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Una frikada –así lo calificó el siempre protector con Meriton, Javier Tebas– o una broma entre amigos muy ricos, un deseo ambicioso y un tanto pueril, y un terremoto social motivado por el agrio enfrentamiento con la primera autoridad de la Comunitat... desde luego marzo ha sido siempre un mes gratificante por excelencia para el Valencia, menos el de 2021. Hace justo un año, el club de Mestalla vivió uno de sus periodos más convulsos de su historia, con la aparición más esperpéntica posible de un sultán de Malasia que aparentemente tuvo pie y medio en la Sociedad, y con la guinda de un enfrentamiento desgarrador entre Meriton, representado por Anil Murthy, y Ximo Puig. En apenas 24 horas, el Valencia estuvo en boca de todos –medios españoles y extranjeros– y no precisamente por buenos motivos deportivos.
Algún día, si Peter Lim quiere, podría explicar a la afición qué pasó realmente con Tunku Ismail Ibrahim, su querido amigo, joven príncipe y rico heredero de uno de los estados del vecino país malasio, fronterizo con Singapur. Unos pantallazos de móvil en una red social, en los que se valoraba el potencial del Valencia como firma, fue el inicio de un aparente juego por parte del Príncipe de Johor en el que poco a poco fue desvelando su intención de convertirse en el segundo máximo accionista de la entidad con voz y mando en plaza. Fue tal el revuelo que provocó que hasta se apuntaron candidatos al organigrama deportivo y hasta se dio por hecho que iba a ocupar el sillón de Anil Murthy. Su discurso, en ocasiones, parecía el dictado de alguien muy alejado del vocabulario habitual para algo tan serio como un club con más de cien años de historia y decenas de miles de seguidores. «Quiero expandir mi imperio, extender mis alas y entregarme a nuevos retos. No soy alguien que vaya a cambiar el logo o la tradición del club. Estoy aquí para la gloria, el éxito y la historia». Así, traducción incluida, se las gastaba Tunku Ismail, cuyo atrevimiento fue más allá: «¿Qué necesita el Valencia? Necesitáis a alguien que sepa de fútbol, con hambre de éxitos, apasionado y que entienda lo grande que es el Valencia como club. El primer paso, necesitamos –ya como parte del valencianismo– gente de fútbol en el club. Punto».
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Pues eso. Punto. Y final. La historia fue desinflándose, sin que nadie de Meriton saliera a desmentirlo desde el primer día. El juego duró hasta que a finales de marzo, en el diario As, el propio protagonista diera algunas pinceladas al por qué se echó todo abajo, cuando él mismo puso la fecha de junio como día del desembarco definitivo. «La idea era comprarle una parte de las acciones. Lim no escuchará ofertas de otro, no quiere vender el Valencia».
Tuvo Anil Murthy, el primer día, la oportunidad de echar abajo las elucubraciones que se hacían en torno a las intenciones más o menos fundadas del Príncipe. Pero no quiso o no tenía toda la información al respecto. Le esperaban en la puerta del Palau de la Generalitat los periodistas. Iba, a pecho descubierto, sin folios ni carpeta, a pedirle a Ximo Puig que le diera una prórroga para la ATE. ¿Qué dijo Anil sobre Tunku Ismail? «Mis compañeros me hablaron... no sigo su Instagram. Hablé con Peter y no hay cambio de postura». Mientras unos exaltados le insultaban, Murthy entró a la Generalitat donde salió una hora después dejando a Ximo Puig en pie de guerra.
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