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Después del torbellino de sentimientos que ha experimentado el valencianismo durante la semana más apasionante de la historia, toca recuperar el pulso y devolver el foco a una realidad que según desde la perspectiva que se mire produce un importante contraste. El post-centenario deja al Valencia mirando ya de frente al Sevilla pero pensando también en el Real Madrid y sin perder de vista tampoco al Villarreal en clave europea, pero sin olvidar que hay cuestiones que también requieren una actuación diligente por parte de los dirigentes. El Valencia entra en su nuevo siglo de vida con asuntos de calado de los que no se sabe muy bien cómo van a terminar resolviéndose. Cuando Peter Lim compró las acciones a la Fundación, no eran pocos los patronos -incluido el propio presidente Aurelio Martínez- que barajaban la idea de que el empresario de Singapur podía en un periodo no inferior a cinco años, plantearse un cambio de aires y poner al club a la venta. 2019, además de significar el centenario de la entidad, es también el año en el que Peter Lim cumplirá ese periodo que se calculaba para saciar el apetito futbolero del multimillonario. Layhoon, que siempre dijo que era la voz de Lim en Valencia, hizo famoso aquella frase de que Meriton iba a estar aquí durante «mucho, mucho tiempo». El Valencia sólo puede seguir caminando.
Deportivo
Cinco años ha tardado Peter Lim en darse cuenta de que Inma Ibáñez, la directora financiera del Valencia, no tiene en su despacho una máquina para fabricar billetes. Si los primeros años hizo oídos sordos a las quejas que el valencianismo expresaba por los desmedidos fichajes -siempre tutelados por su amigo Jorge Mendes- que se realizaban y que sólo ofrecían en un alto porcentaje de casos fracaso tras fracaso, ahora se ha apreciado un sensible cambio en la política de incorporaciones. Mateo Alemany y Pablo Longoria han dado una vuelta de tuerca al modelo a seguir y las contrataciones que se han realizado de cara al mercado que viene tienen un marcado carácter nacional y, aunque con un futuro interesante, responden a futbolistas con un perfil mucho más bajo. Y es que, el Valencia no sabe dónde estará dentro de diez jornadas, cuando la Liga eche el cierre. Si el equipo no se clasifica para la Champions y no obtiene tampoco el premio secundario de la Europa League (ahora mismo es séptimo y está fuera), a Marcelino sólo lo salva del suspenso lo que pudiera pasar en la final del día 25 contra el Barcelona, sin olvidar que el 11 de abril se reanuda la vía de la Europa League con ese cara a cara con el Villarreal, sabedor de que sólo al campeón de esta competición le llega la recompensa de ocupar plaza para la próxima Champions.
Social
Tan grave es que Peter Lim no haya venido a Valencia para participar -al menos como mero espectador- en los actos del centenario como significativo es que los aficionados no hicieran ni una sola mención a esta ausencia en ninguna de las celebraciones. Los valencianistas han sabido transmitir que por encima de todo y todos está el club. La afición ha cosido su fidelidad a unos colores en este mes de marzo. Decía Murthy que para entender qué es lo que significa ser valencianista había que estar aquí y vivirlo. El presidente, de manera inconsciente, estaba dejando en fuera de juego a Lim. El máximo accionista sólo tuvo un guiño para el centenario y fue la publicación de una foto en una mesa de un restaurante junto a su esposa con una tarta con el escudo. Ahí se acabó todo. Estudió en su momento el club los pros y los contras de ofrecer un mensaje de Lim y al final se optó por pasar página de manera discreta. «Fantástica semana, llena de emociones, con agradecimiento especial a todos, desde sus diferentes orígenes y nacionalidades, los que la han hecho posible. Para nosotros, el club siempre está por encima de cada uno. Hoy lunes, seguimos construyendo esta nueva era», decía ayer en un mensaje Anil Murthy. Varios expresidentes han brillado por su ausencia y ha escocido bastante ver a Mendieta en un acto en China y no aquí.
Económico
Con multa de Bruselas o sin ella, con la contingencia de Porxinos por resolver todavía (se busca una solución dialogada), con una deuda que flota en torno a los 500 millones, con el préstamo que hay que ir devolviendo a Bankia y con la obligación de vender jugadores, este verano sobre todo por el desfase. La fotografía a medio plazo del Valencia es con tonos más grises de los deseados. El otro día le preguntaban a Rodrigo, en la concentración de la selección española, por el nuevo interés del Barcelona y el jugador despejaba tibiamente el asunto. En junio se volverá a hablar de él aunque los 120 millones de euros de cláusula dejan al Valencia en una posición de cierto dominio a la hora de negociar. En esa búsqueda de nuevos ingresos está precisamente el fútbol europeo, y más en concreto los miembros de la Asociación Europea de Clubes (ECA), colectivo al que pertenece el Valencia y que hoy tiene una cita en Ámsterdam. La idea que se maneja es el de remodelar y fortalecer la Champions, con el objetivo de dotarla de mayor entidad todavía hasta el punto de barajar la idea de desplazar de los domingos los partidos de Liga y situar en esa fecha los compromisos europeos. Si se cierra esta Superliga (Real Madrid, Barça y Atlético ), el Valencia se quedaría fuera, igual que Athletic, Sevilla, Villarreal, Real Sociedad y Málaga, miembros de este grupo.
Nuevo estadio
El nuevo Mestalla es una estaca -más que una espina- que tiene clavada en la garganta Peter Lim desde el momento que aterrizó en Valencia. Meriton, como los anteriores gestores, no sabe cinco años después cómo transformar ese marrón en una solución factible para el Valencia. El centenario se ha vivido en un estadio mítico para el valencianismo pero el primer compromiso de Meriton era el de haberlo celebrado en el nuevo. Los matices salvaron en un primer momento del compromiso por escrito de Lim de finiquitar las obras pero pasa el tiempo y los avances que se realizan al respecto son insuficientes, a pesar de que el calendario está sujeto por la ATE Valencia Dinamiza. Mateo Alemany, por ejemplo, se comprometió en enero a anunciar a mediados de marzo en qué situación estaban las negociaciones para vender la parcela. Acaba el mes y no se sabe nada al respecto. Es más, lo único que se ha sabido y que recogía días atrás LAS PROVINCIAS era que las ofertas 'finalistas' de compra estaban muy por debajo de las pretensiones económicas que manejaba la entidad. El contrato con Deloitte que se firmó en mayo del año pasado incluye un plan de financiación global, supervisión del proceso de finalización del nuevo estadio y el plan de negocio y venta del terciario del futuro Mestalla.
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