Javi Gracia no deja de enredarse

valencia. La temporada empezó con los jugadores entregados a Javi Gracia y va camino de terminarse haciendo poco menos que la guerra cada uno por su cuenta. El técnico del Valencia va camino de hacer una de las peores campañas de la historia del club y eso le está enredando, no sólo el presente en lo colectivo por la angustia de la clasificación, sino también su posición de cara a sostener el año de contrato que le queda. La vuelta a su querida Pamplona no pudo resolverse peor para sus intereses. De hecho, la rueda de prensa posterior al partido estuvo centrada en aspectos incómodos para un coordinador de grupo: falta de actitud, responsabilidad, escaso nivel motivacional... Gracia contestó con un tono suave y comedido, sabedor de todas formas que la afición está aumentando cada vez con más fuerza las críticas hacia su trabajo: «No soy muy dado a leer mucha información. Dedico tiempo a lo que debo hacer, que es trabajar y preparar las cosas. Lo que diga la afición bien dicho está. En una situación tan delicada entiendo que las críticas tienen que existir».

Los números y algunas decisiones no dejan en muy buen lugar al entrenador. Hasta Ricardo Arias, embajador del club, se preguntaba en la propia radio oficial del club cómo era posible que con la cantidad de defensas que tiene la plantilla terminara jugando Jason de lateral. Al margen está el debate de la alineación de Guillem Molina (sólo una vez titular este año y fue en Copa contra el Terrassa) como lateral derecho, un chaval de 20 años que actúa como central en el Mestalla. Todo por no poner a Oliva en el medio (pasar a Wass al lateral) o a Piccini. «Toda la responsabilidad es mía, la asumo toda. Soy el entrenador, asumo que los jugadores mejoren y en algunas cosas lo conseguiré en otras. También hay responsabilidades por parte de los jugadores. Entre todos tenemos que reducir esos errores».

No es culpa de Gracia que el intento de control con el pecho de Yunus sea poco menos que una semi-asistencia de gol para el rival, ni de Diakhaby pierda la brújula o el balón le dé en el brazo o que Gayà la pifie también. Pero el Valencia lleva muchos meses sin jugar a nada y sus merecimientos son siempre a contracorriente. Y ahí sí que tiene que ver lógicamente el entrenador, que volvía a hablar del asunto. «Asumo la responsabilidad si es mía al cien por cien. Trato de dar mi mejor versión y capacidad de trabajo. Cada uno deberá asumir la responsabilidad que crea oportuna, tampoco me importa mucho lo que piensen los demás», decía cuando se le cuestionó por la parte que afecta a la planificación de la plantilla (tres centrales en el banquillo).

«Hemos ido perdiendo fuerza. No diría la palabra actitud, la de los jugadores siempre es buena. Los errores nos están lastrando. Estamos cometiendo muchos errores, impropios de un equipo de esta categoría. Si supiera el por qué lo corregiríamos», dijo.