Lim ignoró la revisión médica y pagó 12 millones por Correia para complacer a Mendes

El lateral portugués Thierry Correia, muy a su pesar, es la radiografía perfecta del negocio de compra y venta de jugadores en el que se ha convertido el Valencia. El agente Jorge Mendes ha transformado el club de Mestalla en su propio escaparate de modelos, con el beneplácito de su amigo y principal accionista de la sociedad anónima, Peter Lim, que generalmente sólo atiende los consejos del representante de Cristiano Ronaldo. El presidente del Valencia, Anil Murthy, ha transmitido al entrenador de la primera plantilla, Javi Gracia, el recado enviado desde Singapur: sólo vendrán futbolistas gratis o cedidos. Un mensaje que seguro que esconde el anexo de que en el Valencia sólo aterrizarán los jugadores que quiera colocar Jorge Mendes antes del cierre del mercado.

Correia es el ejemplo de una gestión interesada en el capítulo de adquisiciones. Comprar por cantidades millonarias para justificar importantes comisiones y revalorizar futbolistas para futuras operaciones. El club de Mestalla pagó por el portugués 12 millones de euros y su rendimiento se puede calificar, hasta el momento, de rotundo fracaso. Además, y como ha podido confirmar este periódico, el exjugador del Sporting de Portugal presenta unos riesgo de carácter médico que no impidió que Lim, atendiendo a Mendes, ejecutara una inversión millonaria a un precio fuera de mercado. Los principales portales futbolísticos tasaban al joven defensa portugués en 400.000 euros pero Lim, para contentar a Mendes, decidió pagar 12 millones por un defensa sin trayectoria y con escasa experiencia en la élite del fútbol profesional.

Correia llegó a Mestalla con un bagaje de cuatro partidos jugados con el primer equipo del Sporting en la Liga NOS, la máxima competición portuguesa. Esa fue su tarjeta de presentación para que Lim hiciera un desembolso mayúsculo por un futbolista desconocido.

La revisión médica, que en ningún caso aconsejaba o desaconsejaba el fichaje de Correia, apuntó que el futbolista tenía un problema en las caderas -una es más alta que otra- y que por eso tiene que jugar con una plantilla supletoria en el interior de una de sus botas. Una plantilla que le permite equilibrar sus dos caderas para poder desempeñar su trabajo con normalidad. Muchos futbolistas presentan alguna anomalía médica pero es finalmente el club el que, con los datos en la mano, decide la contratación de los jugadores y el precio. El fútbol, dominado actualmente en muchos casos por máximos accionistas con conexiones con representantes, no se mide en estos momentos por la pureza de las contrataciones.

Correia ha pasado desapercibido prácticamente en el Valencia. Ni Marcelino ni Celades ni Voro contaron con él la pasada temporada -259 minutos repartidos en cuatro partidos en Liga- e incluso otros jugadores, como el zurdo Jaume Costa, ocuparon un lugar en el once por delante de él. El último partido completo de Correia en Liga fue el 27 de octubre de 2019 en Pamplona -derrota 3-1 ante Osasuna-. En el mercado de invierno llegó el italiano Florenzi para reforzar el carril diestro.

A pesar de la pobre imagen ofrecida por el jugador la pasada temporada, Lim tiene fe ciega en el futbolista de Gestifute, la cartera de Mendes. Correia alcanzó un valor máximo de seis millones de euros al llegar a Mestalla, según Transfermarket, pero su precio ha caído en picado hasta los 2,7 millones actuales.

El máximo accionista y el agente luso han despejado el camino para que Correia disponga de oportunidades en el lateral. A la ausencia de fichajes, el club ha cedido a Piccini al Atalanta y se ha quedado en plantilla con Wass, que es un centrocampista reconvertido en lateral.

El fichaje del exfutbolista del Sporting de Portugal es uno de los argumentos en los que se sustenta la querella presentada por el exconsejero y accionista Antonio Sesé contra Peter Lim. En la querella, firmada por el abogado Miguel Durán, se apunta a la participación de Meriton en la participación de la compra y venta de futbolistas a precios que consideran abusivos.