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Goza de buena salud. Ese es básicamente el pronóstico otorgado a día de hoy a la estructura que debe ser –se supone que algún día– ... el futuro estadio del Valencia CF en la avenida Cortes Valencianas. No es que la obra actual goce de una envidiable salud, porque realmente la edificación en sí está, metafóricamente hablando y nunca mejor dicho, en los huesos, pero al menos técnicamente la estructura está casi lista para que empiece la actividad... pero la de verdad. Hasta ahora, desde 2009, sólo ha abierto la puerta metálica que hay en uno de sus laterales de par en par en contadas ocasiones, como por ejemplo: cuando a Peter Lim le apetecía darse una vuelta por ahí; con la visita de su hijo para que fuera empapándose de la realidad y por los galones que teóricamente se le iban a dar; también cuando llegó la comitiva de la Federación para el Mundial 2030, y la que más impacto tuvo cuando cuando Sean Bai decidió invitar a la prensa y hacer una generosa rueda de prensa para explicar la versión que Meriton tenía y tiene del asunto, porque salvo en lo del aforo no ha variado ni un ápice respecto a lo de no poner el aval.
Después de quince años parada y expuesta a la intemperie, con el nacimiento de matorrales y diversa vegetación salvaje en lo que tendría que ser el terreno de juego y en cualquier zona que pudiera arraigar, el Valencia ya tiene al menos el informe técnico favorable que se ha realizado sobre el estado actual de la estructura y la conservación que ha tenido durante este largo periodo de inactividad. El deterioro ha sido pues mínimo.
También es cierto que este diagnóstico era básicamente lo previsible, ya que los técnicos –el propio Marck Fenwick así lo ha dicho cada vez que ha venido a Valencia a potenciar una nueva modificación del proyecto– siempre han considerado que a pesar de los años que la obra ha estado parada, la estructura no había sufrido ningún daño que requiriera una especial atención.
Por si acaso, el club tomó la decisión de contratar a una empresa especialista en esta serie de labores –radicada en Almácera– para que hiciera las comprobaciones pertinentes. En pocos días se realizaron los trabajos pertinentes y se evaluó, por ejemplo, el estado en el que está el hormigón, que dicho sea de paso, es lo que da una imagen de cierta tristeza desde el exterior al conjunto en general.
¿Por qué se ha hecho este examen de 'salud'? Principalmente, y así lo admite el propio Valencia, para dar cuantos pasos fueran necesarios en la fase previa con el fin de avanzar lo máximo posible para que, una vez se tenga de manera definitiva la luz verde administrativa, la actividad de los obreros sea lo más inmediata posible. El desembolso para que se haga este estudio previo se da por bien empleado ya que la sensación que maneja el club internamente es que todo, dentro de los conflictos que hay en el seno del Ayuntamiento, se puede acelerar de un momento a otro.
El Valencia, aún a pesar de sus intenciones así lo aseguran una y otra vez de empezar lo antes posible, no va a ejecutar ningún movimiento definitivo con las empresas constructoras hasta que no estén concedidas las licencias. Y lo último que se sabe sobre dichas licencias es lo que dijo públicamente el concejal popular Juan Giner, el mismo día que recibía la negativa de todos los grupos municipales de respaldar la iniciativa de aprobar las fichas urbanísticas. El edil dejó claro que las licencias, como máximo, tienen un margen de dos años para que le sean o no concedidas y Giner aprovechó la circunstancia para dejar claro que en ese proceso, el Ayuntamiento como tal en lo que se refiere a la vertiente política lo único que puede hacer es asumir lo que estimen oportuno los propios técnicos municipales.
Es difícil encajar en el tetris del escenario político municipal actual cuáles van a ser los movimientos que se van a producir en las próximas fechas. Después de la moción presentada por el PSPV y que será debatida y sometida a votación en el pleno del próximo miércoles 29, la duda que se genera es saber cuál será no sólo la reacción por parte del PP sino sobre todo de su socio en el Gobierno: VOX. Lo que pretenden los socialistas es que en este pleno de la semana que viene se apruebe esa petición de exigir al Valencia que las fichas urbanísticas vayan adjuntas al aval (en este caso su propuesta mencionaba al Valencia y no a Meriton) que cubra la finalización de las obras del nuevo estadio. Compromís ya avisó de que va en esa misma línea pero que puede presentar alguna enmienda.
Pero, ¿y VOX? Juanma Badenas siempre se ha mostrado crítico con Peter Lim, con más acidez incluso que los propios socialistas y nacionalistas en ocasiones. El PSPV necesita lógicamente los 9 votos de Compromís para sacar adelante su moción pero para ello debe contar también al menos con la abstención de VOX. Este martes, desde VOX preferían guardar silencio sobre este asunto, conscientes de que cualquier movimiento que hagan va a tener un efecto decisivo en todo este conflicto urbanístico. La fecha del 3 de agosto parece lejana pero realmente hasta ese día, sólo quedan tres plenos. Si los socialistas sacan adelante esta moción, las fichas y el aval se llevarían a votación en el pleno de junio. La otra opción que se baraja con cierto fundamento es que VOX y PP presenten por su parte una moción alternativa para este próximo pleno y evitar así un descalabro que ponga en riesgo la coalición.
El Valencia, mientras, se mantiene a la expectativa ante este escenario incierto que se vive desde el punto de vista político. Lo único que reitera el club es que la contratación y realización de ese estudio es una clara demostración sobre cuáles son sus intenciones. Eso sí, no cruza esa línea del aval que siempre se le ha reclamado a Meriton para que garantice el montante de la obra que todavía falta por realizar.
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