La inversión extranjera en el fútbol español no comenzó en la década de los noventa, cuando la Ley del Deporte obligó a todos los clubes a convertirse en sociedades anónimas deportivas menos al Real Madrid, Barcelona, Athletic y Osasuna, sino que se ha intensificado en ... los últimos años. Teniendo en cuenta un estudio del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, la inversión extranjera en el deporte español, concentrada en su inmensa mayoría en el fútbol, batió su récord en 2021 hasta los 278 millones de euros. Multiplicando por nueve la cifra de 2020. Tras la pandemia, se ha intensificado el interés del capital extranjero en busca de empresas deportivas con problemas. Ese es el primer motivo –la inversión no llega por ningún motivo de militancia a unos colores sino por una oportunidad de rentabilidad de un activo que no funciona– para aseverar que la inversión extranjera en LaLiga, en global, ha sido un fracaso. Los clubes que se han repartido los títulos de Liga, incluyendo el Valencia que cuando lo hizo su mayoría accionarial era valenciana, mantienen el control en grupos empresariales nacionales. Los supuestos millonarios no han dejado títulos sino deudas y descensos de clubes históricos como el Málaga. Otros, como el Valencia, luchan ahora por no bajar.
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El último ejemplo de inversión fallida es el de Meriton. Peter Lim aterrizó en 2014 prometiendo que el club lucharía por ganar la Champions y nueve años después colecciona las temporadas sin ni siquiera jugar en Europa, el equipo está luchando sí, pero por no bajar a Segunda, y las pérdidas acumuladas sumando todos los ejercicios contables con Lim al mando en la entidad de Mestalla son de 180 millones. Un auténtico drama. Aurelio Martínez, presidente de la Fundación cuando el organismo vendió sus acciones a Peter Lim, aseguró en el proceso de venta que con Meriton, la deuda del club bajaría en el quinto año de gestión a 28 millones. La dura realidad es que tras el último balance auditado es de 375 millones pese a que, con Lim, se ha movido una cifra que ronda los 1.000 millones de euros entre compras y ventas de jugadores. Meriton es, por desgracia para el valencianismo, el ejemplo más claro en España de inversión extranjera ruinosa.
El ejemplo más cercano de club histórico arruinado por otra nefasta gestión es el Málaga, intervenido judicialmente desde febrero de 2020 tras el solar dejado por Al-Thani. El jeque catarí aterrizó en 2010 con Van Nistelrooy de la mano y declarando que estaba dispuesto a pagar los 150 millones de la cláusula de Messi, ilusionó metiendo a los malagueños en la Champions pero cuando todo el mundo despertó de ese sueño irreal el club estaba cerca de la quiebra. Vasos comunicantes, menos la intervención judicial, con lo que sucede hasta el día de hoy en Mestalla. El Málaga está luchando por no descender a la Primera Federación. Un desastre.
Si hay un caso histórico que simboliza el fracaso de la inversión extranjera en LaLiga, un aviso que nadie entendió, fue el desembarco de Dimitri Piterman. Tras el banco de pruebas de Palamós, el ucraniano con ascendencia norteamericana compró en 2003 el 25% de las acciones del Racing. Lo más recordado de su gestión fue que fue sancionado por sentarse en el banquillo con Chuchi Cos de entrenador. Un año después se cansó de Santander y se compró el 61% de las acciones del Alavés. En 2007 fue obligado a vender, dejó 23 millones de deuda y a día de hoy aún tiene abierta una vía judicial en Vitoria, donde se investiga un supuesto delito de apropiación indebida. La Fiscalía de Vitoria inició un proceso judicial en 2013 y pide un mínimo de cuatro años de cárcel a Piterman y Nereo por su expolio en el club, donde les acusa de falsedad contable, administración desleal y apropiación indebida en un desfalco cuya cuantía se fijará en el juicio. En 2012, el Juzgado de lo Mercantil número 1 de Vitoria ya le condenó por la vía civil a indemnizar al club alavés con 6,8 millones al considerarlo culpable de llevar al equipo a un concurso de acreedores. En 2018 fue denunciado por la Fundación Dalí por intentar abrir un museo en California sin su consentimiento.
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Por el montante de la inversión, la última bajo sospecha es la de Chen Yansheng en el Espanyol. El empresario chino compró el club catalán por 75,2 millones en 2015 pero dos años después, se encontró con los problemas de la legislación de su país sobre inversiones en el extranjero que ponía en peligro 60,8 millones de los prestados al club. Desde entonces, la realidad deportiva del club le ha llevado a día de hoy a luchar por no bajar a Segunda. En la lista de inversiones fallidas en España en las últimas décadas hay que incluir al indio Ali Syed, que pagó 3 millones por las acciones del Racing e intentó colocarlas sin éxito por 15 a un amigo de Bahrein, o John Jiang, que compró el Granada por 37 millones y que sigue reclamado por Hacienda.
De una estrella de la televisión a un agente de Maradona
La inversión extranjera en el fútbol español ha vivido episodios muy cercanos al mundo de la farándula. Uno de los primeros fue el desembarco de Marcelo Tinelli en el Badajoz en 1998. El argentino era una estrella de la televisión y compró el club extremeño como parte de su show. «La camiseta del Badajoz es la tercera que más se vende en Argentina tras la del River y Boca» llegó a decir. El equipo, acabó en Tercera. El primer equipo en culminar su descenso a Segunda esta temporada, el Elche, tiene a Christian Bragarnik, el que fuera agente de Maradona, a su máximo accionista tras comprar los títulos en posesión de José Sepulcre y Antonio Rocamora por 28 millones. De inversiones dudosas también pueden hablar en Albacete. En 2017 el Grupo Skyline, propiedad de la familia Kanchi, compró el 98% del club. El libanés, con nacionalidad venezolana, prestó dinero al Málaga de Al-Thani a cambio de los derechos de Samu Castillejo, Sergi Darder e Ignacio Camacho. Pese a las promesas de Primera, algo consustancial a este tipo de llegadas, el conjunto manchego continúa en Segunda y llegó a militar en Segunda B. En Córdoba, la ruina llegó, paradógicamente, cuando el equipo ascendió a Primera. El club llegó a estar en manos de Shaikh Nasser bin Hamad Al Khalifa, un príncipe de Bahrein propietario de la empresa Crowe Spain. El 2021, tras una sentencia judicial, el club volvió a manos de Carlos González.
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