
Un espacio para la esperanza
Pau Corachán
Miércoles, 28 de abril 2021, 18:41
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Pau Corachán
Miércoles, 28 de abril 2021, 18:41
Vivimos días convulsos. El fútbol negocio, el fútbol espectáculo, el fútbol hecho de espaldas al pueblo languidece. La gallina de los huevos de oro está en crisis. La burbuja explotó. El fútbol de la opulencia está tocado de muerte. Resulta que, oh sorpresa, nos necesitaban. «Los jóvenes están perdiendo el interés en el fútbol». Precios prohibitivos en entradas y abonos, horarios absurdos, retransmisiones de pago, merchandising más caro que el caviar, medidas restrictivas. Nos han echado y ahora nos echan de menos.
El Señor Oscuro reúne a todas sus fuerzas en la Puerta Negra de Mordor y traza un plan. Los equipos más poderosos y más ricos de Europa unidos para seguir engordando sus cuentas bancarias. Aparta, perroflauta, que voy con prisa. Una gran corporación del mal para acabar con los tediosos partidos en los que no hay champán ni azafatas, en los que hace frío o excesivo calor, en los que huele a césped, humo y bocatas de panceta, y no a Channel y trampas en palcos privados.
Pero en apenas 48 horas, todo cambia. Los aficionados ingleses, tanto de equipos que formarían parte de la Superliga Europea como de los que no habrían sido invitados a la fiesta, lideran una serie de protestas que comienzan en las redes y se materializan en las puertas de algunos estadios. Leyendas de los clubes, jugadores actuales y hasta el Primer Ministro se unen a la repulsa al engendro pergeñado por Florentino Pérez, el autoproclamado líder de la maligna corporación, con financiación de JP Morgan y la complacencia servicial de los mass media españoles.
En una sucesión vertiginosa de comunicados, uno a uno, los aliados del Señor Oscuro llevan a cabo la recogida de cable más celebrada de los últimos años. Si algo hay que reconocerle a Florentino es que nos ha regalado una tarde para la gloria. Cuando el Chelsea anuncia su retirada, los hinchas congregados en las puertas de Stamford Bridge festejan el gol más especial de los últimos años. El grito es ensordecedor y las sonrisas de júbilo atraviesan cada rostro. No es para menos, ese gol lo habían metido ellos. Con unidad, convencimiento y valentía.
Esa es la mejor lección que podemos extraer de toda esta historia: todavía es posible cambiar las cosas en este podrido mundo del fútbol que quieren acabar de arrebatarnos. Hay espacio para la esperanza mientras haya aficiones capaces de movilizarse olvidando la resignación. Ante la excusa de la utopía, movimiento; ante el pasotismo, acción; ante el silencio, verdad.
Y un deseo: que el ejemplo de los supporters ingleses cale en la sociedad valenciana. Que el pueblo de Mestalla abandone la desidia y se una a los movimientos de oposición al destructor Meriton Holdings. Que en cada barrio, en cada pueblo, en cada comarca, los valencianistas alcen la cabeza, miren a su alrededor y sepan que no están solos.
«Veo en vuestros ojos el mismo miedo que encogería mi propio corazón. Pudiera llegar el día en el que valor de los hombres decayera, en que olvidáramos a nuestros compañeros y se rompieran los lazos de nuestra comunidad, pero hoy no es ese día. En que una hora de lobos y escudos rotos rubricaran la consumación de la edad de los hombres, pero hoy no es ese día. En este día lucharemos. Por todo aquello que vuestro corazón ama, de esta buena tierra, os llamo a luchar».
Pon tu pancarta, agrupa tus acciones en Libertad VCF, infórmate de su proyecto y difúndelo, mantén alta la bandera del valencianismo. Sé parte de la solución. Únete a la esperanza. El fútbol es nuestro, el futuro es sin Meriton.
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