Florenzi viene y Rodrigo espera

«En cuanto a Rodrigo, esto ya lo he dicho, hay que esperar a que acabe el mercado y entonces valoraremos la situación». Celades no se salía ayer en León del guión de la prudencia. Hace bien porque el entrenador del Valencia sabe que aunque el Barça había anunciado el mismo martes por la noche que rompía las negociaciones, todo puede cambiar de un momento a otro y más cuando se sabe el interés que tiene en vender de manera urgente a Coutinho y a Rakitic para hacer caja y, de esta manera, complacer a Quique Setién con el 9 que desea, que no es otro que el internacional valencianista. Si el Barça consigue dinero podría hacer frente a los 60 millones de euros que cuesta Rodrigo. Más despejado parece el panorama que afecta al italiano Florenzi, cuya llegada a Valencia se espera para este mismo jueves -así lo aseguró su propio agente- después de que haya acuerdo entre todas las partes para que el capitán de la Roma llegue en un principio cedido hasta junio (antes se hablaba de la obligatoriedad de compra). «De verdad no quiero meter la pata y anticiparme a algo que no sé. Si pasa, el viernes podremos hablar tranquilamente. No sé cómo está el tema», se limitaba a decir Celades.

El otro frente en cuanto a mercado que estaba abierto en la casa blanquinegra afectaba a Paco Alcácer. Después de conocerse que las opciones de salir de Rodrigo disminuían porque así lo quiso filtrar el FC Barcelona, el Villarreal se movió rápido para ganarse el favor del propio delantero y las exigencias del Dortmund, que manejaba además otras alternativas. Su deseo de salir del equipo alemán en busca de minutos para llegar a la Eurocopa lo situaban anoche prácticamente como nuevo refuerzo amarillo.

En medio de esta batalla de intereses deportivos y económicos, quien sí habló ayer fue Anil Murthy. Habló algo del mercado pero sin mencionar al Barcelona ni posicionarse con claridad («nuestra prioridad es reforzarnos y seguir mejorando, pero por responsabilidad y viabilidad económica, como la gran mayoría de clubes, debemos escuchar ofertas»), pero el principal objetivo del presidente era amortiguar el azote al que estaba siendo sometido desde el martes, cuando se conocieron sus declaraciones a una revista extranjera. En ese sentido, Murthy responsabilizó a la traducción la mala situación en la que quedaba Celades. «Esta polémica no tiene ningún sentido. Un periodista vino a hacer un reportaje y tuve una conversación con él. Hay cosas de esa conversación en inglés que están mal transcritas, otras mal traducidas. En el mundo anglosajón, la palabra 'funcionario' no es peyorativa, todo lo contrario».