![Exhibición goleadora con sabor a despedida de Ansola y Poli](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/10/18/Liga%201966-1967%20L.Palmas%200%20Valencia%200-RN11d4bW0ha6iRzujHc5xnK-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
![Exhibición goleadora con sabor a despedida de Ansola y Poli](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/10/18/Liga%201966-1967%20L.Palmas%200%20Valencia%200-RN11d4bW0ha6iRzujHc5xnK-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Nadie en su sano juicio habría sospechado que los grandes protagonistas de una noche triunfal ya no volverían a marcar más goles en Mestalla en aquella Liga que acabó de la mejor manera posible. Ansola y Poli se repartieron los cinco tantos que el Valencia ... le endosó a la UD Las Palmas en la segunda jornada de la campaña 70-71. El delantero vasco anotó tres, el interior andaluz logró los otros dos. La tremenda expectación que despertó aquel primer partido oficial del Valencia en su feudo se vio acompañada de un recital de juego y de goles. Ansola y Poli escribieron su última carta a una afición que salió entusiasmada del campo, convencida de que aquella iba a ser una gran temporada. Aquel presagio se cumplió con la conquista del título liguero y la disputa de la final de Copa; sin embargo, los goleadores del encuentro ante los canarios tuvieron papel secundario después de aquel día.
Ansola aún logró un gol más en el campeonato liguero. Sucedió en la visita a Los Cármenes con empate a dos ante el Granada en la cuarta jornada, cuando Di Stéfano todavía contaba con el guipuzcoano. A medida que avanzaba el ejercicio desapareció de las alineaciones en beneficio de Carlos Pellicer y de José Vicente Forment. El delantero gallego con el nueve a la espalda y el valenciano con el ocho, satisfacían a un entrenador que despreciaba a los delanteros de área, rematadores que esperan su oportunidad y dependen del equipo. Alfredo di Stéfano se decantaba por un perfil opuesto: falsos delanteros, jugadores con movilidad y capacidad de trabajar en ataque y en defensa. Ambos respondían a las exigencias del técnico y encajaban en su visión del juego.
Ansola y Poli reaparecieron en la Copa por necesidad. Las lesiones de Pellicer y Forment les permitieron volver al equipo después de haber estado ausentes en gran parte de la Liga. Manuel Polinario «Poli» disputó su último encuentro como titular en la quinta jornada, ante la Real Sociedad en Mestalla. No hubo goles. A diferencia de Ansola, el dinámico interior nacido en Puente Genil, apareció más en los partidos, siempre como recambio en las segundas partes. Poli era un jugador que aportaba velocidad al juego y que podía actuar indistintamente por ambas bandas. El público de aquella época lo tenía considerado como una especie de «Correcaminos».
Con Sergio y Valdez asentados como titulares por las bandas, y Enrique Claramunt convertido en una alternativa válida para cualquier posición de la delantera, Poli ocupó un papel secundario. Al igual que Ansola, ambos cerraron su etapa en el Valencia como titulares en la final de Copa disputada ante el Barcelona. El ariete fue sustituido antes del final del tiempo reglamentario mientras que el andaluz disputó los 90 minutos y la prórroga. Sus trayectorias continuaron teñidas de blanquiazul, mientras el vasco recaló en la Real Sociedad, Poli se vinculó con el Espanyol. En ambos casos, siguieron rindiendo a buen nivel.
La noche del duelo ante la UD Las Palmas, Ansola demostró su olfato goleador, poniendo la guinda a una actuación coral antológica. Poli le acompañó como complemento indispensable a la capacidad creativa del gran Pep Claramunt y la visión depurada del capitán, Paquito.Sin exagerar, aquel Valencia presentó aquella noche su candidatura al título, aunque en los siguientes partidos los resultados no acompañaron. El cuadro canario se presentó en Mestalla con un once repleto de nombres legendarios, entre los que destacaban Tonono, Germán, Gilberto y Martín Marrero. No pudo alinearse el malogrado Guedes, que víctima de una enfermedad falleció meses después a los 28 años.
En la portería canaria se alineaba un valenciano: Francisco Catalá, nacido en Cullera, que se formó en el Mestalla, tuvo un paso efímero por el Levante UD, y recaló en el Málaga. Con los andaluces debutó en primera división antes de fichar por el club insular en el verano de 1969. Aquella era su primera visita al feudo valencianista como guardameta del conjunto canario. Dos temporadas antes, sin embargo, no encajó ningún gol como malaguista en una actuación formidable aliada con los postes que, por tres veces, evitaron los goles valencianistas.
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