Urgente Un incendio en un bingo desata la alarma en el centro de Valencia y deja 18 atendidos por humo

Otro partido en el que el Valencia tuvo que ir a remolque, en esta ocasión dos veces, y al menos pudo rescatar un punto. La primera mitad ya acabó con ventaja en el marcador para los visitantes. Una vez más, el Valencia se metió en ... problemas recién comenzado el partido. Y esta circunstancia generó una nueva situación de desconfianza en los jugadores. Lo he dicho muchas veces, un equipo muy difícil de derrotar la temporada pasada como era el de Rubén Baraja, vive ahora una experiencia muy influyente en su estado de ánimo: no saben cuándo van a ganar y, lo que es peor, qué hacer para lograrlo.

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Lo que proponen no les sirve, y tan solo una jugada aislada, o aprovechando el balón parado, podrían resolver el tremendo entuerto en el que se están inmersos. En cualquier caso, y al menos por lo que vemos cada partido, o el Valencia gana sin merecerlo o va a ser muy complicado que lo haga basándose en argumentos futbolísticos que le hagan acreedor de victorias en esta temporada que prácticamente ha llegado a su ecuador en el final de año..

Baraja en Valladolid, para justificar la titularidad de Jesús Vazquez, argumentó que si no está el uno, juega el dos en la posición. Un partido le duró, ya que Luis Rioja ya fue titular como lateral izquierdo en el RCDE Stadium y ayer contra el Deportivo Alavés: es decir, puso en liza al teórico tres en esa demarcación.

Y Luis Rioja, que está siendo de lo mejorcito del equipo en este tramo de la temporada, erró en el seguimiento de Carlos Vicente y concedimos el primero del partido, el que les daba ventaja nada más comenzar y nos sumía en la desesperación. Algo que se comprobó a lo largo de los primeros cuarenta y cinco minutos, con un equipo que experimentó errores de pase, en controles, desplazamientos fáciles lanzados fuera del terreno de juego, y poca participación. Los jugadores del Valencia quieren aportar pero en este momento están superados. Y aun así quieren, y los rivales tampoco son tan superiores, ni siquiera, diría yo, de suficiente nivel para llevarse los puntos en juego, así que la segunda mitad decidiría el envite.

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Y así sucedió, tal y como comentábamos: una jugada aislada supuso un penalti a favor, y el Valencia empataba el partido. Fue gracias a una pelota al área, en la fase de encuentro en la que peor estábamos, en la que el Deportivo Alaves pareció hacerse con el mando definitivamente, y su segundo gol estaba mucho más cerca.

A partir del empate el equipo estuvo mejor, algo habitual en Mestalla: desconcierto por parte del rival, mayor convencimiento del Valencia, y la posibilidad de éxito, cercana. Hubiese sido probablemente injusto este desenlace, pero se podría haber dado. El Valencia sigue en las mismas, mejoría cero con respecto a partidos anteriores, y como dijimos, dependiendo sólo de jugadas concretas y no de méritos o argumentos convincentes para sumar algo positivo.

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El público ya expresó su opinión. Seguramente no lo habré percibido en otros encuentros en Mestalla, pero las protestas contra el juego, los futbolistas y el entrenador fueron una realidad durante la segunda parte del choque de este domingo contra el Alavés. Insisto, deseo con todas mis ganas que Rubén Baraja lo saque adelante, pero seguimos esperando, las jornadas pasan, y no ganar nos hunde cada vez más.

Se empató en el minuto noventa y siete, pero seamos sinceros, estuvimos mucho más cerca de perder que de ganar, diría yo, mucho más cerca de perder, que de empatar. Dos victorias en veinticinco partidos, ese es el bagaje.

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