Miguel Domínguez: pasión por el trabajo

El fervor por la comunicación, inoculado al niño Domínguez por el legendario Ricardo del Río en aquellos días de ruido y furia, se afianzó en la adolescencia y cristalizó, acabada la contienda, con la entrada del joven en la Hoja del Lunes, primero, y Radio Mediterráneo, después, por mediación de su mentor, el doctor José Simón Barceló. El repaso al frondoso currículo iniciado entonces sigue llamando la atención tantos años después: Radio Valencia, Jornada, Deportes, Levante, LAS PROVINCIAS. Junto a estos grandes nombres de la historia del periodismo local lucen algunas iniciativas afortunadas (Avance Quinielista), otras que merecieron mejor suerte (Equipo), un par de prestigiosas corresponsalías (El Mundo Deportivo, Marca), un sinfín de colaboraciones diseminadas aquí y allá y dos publicaciones para el recuerdo ('De Sangchili a Kempes', 'Valencia: de vuelta a Europa'). Y, sobre todas ellas, un timbre que le proporcionaría popularidad más allá de nuestras fronteras: el honor de ser la voz en Valencia durante tres décadas del Carrusel Deportivo de Vicente Marco y Joaquín Prat.

Por todo ello, ahora, cuando se cumple un siglo de su nacimiento, la reivindicación de Miguel Domínguez resulta más pertinente que nunca. Su prosa limpia y precisa, su hábil empleo de la documentación, su interés en la divulgación de la historia y, sobre todo, su dedicación y amor por el viejo y bello oficio bien merecen reavivar el recuerdo de los que lo conocieron y activar el interés de las jóvenes generaciones de periodistas.