Javi Guerra disfruta también en verano

No fue el apasionado zapatazo contra el Valladolid que la afición aún tardará tiempo en olvidar y que casi vale una salvación, sino más bien un remate mitad suerte (como que andaba por allí), mitad pillería (su giro y golpeo fueron más efectivos que ortodoxos), pero lo bueno es que Javi Guerra conserva bien ese instinto de peligro en el área que le hace ser un centrocampista con matices interesantes. Casi como los que tenía su entrenador, de quien parece haber heredado entre otras cosas el dorsal. El de Gilet lució en este primer ensayo de verano el '8', en una tarde en la que compartió foco con uno que está llamado a ser su compañero de viaje en ese centro del campo: Pepelu. El exlevantinista se estrenó de blanquinegro (dorsal 18) y fue el encargado de pilotar al equipo en un primer tiempo bastante espeso pero que tuvo algunos apuntes que conviene destacar, como ver de nuevo a Jaume bajo los palos.

Para empezar, Baraja vuelve a apostar por el 4-4-2. Se olvida definitivamente de ese 4-3-3 con el que el Valencia de Gattuso arrancó el año pasado y al que tuvo que acabar recurriendo Baraja para burlar a última hora la amenaza del descenso. La idea es que el equipo presione, que sea dinámico arriba y que sobre todo se repliegue sin fisuras. Algo de eso se vio, sobre todo en la segunda parte, cuando el Valencia pareció coger otro aire con los cambios. Con chavales, muchísimos chavales, se le ganó a un rival que en diciembre pasado se impuso en Mestalla (1-2) y que curiosamente terminó la Premier en la misma posición que lo hizo el Valencia en la Liga (decimosexto).

No está aún este Valencia con músculo ni ideas suficientes para dibujar con más precisión hasta dónde va a poder llegar (más lejos con los Rafa Mir y Canós). Sobre todo porque es obvio creer que con la muchachada se gana brío veraniego pero no da para mayores desafíos. Pepelu, por ejemplo, tiene ganas de asumir su rol y no le importa pedir el balón, sacar faltas y hasta córners, a pesar de que sean por la derecha (lo normal es que los ejecute un zurdo). Pero debe ganar en confianza para asumir más riesgos, porque se supone que físico tiene para aguantar mayores embestidas. Diez días de trabajo en Paterna son también muy pocos para que las piernas de los futbolistas estén ágiles. Quizás por eso y teniendo en cuenta aún que el vestuario que hay mantiene cierta tensión por los que tienen que salir y por los que tienen que llegar, al técnico le dio por probar un doble lateral por la izquierda (Gayà y Vázquez) y esperar que la velocidad de Diego López diera sus frutos por la derecha. En la segunda, el Valencia subió la intensidad y ganó en desparpajo. Hizo más Koba en apenas unos pocos minutos que Hugo Duro (con el 9).