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En la imagen aparecen el portero Eizaguirre y el defensa Juan Ramón, en un partido disputado en el estadio de Mestalla en 1943 entre el Valencia y el Athletic (2-2). BERNAT NAVARRO PORTER
Valencia CF | El encanto irresistible de la Copa

El encanto irresistible de la Copa

El túnel del tiempo ·

El debut del Valencia en el torneo, todavía en el estadio de Algirós, se saldó con victoria ante el Sporting de Gijón con gol de Montes, aunque perdió en la vuelta y en el desempate

paco lloret

Sábado, 29 de enero 2022, 00:44

Mestalla vivirá el próximo miércoles un duelo copero a vida o muerte por segunda vez en su historia. El choque ante el Cádiz de cuartos de final a partido único sucede al celebrado en el ejercicio 2003-04 con el Real Murcia, solventado de manera favorable por 2-0. En la dilatada vida del recinto valencianista se han experimentado alegrías y decepciones, se ha asistido a prórrogas y lanzamientos de penaltis, clasificaciones milagrosas y eliminaciones dolorosas. La Copa se distingue por su atmósfera apasionada.

Pocos días antes de cerrar sus puertas, el campo de Algirós acogió el debut del Valencia en este torneo. Todo un acontecimiento para un club en fase de despegue imparable. El duelo ante el Sporting de Gijón se saldó con una victoria por la mínima. Como no podía ser de otro modo, el gol del celebrado triunfo lo anotó Arturo Montesinos 'Montes'. Después del feliz estreno llegó el duelo de vuelta en El Molinón donde los locales barrieron a su oponente por 6-0. No computaba la diferencia de goles así que se hizo necesario un encuentro de desempate en terreno neutral. El escenario elegido fue Oviedo donde se impuso el conjunto asturiano. A pesar del desenlace adverso, el entusiasmo por la Copa prendió en el valencianismo.

La primavera de 1923 fue pródiga en acontecimientos. El 20 de mayo se inauguraba Mestalla. Dos años después, en la edición de 1925, se vivió el primer capítulo de un duelo copero en el nuevo campo: el Valencia se impuso por 8-0 al Iberia de Zaragoza. En 1928, antes de fundarse la Liga, se protagonizó la primera gran alegría en el torneo del K.O: los de Mestalla se clasificaron para semifinales después de eliminar al Real Madrid gracias al empate a dos en la capital y a la victoria por 2-1 en casa. Jornada memorable y apoteosis final con traca y música. La prensa de Madrid no se repuso del ambiente exaltado y en sus crónicas dejó constancia del impacto emocional recibido. A renglón seguido, la Real Sociedad cortó el sueño con una goleada incontestable en Atocha.

La primera presencia en una final llegó en los años treinta, con el club ya instalado en primera división y Mestalla convertido en un escenario de referencia. Se inició la maldición de Barcelona como sede, donde el Valencia ha perdido las cinco finales disputadas. La correspondiente a 1934 que inauguraba la serie se escapó a pesar de adelantarse en el marcador por obra de el 'xiquet' Vilanova . El mito del Valencia 'bronco y copero' surge en la década de los cuarenta al estar presente en cinco finales, de las que se gana la primera y la última, ambas en Madrid. En la Ciudad Condal se pierden tres de forma consecutiva, todas ellas en Montjuic. Nadie ha igualado ese registro.

Los años cincuenta arrancaron con fuertes emociones. Una semifinal legendaria. Quienes lo vivieron en directo no lo han olvidado, el relato ha llegado hasta nuestros días con la emoción intacta de un duelo vibrante, considerado como el mejor partido de la historia de Mestalla. El Valencia levantó el 5-1 en contra de San Mamés gracias a un 6-2 que llevó la locura a una grada abarrotada. El duelo derivó en una sucesión de prórrogas en las que un gol ponía el punto final a la agonía. Lo marcó el Athletic, cuentan que por una indecisión del portero local. El mal fario se extendió dos años después en la final contra el Barça. Del 2-0 favorable al 4-2 en contra por culpa de la inferioridad numérica cuando no se contemplaban las sustituciones por lesión. El Valencia se desquitó a lo grande dos años después contra el mismo rival con un triunfo rotundo y una imagen épica: Quique, el portero, subido al larguero en Chamartín.

La siguiente presencia en la final se hizo de rogar porque los sesenta arrancaron con tres semifinales consecutivas perdidas, todas ellas con el primer partido en casa y ante rivales diferentes. En 1967 se alzó el título, primero que se pudo ver por televisión. Lo que parecía imposible de repetir se produjo: tres finales seguidas saldadas con derrota para abrir la década de los setenta. Una frustración aumentada por un doblete que se esfumó en la de 1971 por culpa de un arbitraje deplorable. En esas apareció un imperial Mario Kempes a finales de la década y el Valencia, envuelto con los colores de la Senyera, selló un triunfo legendario a orillas del Manzanares.

A partir de ahí se abre un largo paréntesis. La final de 1995 fue la de la gran movilización, el mayor desplazamiento de valencianistas de toda la historia para asistir al diluvio universal. Otra página para la colección de vivencias únicas. Partido suspendido, caos en el estadio, reanudación desafortunada tres días después. Profunda decepción. El Valencia tardó cuatro años en plantarse en una final para cerrar el siglo XX con una actuación memorable en La Cartuja sevillana. Después han venido otras dos finales, ambas ganadas en circunstancias diferentes. El motín contra Koeman y la de la reciente exaltación del Centenario. Una vez más la Copa aparece en el horizonte del valencianismo con su poder de seducción incomparable.

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