Gracia señala a Guedes y la sanción a Guillamón perfora la zaga ante el Elche

Demasiado lejos queda aquella icónica imagen de Peter Lim entrando en el aeropuerto de Manises de la mano de Gonçalo Guedes, futbolista más caro en la historia del club, como si de una superestrella se tratara. La estampa data del verano de 2018: había público en los estadios y el portugués era un extremo desequilibrante y capaz de solucionar partidos por sí solo. Que ayer Guedes fuera descartado ante el Sevilla no es fruto de la casualidad. Su ocaso es evidente y en tres años el escenario se le ha oscurecido hasta el punto de dejar al futbolista en el dique seco. Su técnico, Javi Gracia, ha perdido la confianza en él. Hay compañeros que pueden no tener su talento o sus condiciones pero el fútbol es mucho más que eso. Hay que correr, defender, ponerle ganas y corazón. Las imágenes del luso desesperándose, reclamando que le concedan un tiro libre, han sido constantes y su rendimiento lleva en declive algún tiempo. En el presente curso, ha dejado destellos fugaces de calidad pero sigue a años luz de alcanzar la regularidad y ya parece imposible que se acerque al nivel de ese futbolista por el que el club tuviera la osadía de pagar al Paris Saint Germain 40 millones. Acciones como su autoexpulsión ante el Granada no ayudan a volver a meterse a la afición en el bolsillo de nuevo.

Si Guedes ha dejado un agujero de muchos quilates en la banda izquierda, su equipo se encuentra ahora con un orificio gigante en el eje de la zaga. A las lesiones de los centrales Mangala y Diakhaby, se suma la reciente sanción a Hugo Guillamón. Aquella acción en la que el canterano y Gracia se confabularon para forzar una estratégica cartulina amarilla durante el encuentro ante el Atlético el pasado 28 de noviembre ha traído cola. El Comité de Competición sancionó ayer a instancias de Integridad al futbolista con un partido adicional, por lo que no estará disponible para el vital duelo ante el Elche del sábado. Gracia, por su parte, también ha salido damnificado de aquella noche con otros dos duelos de sanción. Paulista queda, por tanto, como único central sano para recibir al cuadro ilicitano, rival directo del equipo blanquinegro en su lucha por certificar la permanencia lo antes posible. Tendrá que acompañarle el canterano Guillem Molina en el centro de la defensa, lo cual supone un quebradero de cabeza para el técnico navarro si se tiene en cuenta que el joven apenas ha disputado un puñado de minutos en la Copa del Rey y que no va sobrado de experiencia en sus piernas.