A Peter Lim, como máximo accionista y responsable número uno de lo de lo bueno y lo malo que le pasa al Valencia, le crecen los problemas. Por si no tuviera bastante con las dificultades financieras, el dichoso estadio, el malestar de la afición y ... la dinámica tan peligrosa en la que se ha metido el primer equipo, ahora resulta que el Femenino se ha sumado a la lista de peligros inminentes que pueden arañar todavía más la gestión de Meriton en el club.
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Si el Valencia que dirige Baraja estaba en la quinta jornada (ahora lleva nueve disputadas) colista como vigésimo en la clasificación, resulta que el Femenino se ha propuesto emular a los chicos y tras sus primeras cinco partidos de Liga, resulta que también es colista. Además, con los mismos puntos unos y otras: uno.
El panorama es bastante preocupante, máxime si tenemos en cuenta que la incorporación de Layhoon a la presidencia blanquinegra sirvió para fortalecer todavía más las bases de la sección femenina que cumple precisamente este 2024 los quince años de existencia. El Valencia tiene equipo femenino desde que asumió en 2009 al Colegio Alemán, equipo que en la ciudad estuvo a la sombra del Levante (cuatro años campeón de Liga y tres subcampeón).
Es verdad que el Valencia vivió sus mejores años bajo la dirección de Cristian Toro y que pasó de pelear por no bajar a terminar tercero (2016-17) y cuarto (2014-15) y hasta perdió una final de Copa de la Reina ya con Meriton en el accionariado, pero de la crisis que ha afectado sobremanera al masculino no se han librado las chicas y este año le ha tocado a José Luis Bravo conseguir una salvación que ahora se ha puesto evidentemente muy cuesta arriba. Las chicas sufren uno de los mismos problemas que padecen los chicos: su falta de gol. Lleva cuatro partidos consecutivos sin anotar y aunque es verdad que en la última jornada contra el Real Madrid el equipo dio la cara y supo defenderse con orden y criterio, lo cierto es que la carencia es más que evidente. El porqué de esta situación tan angustiosa hay que buscarlo por un lado en las jugadoras que se han ido por las mejores ofertas que han manejado este verano (Estela al Betis, Fiamma al Atlético, Molina y Chacón al Levante Badalona, Gil al Villarreal y Sulola al Sporting de Huelva), y, po rotro, la cantidad de lesiones que han dejado a la plantilla bastante tocada: Anita Marcos y Kerly Real se rompieron el cruzado; la internacional Etih se fracturó el dedo de una mano y tiene para varios meses, Asun Martínez aún no está del todo recuperada de su larga lesión mientras que Aida tiene ahora problemas en el isquio. Todas son titulares.
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Pero la competición no espera a nadie y el Valencia no puede quedarse lamiendo estas heridas. En parte, motivadas también porque las que han llegado como refuerzos no están dando ni mucho menos el nivel que necesita el equipo para superar esta crisis. Vitoria Almeida, Brown, Mrabet, Malena Ortiz, Sofía y Alidja Materek tienen todavía bastante que demostrar si de verdad aspiran a evitar como el resto que el Valencia naufrague.
Por ahora, al menos, el grupo tiene confianza plena en los conocimientos de José Luis Bravo pero los puntos no llegan. De ahí que la cita de este domingo en el Puchades contra el Granada –dos puntos por encima– sea de suma importancia.
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