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1. Claudio López celebra la clasificación para la Champions a la conclusión del choque. fotos juanjo monzó

Emoción hasta el final

PACO LLORET

Sábado, 11 de mayo 2019, 01:02

Once meses de competición, 55 partidos oficiales, cuatro competiciones, un título y un final apoteósico de temporada. Ese es el resumen de la temporada 98-99. Han pasado veinte años desde que el Valencia logró su primera clasificación para la Liga de Campeones. La UEFA, comprobado el éxito inicial, decidió ampliar en 1998 el número de participantes. El campeonato español clasificaba a los cuatro primeros, aunque el tercero y el cuarto debían disputar una eliminatoria previa. Se trataba de un torneo todavía en fase experimental, pero con resultados muy alentadores. La fórmula funcionaba a las mil maravillas. El Valencia ya podría haber disputado la edición del ejercicio 96-97 al haber quedado subcampeón en la campaña anterior, pero el nuevo sistema se aplicó justo un año después. Los dos primeros de la tabla entraron en la Champions. Un año después se amplió el cupo a tres representantes. El Athletic de Bilbao resultó beneficiado por la medida. El Valencia hubo de esperar y pudo, finalmente, lograr su pasaporte al final de la campaña 98-99 gracias a un desenlace épico.

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Bajo la batuta de Claudio Ranieri, se compitió y se ganó la Intertoto, clasificado en la Copa de la UEFA se disputó un emocionante cruce ante el Liverpool resuelto por el valor doble de los goles marcados fuera de casa. Del 0-0 en Anfield se pasó al empate a dos en Mestalla. En la Copa se superaron tres eliminatorias: doble victoria ante el Levante UD que, por entonces militaba en segunda B, otro triunfo memorable en ambos campos frente al Barça que había jugado las tres últimas finales con la conquista del título en las dos más recientes, y una semifinal histórica ante el Real Madrid que dejó para la posteridad el 6-0 en casa que sentenció la clasificación para la final de La Cartuja donde los valencianistas doblegaron al Atlético de Madrid. Seis días antes, se disputaba la última jornada liguera. El Valencia recibía en casa al Mallorca que se había convertido en la gran revelación. El conjunto balear había disputado la final de la Recopa ante el poderoso Lazio. Se trataba de la última final del trofeo que desaparecía por el reajuste del calendario continental. El equipo de Héctor Cúper se había asegurado la tercera plaza liguera y, por tanto, la clasificación para la Liga de Campeones. Meses después cayeron en la eliminatoria previa ante el Molde noruego y fueron a la Copa de la UEFA.

Aquel choque decisivo era el último del adorado Claudio Ranieri en Mestalla. El italiano se había comprometido con el Atlético para la siguiente campaña mientras que Cúper iba a ser su relevo. Pese a las suspicacias surgidas, todo se desarrolló con aparente normalidad. El Mallorca lo tenía todo hecho, perdió en el Villa Park de Birmingham la Recopa, y ya no le quedaba ningún objetivo en la Liga. No es de extrañar que sucumbiera ante un Valencia arrollador que se impuso por 3-0 con goles de Mendieta, Ilie, y Marcelino en propia puerta. La grada celebró con alborozo un triunfo que no servía de nada si el Celta no perdía su encuentro en casa. Los célticos dependían de ellos mismos y un triunfo les garantizaba la codiciada cuarta posición. Todo a salió a pedir de boca, el conjunto celeste en el que se alineaban cuatro exvalencianistas -Lubo Penev, Sánchez, Cáceres y Karpin- y que no conocía la derrota en casa en toda la temporada, perdió aquella tarde por la mínima ante el Atlético gracias a un gol de Solari. Al Valencia le sonreía la fortuna después de haber desaprovechado la oportunidad de sentenciar el pasaporte europeo una semana antes, cuando visitó el campo del Tenerife. Los canarios ganaron por un apretado 3-2 pese al gol madrugador de Angulo. Las noticias que llegaban de Balaídos fueron el preludio de la fiesta.

El Valencia se metió en Champions hace 20 años en la última jornada tras ganar en casa al Mallorca

Aquel Valencia se vino arriba en los momentos difíciles de una campaña larga y exigente, la primera de Cañizares en la portería, en la que se vivieron momentos de éxtasis y otros más delicados. Una derrota inesperada en Mestalla ante el Espanyol a falta de cuatro jornadas complicó el panorama. La codiciada cuarta plaza tenía también al Deportivo de La Coruña como un firme pretendiente pero los de Riazor, que le tenían ganado el gol particular al Valencia, también pincharon en los últimos encuentros. El conjunto de Ranieri llegó a la última jornada por detrás de los dos equipos gallegos, pero la derrota de ambos sirvió en bandeja el objetivo deseado. Al Valencia no le favorecía el empate a puntos con el Celta porque, pese a estar igualado el tanteo particular entre ambos al haber acabado con empate a dos los encuentros que les enfrentaron en Vigo y Mestalla, el Celta vencía por el coeficiente global de goles. Una semana después de despedir la Liga, al siguiente domingo, el Valencia regresó a su campo para festejar la conquista de la Copa del Rey. Una despedida inolvidable.

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