Urgente Un incendio en un bingo desata la alarma en el centro de Valencia
Pepe Caballero
Nueva newsletter: Mis partidos en Mestalla

Fernando y Robert encienden la mascletà

Mestalla disfrutó de una remontada inolvidable aquel sábado por la noche de 1992 ante el Real Madrid de la Quinta del Buitre

Cayetano Ros

Valencia

Miércoles, 10 de mayo 2023, 00:46

«Mestalla és una festa, una autèntica mascletà», clamaba, eufórico, Miguel Ángel Picornell, el narrador de Canal Nou tras el gol de Robert Fernández que completaba la remontada ante el Real Madrid la noche del 18 de enero de 1992. «Increïble, increïble», repetía, emocionado, el ... comentarista Paco Lloret sobre cómo, en los dos minutos finales, el Valencia CF le había dado la vuelta al conjunto madridista. Mestalla sentía fuego por todos los poros.

Publicidad

El técnico valencianista, Guud Hiddink, cambió el encuentro con un movimiento providencial en el 87. El pequeño e impulsivo Nando entró por Voro y participó en los dos goles locales. Primero prolongó con la cabeza un balón que Fernando colocó, también de cabeza, lejos del alcance de Buyo (m. 87). Y después provocó, en posición de extremo izquierdo, una falta de Luis Enrique: centró Tomás, rechazó mal Rocha y Robert, en el punto de penalti, volvió a cabecer lejos del meta gallego del Real Madrid (m. 88).

«Le gano la posición a Luis Enrique (alguna vez lo hemos comentado) y marco», rememora Robert, abrazado tras el tanto al malogrado Rommel Fernández (el delantero panameño entró en este segundo tiempo). Los dos goles llegaron de sendos cabezazos. Robert pasaba por ser un gran cabeceador. También lo era Fernando, aunque no tuviera tanto reconocimiento en esta especialidad. «Así es, me lo valoraron cuando me fui al Wolverhampton y vieron un resumen de mis goles», admite Fernando. «Cuando sacaba el portero contrario, ganaba muchos duelos saltando con el rival. Y en los córners en contra, le decía al entrenador: 'déjame marcar a uno».

Mestalla entró en éxtasis porque se dieron todos los ingredientes: era un Madrid poderoso: la Quinta del Buitre aderezada con el carácter de Hierro y Hugo Sánchez; el árbitro, López Nieto, había señalado un penalti a favor de los madridista por un empujón de Penev a Luis Milla; el Valencia de Hiddink era capaz de pintarle la cara a cualquiera; aquel triunfo, además, le acercaba a la primera posición ocupada precisamente por el Madrid...

Publicidad

Robert Fernández en la actualidad.

«Éramos muy buen equipo y nos crecíamos ante los grandes, sobre todo en casa», dice Robert, «pocos equipos de la historia del VCF han jugado como aquel de Hiddink». «Tuvimos tres años magníficos con Hiddink», confirma Fernando, «éramos muy buenos con el balón: sabíamos solventar situaciones difíciles. Tuvimos que lidiar y le plantamos cara al Madrid de la Quinta y al Barça de Cruyff».

El Valencia formó aquella noche con Sempere, Giner, Camarasa y Voro como centrales, Quique Flores y Leonardo de carrileros; Tomás en el medio junto a Fernando y Robert; y en ataque Eloy y Lubo Penev. En el Real Madrid: Buyo; Chendo, Rocha, Sanchis, Villarroya; Michel, Hierro, Milla, Hagi; Butragueño y Hugo Sánchez.

Publicidad

Las crónicas dicen que el Valencia salió con dos marcajes individuales: Voro sobre Hugo Sánchez y Giner sobre Butragueño. Y que El Buitre se marchó lesionado a los 3 minutos tras recibir varias tarascadas de los valencianistas. Camarasa, por detrás, actuaba de líbero. Los tres llegaron a ser internacionales con Clemente y a jugar juntos con España, aunque a Giner, para su disgusto, lo dejó fuera del Mundial de Estados Unidos 94. De eso se ha quejado siempre El Chufa amargamente.

«Los sábados por la noche tenían un encanto especial. Y si era el Madrid o el Barça, mucho más, porque la gente se congregaba en la Avenida de Suecia», recuerda ahora, 31 años después, Picornell, que saltó, como un resorte, en los dos tantos valencianistas, junto a Paco Lloret, en aquel partido tan competido con un desenlace inesperado. «Entonces solo se televisaba un partido, el del sábado», interviene Robert Fernández, «y era muy atractivo. Recuerdo cómo los fondos de Mestalla se hablaban. Eran partidos muy apasionados. Nosotros podíamos hacer fácil tres o cuatro goles porque Guus no quería especular, solo atacar, atacar, atacar». «Cambió los entrenamientos», responde Fernando, «pasó a ser todo con balón, mucho más divertidos». «Cambió la forma de jugar», insiste Robert. «Fuimos muy felices con él. Afortunadamente viene todos los años a Valencia y podemos estar con él».

Publicidad

«Sempere era un gran profesional», analiza Robert, al repasar el 'once' de aquella inolvidable noche. «Quique y Leonardo fueron dos laterales modernos, adelantados a su tiempo, muy buenos técnicamente. Quique dio años muy buenos mientras que Leo, que venía de una lesión de menisco, estuvo poco con nosotros». El centro de la zaga era de hormigón armado: «Voro era muy fuerte; Giner, muy rápido; y Camarasa, quizá el más completo, pero la lesión del tendón de Aquiles le retiró en su mejor momento». Del centro del campo, Robert destaca la personalidad de Tomás, su solidaridad y el larguísimo disparo a puerta. En cuanto al ataque, Robert se rinde ante Lubo Penev, «uno de los cuatro mejores extranjeros de la historia del club junto a Mario Kempes, Wilkes y Mijatovic». Como delantero centro, «el mejor». Que nadie olvide a Eloy Olaya, «listo, intuitivo, con un gran rendimiento de años en Mestalla, internacional en el Mundial de México 86». Entre los dos, no dejaron apenas hueco ni a Salenko ni a Rommel Fernández. «Lubo no dejaba ni las migas», remata Robert. Aunque aquella noche sí. Aquella noche el banquete se lo repartieron entre Fernando, Robert y la 'gent' de Mestalla.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€

Publicidad