar en competiciones europeas. De aquel encuentro se habló durante mucho tiempo debido al marcaje implacable de Vidagany sobre Roberto Martínez. El lateral valenciano sometió al espigado delantero hispano-argentino a una vigilancia agobiante. En aquellos tiempos, los árbitros aplicaban un criterio de máxima condescendencia. Pese a la reiteración en las faltas, no hubo tarjetas. El Valencia se llevó el triunfo gracias al solitario gol de Pep Claramunt, logrado a falta de cuatro minutos para el final. Los catalanes perdieron ese día el liderato, aunque lo volvieron a recuperar en la siguiente jornada por última vez. Finalmente, se quedaron con la miel en los labios.
A finales de esa década, en la campaña 78-79, emergió un imparable Sporting de Gijón, con una escuadra inolvidable, repleta de internacionales, y con un valenciano de Sagunt, Maceda, que empezaba a foguearse en el eje de la zaga. Los asturianos competían en Segunda División dos años antes, subieron y se clasificaron para Europa por detrás del Valencia en la temporada 77-78. En el siguiente ejercicio, le disputaron el título al Real Madrid en un apasionante duelo no exento de polémica por un desdichado arbitraje. En El Molinón nació el cántico: «Así, así, así gana el Madrid».
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Sus duelos con el Valencia depararon sensaciones opuestas. En Mestalla, en la octava jornada, los locales exhibieron un poder ofensivo demoledor y se impusieron por un inapelable 4-0. La noticia de aquel encuentro es que no marcó Mario Kempes. Fue una noche de estrenos. Solsona hizo un doblete, sus dos primeros goles como valencianista. El defensa Botubot también tuvo su debut realizador mientras que Saura completó la goleada. Cuando ambos equipos se reencontraron en la segunda vuelta en Gijón, las tornas cambiaron. Los asturianos vencieron por 2-0, un resultado que los mantenía como líderes y que desató la crisis en el club de Mestalla. Marcel Domingo fue destituido y reemplazado por Pasieguito. El conjunto sportinguista, después de una memorable campaña, acabó segundo en la tabla.
Diez años antes, en el ejercicio 68-69, se repitió la historia. Un equipo desacostumbrado a luchar por las primeras posiciones, la UD Las Palmas, se erigió en la gran revelación del torneo, hasta el punto de luchar por el título. Los canarios fueron subcampeones después de plantar cara a los grandes. Su visita a Mestalla se trasladó a la noche del miércoles 18 de diciembre, por imperativos del calendario de la selección española. El duelo registró un arranque vibrante con 4 goles en la primera media hora, dos para cada equipo. Ya no hubo más. Niz, en propia puerta, y Waldo fueron los goleadores valencianistas. En el estadio Insular, el triunfo correspondió al cuadro amarillo por la mínima. A los 8 minutos, León había logrado un doblete para los canarios. Paquito maquilló el resultado con un gol en el último minuto.
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En esa misma época, un poco antes, en la temporada 65-66, un club modesto se puso de moda en el fútbol español: el Pontevedra. El conjunto de Pasarón se encaramó al liderato y batió en su feudo a muchos de los históricos, entre ellos el Valencia, que cayó por 2-0 en la primera vuelta. Se hizo popular la expresión: 'Hay que roerlo', para definir el estilo aguerrido de un conjunto que se desfondó en la segunda mitad del campeonato, para acabar bajando. En Mestalla fue goleado por 4-0, con tantos de Palau, Guillot, Totó y Paquito.
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