A ras del césped de Mestalla Vicente Guillot (Aldaia, 1941) y Vicente Jara (Paraguay, 1941) rememoran un fútbol que poco o nada tiene que ver con el de ahora. «Mira esto, pero si está perfecto... en los campos que hemos jugado nosotros...», comentan mientras ... jardineros y operarios miman el escenario de la semifinal de Copa.
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El Athletic espera a un Valencia en un partido que se prevé vibrante. De favoritos y estadísticas poco pueden decir dos hombres que formaron parte del once inicial del equipo que ganó al conjunto de Iribar y compañía en la final de 1967. El conjunto bilbaíno ya acumulaba veinte Copas por aquel entonces. «Logramos la victoria por corazón, sólo habíamos ganado tres en nueve finales. Ellos eran los reyes de Copa en solitario. Estaban acostumbrados a ser campeones, nosotros no, por eso les ganamos», comentan. El once inicial de aquel partido sale de memoria: Abelardo, Sol, Mestre, Tatono, Paquito, Roberto, Poli, Guillot, Waldo, Claramunt y Jara. ¿Los goleadores? Este último sonríe: «Uno yo». El paraguayo anotó antes del descanso. En la segunda parte, precisamente Guillot asistía para Paquito aunque medio gol también fue suyo. En aquel encuentro brilló especialmente Roberto Gil.
Con Mundo en el banquillo, aquel Valencia era totalmente reconocible: «Teníamos una peculiaridad y es que la delantera la variábamos, en casa jugaba Ansola y fuera de casa Poli, y aquel partido se jugó como los de a domicilio». El motivo es que en Mestalla «había que marcar goles».
En las faltas, ni un hombre tirado al suelo, ni nada de hacer el trenecito. «Nosotros teníamos a uno que si tiraba a portería era gol», dicen con sonrisa cómplice. Hacen referencia al añorado Waldo Machado, fallecido el 25 de febrero de 2019 y cuyo adiós fue una muestra más del respeto de toda la afición por aquellos que han defendido el escudo del Valencia.
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Aquel 2 de julio de 1967 alrededor de 20.000 almas blanquinegras tomaron el Bernabéu. Madrid olía a Fallas. Pero la locura llegó en casa. «Sin autobuses descapotables ni nada de eso disfrutamos y recibimos tanto cariño... nunca olvidaremos lo que vivimos pasando por los pueblos desde que entramos en la provincia de Valencia, después la plaza de la Virgen... y Mestalla». Preguntan si el estadio estará lleno para el partido de esta noche. Se vendió todo el papel hace semanas pero sólo estará abierto un 85%: «Mestalla cuando aprieta... se nota». La grada blanquinegra es el motor del equipo. «Es una afición exigente, pero también te da todo».
Ambos verán el partido desde casa. El exfutbolista nacido en Aldaia hace más de una década que no asiste al estadio a ver ningún partido, a no ser que sea en situaciones especiales, efemérides y demás. No está para «patir», afirma contundente. Las visitas de Jara a Mestalla son más esporádicas. «Hacía mucho tiempo» que no se inmiscuía en las entrañas del coliseo que se convirtió en la casa del paraguayo fichado del Córdoba. Perenne alma la de un estadio que pese al paso del tiempo, las remodelaciones y las capas de pintura, los que vuelven a pisarlo viajan en el tiempo hasta aquellos felices finales de los 60. La memoria les traslada, por ejemplo, a una época en la que Mestalla tenía, por ejemplo, una grada llamada 'Danone' y que servía a aquellos futbolistas para poner en macha la picaresca de los valencianistas cuando se iba ganando. «A veces le decíamos a Waldo que lanzase el balón a la grada Danone, así se salía y se tenía que ir a recoger. Eran cosas que se hacían, pero siempre con honradez», porque, claro, el fútbol en algunas cosas no ha cambiado tanto. En otras sí.
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En España las sustituciones de cualquier jugador de campo no llegaron hasta 1969 y algunos lo aceptaron con ciertas reticencias. «No había cambios» y por eso siempre se hacía referencia al «gol del cojo». «Si alguno estaba lesionado, para no quedarse con uno menos, lo ponían ahí arriba, en el área rival y le colgaban balones y, a veces, entraban y así se llamaba». Qué decir de la evolución de las botas y las elásticas, sobre si alguna vez han coleccionado las camisetas, Guillot afirma: «Yo jugué cinco veces con la selección y ni tenía la camiseta», Jara, por cierto aunque nació en Paraguay también jugó con la selección nacional.
No quieren hacer cábalas sobre el resultado de esta noche, sólo piden «corazón» a una plantilla de quienes destacan a los valencianos. Carlos Soler o José Luis Gayà deben ser los referentes para una afición que ojalá vuelva a llena Mestalla pero para celebrar otra Copa.
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