Con un buen puñado de canteranos (9); un único fichaje y porque vino gratis; una docena de futbolistas del primer equipo algo escépticos por lo ... que se les puede venir encima; con Samu Castillejo, Rafa Mir y Luis Rioja pegados cada uno lógicamente a su teléfono móvil a la espera de la llamada definitiva para cerrar la maleta, y con un montón de ausencias entre lesiones, vacaciones y citas con la selección. En otras épocas, para hacer la fotografía del Valencia en su primer entrenamiento había que ampliar al máximo el encuadre por la gran cantidad de futbolistas que había, con muchos pendientes de colocar todavía. Ahora todo es distinto. Así en definitiva lo quiere Peter Lim, que con su política de restricciones –empobrecimiento según la mayoría– es capaz de mantener a Rubén Baraja en máxima tensión –o desesperación– las seis semanas que va a durar este periodo de pretemporada.
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A cualquier entrenador le gustaría siempre contar con sus 25 profesionales ya desde el primer día de trabajo. Ahora, a Baraja le pasa casi todo lo contrario. Además de que no se resuelve del todo ni la cesión de Rafa Mir ni por supuesto el traspaso de Luis Rioja (ayer empezó a entrenarse ya con el Alavés), por si fuera poco cuando empiece el tema de los amistosos –el primero será dentro de 12 días contra el ascendido Castellón–, el Valenica estará cogidísimo con pinzas hasta para hacer un once que pudiera ser más o menos reconocible. Para empezar, porque sólo tendrá un portero listo de los tres que hay en nómina (Dimitrievski), ya que Jaume seguirá varias semanas más aún en la enfermería y a Mamardashvili le espera la negociación sobre su próximo destino.
Pero es que, para colmo, la defensa es la línea que más contratiempos tiene en estos momentos: Cenk aún no se ha incorporado con permiso del club; a Gayà no se le espera hasta octubre; Mosquera estará en los JJOO; Yarek en el Europeo sub-19, y Diakhaby sigue con gimnasio y fisios. De hecho, como centrales del 'primer equipo' Baraja sólo tiene ahora a Tárrega.
Son estos parte de los condicionantes a los que se somete a Baraja en este verano un tanto insulso desde el punto de vista blanquinegro, a la espera siempre de que desde Singapur le pudieran cambiar las duras condiciones con las que suelen trabajar los entrenadores en los periodos de fichajes. De momento, no hay noticias tampoco de que Baraja tenga los billetes para desplazarse a Singapur, ni de que Lim o su hijo Kiat vayan a venir antes de que empiece la Liga. Se evita así que le pueda decir el técnico que lo de mejorar el año que viene en la clasificación está bien pero que con lo que hay es casi imposible. La ilusión de los chavales convocados es magnífica (Pamies, Fadal, Otorbi, Tejón, Serradell, Iranzo, Calvo, Moreno y Abril) pero no alcanza para desafíos de envergadura salvo que alguno siga los pasos de los Javi Guerra y compañía.
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