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óscar bellot
Domingo, 10 de octubre 2021, 00:11
España pasó el rodillo ante la reina de Europa pero quiere más. El fresco y descarado combinado de Luis Enrique, vitaminado por la extraordinaria victoria que logró el miércoles frente a la durante mucho tiempo invencible Italia, desafiará este domingo a la campeona del mundo, de nuevo en San Siro, donde La Roja confía en hacer cima otra vez. Nueve años después de abrochar en Kiev la Eurocopa con la que cerró un ciclo inolvidable que la convirtió en la envidia de todos, la selección que triunfó con el 'tiki-taka' vuelve a presumir de un juego ágil y vistoso, impulsado por la lozanía de una camada de talentos que viene pisando fuerte. Pero enfrente estará un rival formidable que ha revolucionado la idiosincrasia que le permitió auparse a lo más alto hace tres años en el Mundial de Rusia para ponerse al servicio de un tridente dorado de delanteros que tira de una Francia menos compacta pero más trepidante y vertical que entonces.
Aunque nació con cierta sordina para poner coto a la letanía de amistosos intrascendentes y su vida todavía es escasa para atisbar el grado de madurez con el que alcanzará la edad adulta, la Liga de Naciones ha cobrado impulso en esta edición gracias a unas semifinales espectaculares que han demostrado la seriedad con que se han tomado la competición los cuatro contendientes. España completó una oda majestuosa frente a Italia y Francia asombró un día más tarde con una remontada frenética que dejó a Bélgica en la cuneta. Ahora los vecinos se verán las caras con la corona que se ciñó Portugal hace dos años en disputa.
El bloque de Luis Enrique acude al cuadrilátero relanzado por el desparpajo con el que se conducen sus juveniles púgiles, que han derribado la puerta con el aval de su talento. La carencia de complejos ante esa Italia que venía comportándose como una apisonadora ha devuelto la ilusión a la afición española, entregada a la solvencia de Pau Torres, el aplomo de Gavi a sus 17 años para nada tiernos y el dinamismo de Oyarzabal, Sarabia y el exvalencianista Ferran Torres, tres puñales que aparecen por cualquier lado. El problema es que la participación de Ferran no está del todo clara. Ayer no se entrenó y Luis Enrique dejaba dudas en la rueda de prensa que hizo junto al de Foios: «No lo vamos a forzar. Si está en forma, jugará, si no, no lo hará y jugará un compañero y confiamos en él y nos adaptaremos».
Cargados de galones por un seleccionador valiente que no atiende a carnets de identidad por mucho que se le discuta hasta la más nimia de sus decisiones, esta joven generación de internacionales que mantiene el toque y la posesión como bandera pero también metaboliza ese 'dragon khan' que tanto gusta a Luis Enrique ofrece signos de que está preparada para empresas mayores. Ante Francia tiene una oportunidad excelente para dar otro golpe de autoridad, aunque para ello tendrá de rayar a gran altura porque los 'blues' no hacen prisioneros.
El grupo de Didier Deschamps no es tan disciplinado defensivamente como aquel que se entronizó ante Croacia en el Luzhniki moscovita pero tiene un arsenal de delanteros capaz de resolver cualquier entuerto en un santiamén. No debe haberle resultado fácil al técnico de Bayona revisar sus principios, asentados por la férrea escuela italiana en los tiempos del 'catenaccio', para ponerse al servicio de una trinidad de delanteros que no tiene equivalente en ninguna otra selección. Pero así lo requería la inconmensurable clase de Griezmann, Mbappé y Benzema.
El viraje operado ya antes de la Eurocopa multisede se ha acelerado tras el fracaso en aquel torneo, lo que está acarreando cierta inestabilidad que seguramente resulte inevitable ante un cambio de semejante calado. Los galos son ahora más permeables porque la defensa de tres centrales que Deschamps viene utilizando en los últimos partidos todavía está en fase de acoplamiento y en el centro del campo falta N'Golo Kanté, el centrocampista con más fondo físico del mundo y un factor de corrección inestimable. Pero los carrileros son otra arma nuclear, especialmente Theo Hernández, autor de la diana decisiva contra Bélgica.
Frente a los 'diablos rojos' funcionó como nunca la conexión entre Griezmann, Mbappé y Benzema. Solo se quedó sin marcar el futbolista del Atlético, que ante España alcanzará el centenar de apariciones con la tricolor, algo que solo habían logrado ocho futbolistas antes que el 'Principito'. Cincuenta y siete de ellos los ha disputado de forma consecutiva, lo que demuestra el valor esencial de su labor para Deschamps, que le ha adjudicado el rol de conector entre el centro del campo y la delantera.
El seleccionador galo tiene las bajas de Lucas Digne por lesión y de Adrien Rabiot, aislado tras dar positivo por coronavirus este sábado. El joven Aurélien Tchouaméni se perfila como recambio del centrocampista de la Juventus como sostén, junto a Paul Pogba, de un centro del campo que tratará de discutirle la posesión a España. El gran desafío de La Roja será evitar pérdidas en la salida que faciliten la guerra relámpago de Francia.
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