
Lunes, 20 de agosto 2018
La derrota 7-0 ante el Karlsruher el 2 de noviembre de 1993 sumió al Valencia en el caos más absoluto. Baile de entrenadores y presidentes y un equipo que pasó ir líder en la Liga a navegar a la deriva. Una ambiente propicio para buscar calmantes de cara a la grada. Ese alivio tenía un nombre propio, Diego Ribera, un canterano con mimbres para tener una carrera formidable. El delantero, nacido en Riba-roja de Túria, se presentó en primera división con 16 años, 11 meses y 25 días. El 13 de febrero de 1994, Ribera apareció en el Heliodoro Rodríguez de Tenerife en el minuto 53 para sustituir a Carlos Arroyo. El Valencia cayó 1-0 (Dertycia) pero el valencianismo, en plena crisis, se agarró al chaval como una nueva esperanza.
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El uruguayo Héctor Núñez, que gobernaba el banquillo en su silla de enea con la ayuda de Mario Kempes, dio la titularidad al chaval a la siguiente jornada en Mestalla ante el Lleida (3-3). El canterano hizo un gran partido y depositó esperanza en la grada. Aquel fue el único encuentro de Diego Ribera como titular en el Valencia. Participó en cuatro partidos más de Liga y en algún amistoso. La situación engulló el futuro de aquel futbolista que estaba a un nivel superior entre los chicos de su generación. El Valencia no respetó su formación natural. Siguió su carrera en el Hércules, Figueres. Espanyol B, Recre, Córdoba, Sevilla, Jaén, Girona, Nàstic, Alicante, Ponferradina, Orihuela, Mazarrón y Riba-roja.
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