Fernando Gómez Colomer
Valencia
Viernes, 31 de diciembre 2021, 19:10
Por fin un partido que podía contemplar y analizar con tranquilidad. Son muchos otros los que no he podido ver con detenimiento, dada mi actividad como director deportivo del CD Castellón. Fue una buena oportunidad para comprobar y examinar a ese Valencia de Pepe Bordalás ... que tan buenos resultados está cosechando y en tan buen y esperanzador lugar en la clasificación de esta Liga se encuentra.
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Desde lejos, un Valencia que está ganando, basando sus victorias en un estilo algo alejado de las intenciones de su técnico, pero al que le está dando para estar entre los más importantes de la competición. Y digo alejado, porqué, como el mismo entrenador ha reconocido, encaja demasiados goles, muchos más de los que debería recibir un equipo del míster alicantino. Sí que es uno de los conjuntos que más faltas hace y más tarjetas lleva, pero también es una realidad que la capacidad goleadora es inmensamente superior a lo habitual de un equipo cuya principal virtud sería la de defender.
Así pues, sólo ha ganado a uno de los rivales situados entre los diez primeros, pero no ha perdido, es más, ha ganado seis de los diez partidos en los que se enfrentó a esa decena de clubes situados de mitad hacia abajo en la tabla. En una liga bastante baratita, el Valencia si mantiene su nivel de resultados se erige en uno de los favoritos a puestos europeos.
Ayer visitaba Mestalla el Espanyol y no podemos obviar, lógicamente, en período extremo de contagios por coronavirus. Recién ascendido, el Valencia sólo debía hacer valer su potencial y su mejor plantilla para vencer. Se antojaba victoria segura para, al menos por unos días, posarse en zona Champions. Y me acuerdo yo de los palos que recibí por decir que el Valencia de la última campaña podía quedar el puesto diez. ¿Alderete y Hugo Duro pueden hacer cambiar tanto los objetivos? Otras circunstancias fueron, y no la plantilla que se tenía.
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Primera mitad muy abierta, un Valencia de más a menos, aunque bajo mi punto de vista, los locales fueron menos superiores a su rival al principio de lo que fue el Espanyol al final. Muchas interrupciones, poca continuidad en el juego. Demasiadas faltas. Y en cuanto a modelo con la pelota en los pies, un buen Espanyol en posesión y creación de juego, poco claro en los últimos metros, y un Valencia de robo y contragolpe. Una combinación de ambos estilos sería lo ideal.
Como sólo vale ganar, no nos fijamos tanto en la forma cuando lo hacemos. Ayer el Espanyol, once contra once, no merecía perder. El Valencia, sin una sola parada del meta españolista, iba por delante en el marcador. El control del juego correspondía a los visitantes. Y es ahí donde quiero ir. No tenemos el control, ni del juego ni del partido, en un ochenta por cien de enfrentamientos. Ni contra equipos teóricamente inferiores. La razón, si ganas, ni lo piensas ni la buscas, pero si no lo haces, yo al menos, me la pregunto. Y la respuesta es clara, entrenador. Bordalás y su modelo, hasta el final, es el que tenemos. A mí me gustaría ser de los otros, de los que casi siempre que gana, es porqué es mejor al rival, en casi todos los momentos del juego.
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