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Guus Hiddink era un bebedor empedernido de café. El entrenador del Valencia podía ingerir más de una decena al día. «Él entraba por la puerta de Mestalla y mi padre le servía uno, y mientras se lo tomaba, ya le estaba preparando otra taza para el segundo». Así empezaba los días de partido el técnico holandés al frente del banquillo blanquinegro. Lo recuerda Javier Pérez, él fue camarero del vestuario del Valencia en el Camp de Mestalla, como su padre.
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José María Pérez Hornero 'Pepe', se enfundó la chaqueta de camarero «siempre con corbata y chaleco debajo» en 1957. La lució con «orgullo y responsabilidad» durante cuatro décadas, hasta que falleció una víspera de Nochevieja en 1997, a los 67 años. Cada día de partido, acudía a Mestalla horas antes del choque para preparar los cafés, tés, agua y demás refrigerios para los jugadores. «Yo empecé a acompañarlo desde pequeño y con unos diez años ya le ayudaba, cuando faltó, me ofrecieron continuar con su trabajo y yo, aunque la verdad no me sentía con fuerzas acepté por seguir con su legado», comenta Javier.
Nacido el 27 agosto 1963, su memoria se compone de multitud de imágenes, sonidos y olores relacionados con el fútbol. «Un día estaba yo jugando en la calle, en Cirilo Amorós, y pasó Kempes con el coche, me reconoció y paró a saludarme, le dije que si quería subir a casa a saludar a mi abuela, mi madre y mi hermana, que nunca venían a Mestalla, y subió con toda la humildad del mundo. Imagínate lo que sentí, ¡Ahí ya era campeón del Mundo!». Tampoco se le olvida atender a las charlas de cada mañana en el centro de la ciudad entre su padre, Pasieguito y Manolo Mestre: «Quedaban a tomar café y contar historietas». No se sabe si alguna de ellas era sobre el propietario de una botella de brandy de una reconocida marca: «La verdad es que nunca escuché ni serví ningún café o té 'tocado', pero sí que recuerdo la existencia de alguna botella escondida en la época de mi padre...», afirma Javier.
Entre las anécdotas y las curiosidades de la historia del Valencia se encuentra precisamente el trofeo de Supercopa de Europa. Había habido un problema en la aduana con los trofeos y, una vez que el Valencia venció al Nottingham Forest, y para que la celebración no fuese descafeinada, a Salvador Gomar, entonces gerente valencianista, se le ocurrió la idea de tomar dos copas de la sala de trofeos del club para que el capitán la levantase. Y esa copa 'falsa' es la que aparece en todas las instantáneas de aquel inolvidable día.
El trabajo del camarero no se limitaba a ofrecer café a los jugadores locales. También preparaban el refrigerio a los visitantes y al equipo arbitral. «Nos decían que era el campo en el que mejor les atendían, desde Guzureta Muro hasta un jovencísimo Undiano Mallenco. Incluso Donato Res Pérez le traía unos dulces típicos de Aragón a mi padre cada vez que venía». El cargo, conllevaba además la responsabilidad de atender a los participantes en eventos, «en el Mundial 82 o en los Juegos Olímpicos« como conciertos: »Tengo fotos con cantantes desde Miguel Ríos hasta los primeros de Operación Triunfo«.
En 2008, la agitada situación del vestuario del Valencia tras la llegada de Ronald Koeman al banquillo, junto a la aparición de una dolencia aceleraron el adiós de Javier de la única profesión que había desarrollado. «Fue una época extraña, él quería que los jugadores tomasen sopa después de los partidos... había un ambiente raro tras apartar a Albelda, Angulo y Cañizares, además también tenía una enfermedad, así que lo dejé». Quedaron incontables recuerdos, un sentimiento valencianista que ha transmitido a su hijo Javi y otra pasión: entrenar. «Me crié viendo a técnicos como Di Stéfano dando charlas en los partidos. Siendo un niño, recuerdo presenciar las charlas con la pizarra y fue algo que me encandiló«.
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En 1982, Javier fundó el Solymar Fútbol Sala. Su esposa, Nieves Conesa, jugó en el equipo, al igual que su hijo: «Él ha logrado por sexto año consecutivo el récord federativo de capitán con mejores valores ganador de Juego Limpio». Cada quince días, junto a su familia, pone rumbo a Mestalla, como hizo tantas veces al lado de su padre nacido en Baena (Córdoba) y que encontró en Valencia y en Mestalla su casa.
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