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Hay una máxima en el fútbol y es que cuando un equipo está metido en la pelea por no descender, le interesa siempre que ... haya muchos rivales implicados. Cuantos más, mejor. Porque así, no dependes de uno solo que tenga que ir fallando para poder coger oxígeno. Y cuantos más conjuntos haya nerviosos y en vilo por caer al pozo de la Segunda División, menos presión tiene uno mismo. Así se siente ahora mismo el Valencia, que tras conseguir sacar la cabeza al ganar al Valladolid, ahora quiere empezar a alejarse de esas tres últimas posiciones de la tabla.
Y para ello, afronta este sábado un importantísimo partido. Todos lo son, pero este puede ser clave para esa máxima comentada. El rival será el Girona, en Montilivi. Un contexto que hace un año parecería complicadísimo, ya que el conjunto catalán clasificó a la Champions League y fue la revelación del curso 2023-24. No obstante, este año, al haber tenido que compaginar la máxima competición de clubes europeos, junto con el hecho de que perdió en el mercado de fichajes a jugadores importantísimos como Aleix García, Savinho o el pichichi Artem Dovbyk, el equipo entrenado por Míchel ha pegado un bajón de rendimiento.
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El Girona, a estas alturas de la película en la jornada 27 de la temporada pasada, iba segundo en la tabla con 59 puntos. Había ganado 18 partidos, empatado cinco y perdido sólo cuatro. Estaba a siete puntos del líder, el Real Madrid, todavía soñando con poder pelear el título de Liga. En este 2025, la cosa es diferente. El Girona ha encadenado ahora cinco partidos consecutivos sin ganar, sólo ha vencido en dos de los once compromisos que ha tenido en lo que llevamos de año natural, y ha caído eliminado de la reformada fase de grupos de la Champions.
En Liga, el Girona ocupa ahora la decimotercera posición con 33 puntos, tras haber ganado nueve partidos, empatado seis y perdido doce. Números similares al Valencia, que es decimosexto, con 27 puntos conseguidos en seis victorias, nueve empates y doce derrotas. Sí, ambos equipos han perdido el mismo número de partidos y básicamente han intercambiado sus victorias y empates. Ahora bien, la dinámica del equipo entrenado por Carlos Corberán es ascendente y la de los de Míchel es de capa caída.
Es por ello que en el vestuario del Valencia saben de la importancia de este partido en Montilivi. Primero por el hecho de no haber ganado todavía fuera de casa en lo que va de temporada, pero también por la oportunidad de seguir alargando la mala dinámica del Girona para meterlos en el lío. El equipo catalán tiene un margen de siete puntos sobre el descenso, que lo marca el Alavés con 26 tantos. No obstante, una victoria del Valencia encendería las alarmas en Girona, que pasaría de haber tenido un año de ensueño clasificando y jugando la Champions, a estar metido en la pelea por el descenso. Y mientras, los blanquinegros, cogerían aire para respirar.
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