![La joya del viejo Mestalla](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/06/01/mestalla-RYeVbr9S7S92MTU3EE6Nb8H-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Parece el gran olvidado de la película, un actor secundario de 101 años de edad que aparentemente ni siente ni padece pero por el que todos sienten devoción. Tanto es el fervor de la mayoría que hace que se mantenga viva todavía esa corriente ... que opina que lo mejor que le podría pasar al Valencia, más allá de los conflictos de todo tipo provocados por Meriton, es quedarse donde está, en un Mestalla que luce esa condición de ser el estadio más antiguo de Primera División. A Mestalla, el de toda la vida, se le llama ahora el 'viejo' o el 'antiguo' sin que ello lleve asociado ninguna referencia injuriosa. Hay zonas de las tripas del estadio que en el último partido contra el Girona estaban pidiendo a gritos una mejora profunda, cuestión que el club parece haber aparcado casi de manera insultante tras el lavado de cara que se impulsó en la época de Amadeo Salvo. Esos románticos que se aferran a la idea de la supervivencia en la avenida de Suecia olvidan que hasta un Mundial, el de 2030, depende hoy en día de que unos y otros, de Singapur y de aquí, se pongan de acuerdo para acabar de construir el nuevo recinto. Ochenta millones de euros del préstamo de CVC siguen todavía a la espera, con todo lo que eso supone.
Aquella antigua acequia que había que saltar para acceder al campo y que lógicamente acabó por dar el nombre al recinto está hoy sepultada por la mejor pastilla de suelo residencial de la ciudad, el diamante urbanístico más grande que actualmente se puede encontrar prácticamente en toda la franja meditarránea española. Estamos hablando de 97.225 metros cuadrados como total de la superficie, de los cuales 55.769 serían destinados a uso residencial y otros 41.456 a terciario, según el esbozo que hace justo cuatro años realizó ADU, después de cerrar un acuerdo por unos 115 millones de euros aproximadamente –nunca se dijo la cifra exacta– con el Valencia de Peter Lim.
En aquella presentación (27-6-2019), a la que asistieron políticos de uno y otro color y en la que Anil Murthy ejerció como perfecto anfitrión presumiendo además de su incipiente cabellera, nadie podía imaginar que la situación urbanística del Valencia se iba a volver tan rocambolesca poco tiempo después. Los partidos políticos valencianos, pese al cambio de lado que ha habido en el equipo de gobierno, se han zambullido en un galimatías de tan imposible explicación que lo único que provoca entre la ciudadanía y en los aficionados es incerteza. Todo sobre lo que se habla y sobre lo que se debate es prácticamente del nuevo: licencias, fichas, convenio, aval...y ahora esa fórmula jurídica en la que trabajan PP y Vox para no dejar que sea la oposición la que se apunte cualquier tanto y/o lleve la batuta en lo que al Valencia se refiere.
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Justo en la semana en la que el club ha decidido sacar a la luz el acuerdo de venta con Atitlan por el terciario de lo que será el nuevo estadio (antes fue lo de Legends y el estudio geotécnico), la siguiente pregunta que el pueblo se puede llegar a plantear es... ¿y si Atitlan se lanza también hacia lo que puede y teóricamente debe ser algún día el solar de la avenida de Suecia?
Libertad VCF, el grupo más combativo que queda actualmente como oposición a Meriton, ya ha movido ficha en ese sentido y hasta le ha enviado a la firma valenciana un burofax advirtiéndole de lo indecoroso que podría resultar obtener unos «beneficios injustificados a costa del patrimonio del Valencia». Eso, sin ánimo de apretar las tuercas como sí hace por ejemplo con Meriton. «La presente misiva no pretende tener contenido disuasorio alguno, ni incidir directa ni indirectamente en las decisiones empresariales que libremente vds adopten, sino tan solo mostrar nuestra absoluta preocupación por la deriva económica, social y patrimonial de la entidad civil más importante de la comunidad valenciana y su supervivencia futura».
De todas formas, la cuestión con Atitlan es fácil planteársela. Estamos hablando de una zona, la que rodea al viejo coliseum, que desde el punto de vista urbanístico desborda todo lo que de atractivo uno pueda llegar a imaginar. Cuando el Valencia rozó la venta a futuro con ADU, el precio del metro cuadrado de la promotora para la colocación de las más de cuatrocientas viviendas que quería construir estaba situado en torno a los 4.000 euros. El euribor hace cuatro años estaba en negativo y sin embargo hoy se coloca en el 3,71%.
Estaríamos hablando de siete torres, de las cuales cinco de ellas correspondían a la Cooperativa que se formó para la ocasión mientras otras dos serían de propiedad del Ayuntamiento, el otro gran actor al que no hay que perder nunca de vista, sea quien sea el alcalde. Veintidós alturas para cada una de esas torres de pisos, con un jardín a dos niveles con 25.000 metros cuadrados.
Para completar lo que iba a ser la gran actuación urbanística de la ciudad de las últimas décadas, las administraciones públicas valencianas dieron el visto bueno también a la construcción de dos aparcamientos: uno privado, de 970 plazas, y otro público dotado con 1.939 plazas. Además, en el equipamiento del residencial estaban contempladas tres piscinas, un gimnasio, una sala de eventos y un recorrido exterior para los amantes del 'running'. Hasta se había trazado la posibilidad de un centro de salud y un centro docente. Y todo eso quedó reducido casi a la nada meses después, cuando la pandemia y la falta de empuje frenaron una iniciativa que en teoría iba a resolver todos los conflictos de presente y de futuro que el Valencia podía tener. La joya, en cualquier caso, sigue viva y a la espera.
Fue una de las proclamas que se las acabó por llevar el viento y que sólo permanecen en los recuerdos cuando se trata de calibrar lo que se dijo y lo que pasó. Peter Lim se iba a quedar la parcela del viejo campo por 150 millones de euros. Siempre y cuando, eso sí, no aparecía ningún comprador en los siguientes años. Comprador, en firme, nunca lo ha habido salvo la iniciativa de ADU, pero tampoco se ha visto al máximo accionista depositar esos 150 millones para hacerse con lo que sería el solar. Sobre esa cantidad estaba fijado el precio base. La idea era que una de las empresas de Lim se lo quedara en propiedad para revalorizarlo y obtener después el dinero invertido, destinando también al Valencia la cantidad que superara los 150 millones. Una fórmula beneficiosa a todas luces para el club que quedó archivada en el cajón de la publicidad engañosa. «Para fortalecer el patrimonio del Valencia pone a la venta la parcela de Mestalla. Si no hubiera ninguno que lo comprara el pondría 150 millones de una de sus empresas. ¿Qué significa? El Valencia vende la parcela y esos 150 millones ingresan como patrimonio para el Valencia CF», llegó a decir Aurelio Martínez en aquella famosa y sorprendente asamblea informativa que se celebró en Mestalla ante unos 7.000 aficionados. La ovación fue unánime, aplausos para Martínez y por supuesto para Amadeo Salvo.
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