Obreros realizando trabajos previos ayer en la parcela del nuevo Mestalla. IRENE MARSILLA

Los interrogantes con los que se retoman las obras en el nuevo Mestalla

Valencia aún confía en traer el Mundial de 2030 para el que precisa un estadio del que quedan varios detalles por resolver

Viernes, 10 de enero 2025, 00:17

«De momento lo único que escuchamos son los ruidos como si cavaran y vemos entrar o salir algún vehículo. A ver si esta es la definitiva». Es el comentario de uno de los trabajadores de los bares con decoración futbolera que abrieron hace década ... y media en la calle Nicasio Benlloch, apostando a que los partidos del Valencia sirviera de impulso. Llevan todo ese tiempo padeciendo una incertidumbre que, a decir verdad, sufre toda la ciudad. Este viernes, al fin, se retoman los trabajos, lo que no quiere decir que se hayan disipado todos los interrogantes generados en torno al nuevo Mestalla.

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El Valencia prometió este hito para enero de 2025 y se comprometió por escrito a que las obras estén acabadas en 30 meses. El fin es que la parcela de Cortes Valencianas se convierta en el nuevo coliseo blanquinegro al inicio de la temporada 27/28. Y para las instituciones, que el nuevo coliseo sirva para volver a situar a la ciudad en el mapa del Mundial de fútbol de 2030.

La diferencia con respecto a hace unos meses es que el campeonato ya está adjudicado y que ahora ya se halla en manos de la FIFA. El máximo estamento del fútbol debe abrir en las próximas semanas la oficina del campeonato. Y antes del que organizarán España, Portugal y Marruecos está el de 2026, ya en menos de dos años. Esto quiere decir que hay tranquilidad en el Ayuntamiento y en la Generalitat.

La FIFA ya tiene la propuesta de Valencia como sede. Se envió a finales del año pasado con la convicción de que el proyecto es más completo que el de algunas ciudades que, a día de hoy, sí forman parte del Mundial de 2030. Además, por distribución geográfica y, sobre todo, por ser la tercera ciudad de España no parece lógico que la capital del Turia se quede fuera del campeonato si dentro de un lustro cuenta con un estadio que cumpla con los estándares. Este razonamiento vino reforzado por las declaraciones del nuevo presidente de la Federación Española, Rafael Louzán, a finales de diciembre: «Creo que la Comunitat por lo que supone para el conjunto de España creo que se merece que esté luchando ahí. Y que además tiene un estadio que se van a iniciar las obras el próximo enero para 70.000 personas. Que Valencia se quedara fuera del Mundial 2030 con el estadio más reciente y nuevo no sería lógico».

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La Generalitat y el Ayuntamiento por el momento guardan silencio. Esperan a que el Valencia retome hoy los trabajos y que realmente se vea un avance en el nuevo Mestalla. Cuando esto realmente se dé, habrá movimientos de piezas para convencer a la FIFA de que la ciudad debe estar en el Mundial de 2030.

Porque lo cierto es que más allá del campeonato, las obras se retoman con interrogantes por resolver. Entre otras cosas, porque el Valencia no ha realizado una explicación pública para detallar cómo va a desarrollar definitivamente el proyecto. Apenas se sabe el hito de este viernes y que la UTE ha saltado en añicos para que sea FCC en solitario la que acabe la construcción... y porque lo dijo Layhoon Chan, la presidenta del club, tras la famosa junta general que apenas duró 13 minutos. El club sopesó en un principio realizar un sencillo acto simbólico, aunque finalmente lo difundirá a través de sus propios canales de comunicación. Ayer, de hecho, había ya en la parcela una furgoneta de una importante empresa multimedia que realizará esta cobertura.

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Al mismo tiempo, unos pocos obreros seguían realizando los preparativos para el inicio real de los trabajos. Mucho se ha hablado del estado del mastodonte de hormigón tras casi 15 años de paralización. En principio, el deterioro no debe ser significativo. Al menos así lo entiende el arquitecto Vicente Ordura, que ha sido profesor de estructuras en la Universitat Politècnica: «Sin conocer esa obra, con los hormigones armados modernos, no debe estar mal. Eso se puede comprobar con unos ensayos sencillos».

Riesgo de carbonatación

Ordura subraya que el riesgo es la carbonatación, generado por la contaminación o si el agua que haya mojado la estructura tiene cloruros. El arquitecto recuerda su actuación para rehabilitar las naves Cross: «Las tuve que reforzar, porque estaban muy mal. Pero es que habían albergado productos químicos, y además estaban construidas con cementos antiguos, de unos 70 kilopondios, cuando los actuales tienen por lo menos 250». Las actuaciones que haya programado FCC son a día de hoy una incógnita, aunque bien es cierto que se trata de una multinacional de reconocido prestigio: entre muchos otros estadios construyó el Allianz Arena, casa del Bayern y el que acogió la inauguración del Mundial de 2006. Otra cosa es lo que se tarde en sanear una estructura que lleva 15 años acumulando erosión y el coste de esos trabajos.

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Al mismo tiempo habrá que mirar de reojo a los diferentes movimientos de pieza para tratar de paralizar las actuaciones. Por una parte, está la querella presentada por el exvicepresidente valencianista Miguel Zorío, cuyo fin último es invalidar el acuerdo con Goldman Sachs, que ha concedido la financiación necesaria para acabar el estadio.

Ayer mismo, Últimes Vesprades a Mestalla denunció ante el Ayuntamiento, el SÍndic de Greuges y el Defensor del Pueblo «graves irregularidades» en el último proyecto. El colectivo exige que se dé por caducada la licencia de obras y evitar su reinicio, así como, al Consistorio, que se pronuncie. A falta de ver si alguna acción tiene recorrido, lo que parece seguro es que hoy, por fin, se vuelve a trabajar en el que debe ser el nuevo estadio del Valencia.

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