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La gran invasión

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túnel del tiempo ·

10.000 valencianistas en Elche. La afición tomó el Martínez Valero para ver a su equipo situarse líder en la temporada 1976-77 con una goleada liderada por 'Lobo' Diarte y Kempes

paco lloret

Sábado, 24 de octubre 2020, 00:02

Miles de valencianistas se desplazaron a Elche para asistir a la que fue, con diferencia, la mejor actuación del Valencia lejos de casa en mucho tiempo. Aquella temporada, la 76-77, que tantas alegrías prometía en sus compases iniciales, vivió aquella tarde de septiembre su punto álgido. Una nueva exhibición arrolladora de juego y goles como la que había precedido al duelo con el equipo ilicitano, programado para la cuarta jornada del campeonato. Una semana antes, el Valencia había batido al RCD Espanyol por 4-1 en Mestalla con goles a pares del 'Lobo' Diarte y Mario Kempes. El chileno Caszely había inaugurado el marcador para los visitantes. Una anécdota. La reacción valencianista no tenía freno. El marcador pudo ser todavía más estrepitoso. Con un magistral Adorno en la dirección del juego, el Valencia vapuleó a un rival desbordado. Las ocasiones se sucedían una tras otra en el área de los pericos. El caudal ofensivo de los hombres dirigidos por Heriberto Herrera parecía inagotable. La afición se hallaba en éxtasis.

El viaje a Elche se convirtió en una peregrinación masiva. La seguridad en el triunfo y la ilusión por situarse en el liderato alimentaron un movimiento pocas veces visto entre la hinchada valencianista. Las agencias de viaje hicieron su agosto. Desde el célebre partido de Sarrià de abril del 71, no había producido un acompañamiento para un partido liguero con tantos aficionados. Cerca de 10.000. Una invasión en toda regla. Había un aliciente añadido que facilitaba el traslado: el viejo campo de Altabix ya era historia. La entidad ilicitana había estrenado un nuevo estadio; el Martínez Valero era la antítesis del anterior recinto: amplio, cómodo y funcional. Todos los espectadores disponían de localidad de asiento. Aunque las obras no habían concluido, ni mucho menos, tan solo se había completado el anillo inferior y quedaba por cerrar el segundo, el partido se iba a disputar en un campo proyectado para el Mundial del 82. La rivalidad tradicional entre Alicante y Elche también se reflejaba en la construcción de los campos: dos años antes, el Hércules había estrenado su nuevo feudo: el Rico Pérez.

Al Valencia se le habían atragantado más de la cuenta las visitas a Altabix. Algún empate y pocas victorias. La más destacada fue la obtenida en la campaña 70-71, la de la consecución del título, cuando los pupilos de Di Stéfano se impusieron por un claro 1-3. La última visita al antiguo campo del conjunto franjiverde se saldó con una derrota por 2-0 en la temporada 75-76. Pero en el ánimo del valencianismo existía una fe ciega en las posibilidades de un equipo a quién todo el mundo daba como el máximo favorito. La delantera integrada por Rep, Diarte y Kempes ya había destapado el tarro de sus esencias realizadoras: 8 goles en los tres primeros encuentros del campeonato. Su rival había arrancado el curso con sendos empates a cero y, antes de recibir a los de Mestalla, había caído en Zaragoza por 5-3. Trayectorias contrarias y estados de ánimo opuestos. Por si faltaba algo, cuatro días antes del duelo, arrancaba la Copa del Rey. Mientras el Valencia, sin Kempes ni Rep que por su condición de extranjeros no podían ser alineados, se daba un festín ante su parroquia: 6-0 frente al modesto Naval de Reinosa, con un triplete en la primera mitad de Enrique Saura, el Elche perdía por 1-0 en el campo del Basconia.

Con un ambiente colorista y animado en unas gradas repletas se consumó el desenlace previsible. El Valencia barrió al Elche con una actuación asombrosa de principio a fin. Pese al lamentable estado del césped, irregular y con muchas calvas, se impuso el once visitante con dos goles del 'Lobo' Diarte, el primero de penalti, y otros dos de Mario Kempes, aunque uno de ellos, sin embargo, le fue concedido en el acta al defensa argentino de los ilicitanos Dominichi en propia puerta. Un hecho significativo que iba a tener a la larga un gran valor en la lucha final por el Pichichi. Kempes se vio obligado a marcar dos goles en la última jornada para superar a Rafa Marañón en la tabla de artilleros. El encuentro del Martínez Valero concluyó con un resultado esclarecedor: 1-4, el mismo de la jornada anterior y con los idénticos realizadores. Como consecuencia, el Valencia se situaba como en solitario al frente de la clasificación. Jornada redonda. La afición se frotaba los ojos. Aquel equipo maravilloso jugaba como los ángeles, marcaba goles a mansalva y ganaba con autoridad. Nada se le resistía.

No pudo haber mejor debut en el Martínez Valero, un campo en el que en sucesivas visitas el Valencia cosechó marcadores más favorables que en la etapa anterior cuando el Elche jugaba en Altabix. Aquel primer partido que parecía confirmar todas las aspiraciones a la gloria resultó, finalmente, ser un espejismo. Aunque los valencianistas se mantuvieron en la lucha por el título hasta el final de la primera vuelta, en la segunda, se consumó un desplome inexplicable. Aquel equipo brillante mutó en una escuadra discreta a excepción de los partidos en casa en los que aún ofreció algunas actuaciones espectaculares.

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