Y encima Vinícius se luce contra el Valencia

La maldición del Santiago Bernabéu para el Valencia es digna de estudio. El campo del Real Madrid sigue siendo el que arrastra las dos rachas más largas de los de Mestalla sin ganar a un rival en su casa; 16 partidos de Liga seguidos y 19 contando todas las competiciones (puesto que hay que sumar dos de Copa y uno de Supercopa). Desde la victoria del 23 de marzo de 2008 –Arizmendi tendrá que seguir atendiendo entrevistas al menos una previa más porque su gol sigue certificando el último triunfo valencianista– el ahora equipo entrenado por Baraja ha sumado 6 empates y 13 derrotas. Es decir, desde aquella última noche de alegría ha perdido el 68% de partidos que ha disputado en el Bernabéu. Para terminar de sazonar la herida madridista, con los cinco goles encajados este sábado el Valencia se convierte en el quinto equipo que más tantos ha recibido en casa blanca, con 167.

Los gestos de dolor del capitán José Luis Gayà, que se marchó a los diez minutos de la segunda parte cuando había salido tras el descanso con un vendaje en la pierna izquierda anunciando que algo no iba bien, dolió al valencianismo casi igual que la goleada. Al menos, Baraja rebajó un poco la alerta al reconocer que la primera exploración indica tan sólo «un golpe en la rodilla». También con Pepelu, que se retiró con molestias, y Mamardashvili, que también refirió alguna dolencia durante el partido. Para los tres, a la espera de conocer si el dolor de Gayà le permite incorporarse a la llamada de la selección, el parón debe permitir que sean de la partida el próximo 25 de noviembre, cuando el Celta de Rafa Benítez visite Mestalla.

Si algo certificó la goleada del Real Madrid es que Baraja cuenta tan sólo con una primera unidad de garantías que, además, está acusando el desgaste de alguna de sus piezas más importantes como es el caso de Javi Guerra, que se encuentra en un bajón de rendimiento evidente. Ese es uno de los dramas de este Valencia de 2023, donde la segunda unidad baja muchas prestaciones. La dura realidad que dejó la paliza que endosó el conjunto blanco en el Bernabéu es que, aunque duela leerlo, el proyecto de Lim no es competencia directa para el Real Madrid. Juegan en diferentes ligas. Asumir la realidad es el único camino para intentar, a corto y medio plazo, que el club de Mestalla pueda volver a sentarse en la mesa de los grandes de la Liga. Cuando no apareces por Europa desde febrero de 2020 es un indicativo de que el proyecto de Meriton ha tocado fondo. Aunque duela reconocerlo y más pasando por debajo del futbolín en Madrid.